Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración? De Inmanuel Kant
Enviado por A_CH • 18 de Octubre de 2017 • Reseña • 1.245 Palabras (5 Páginas) • 420 Visitas
UNIVERSIDAD COLEGIO MAYOR DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
FACULTAD ESCUELA DE CIENCIAS HUMANAS
INTRODUCCIÓN A LAS ARTES LIBERALES
ANAMARÍA CARMONA HIGUERA
RESEÑA CRÍTICA- Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración? De Inmanuel Kant
¿Descubrimiento o estado alcanzado?
Inmanuel Kant (1724-1804) es considerado uno de los pensadores más influentes de la filosofía universal; entre sus obras se destaca Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica. Dentro de sus escritos se encuentra “Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración?” el cual se sitúa en el año 1784, retomando en este el concepto de la ilustración, texto que será tratado a continuación. El concepto de ilustración es desarrollado como “la salida del hombre de su condición de menor de edad (…) de su incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la guía del otro” (Kant, 1784). Esta idea se expone sobre la base del lema de la ilustración, siendo este ¡Sapere aude!, ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento!
De esto se desprende la tesis del texto, la cual busca definir qué es la ilustración. Para el desarrollo de tal punto se lleva a cabo un esbozo argumentativo mostrando los impedimentos para alcanzar la ilustración y tras ello se plantea la forma de alcanzarla. A lo largo del texto se contemplan conceptos como la libertad y el uso público y privado de la razón; esto lleva al planteamiento de un interrogante por parte del autor.
Antes de entrar en el desarrollo argumentativo del texto, es necesario definir según el autor, qué es la minoría de edad y por ende cuáles son las características de la mayoría de edad. Frente a esto, se puede comenzar mencionando que la minoría de edad, vista desde el autor, se caracteriza por la falta de decisión de valerse por la propia razón y autonomía de los individuos. Ahora bien, “la mayoría de edad posee dentro de sí la condición del hombre de pensar autónomamente, pese a la existencia de autoridades que imponen ideas y patrones de comportamiento” (Kant, 1784). Es decir valerse por su razón misma.
¡Es tan cómodo ser menor de edad! (Kant, 1784). Con esta frase se mencionan una serie de ideas en torno a esta comodidad y los impedimentos para alcanzar el uso pleno de la razón; frente a esto se tiene que la pereza y la cobardía son los dos principales impedimentos. En cuanto a la pereza se puede mencionar que el individuo posee herramientas que facilitan la realización de juicios y ejecución de acciones, es mucho más sencillo hacer lo que otros hacen sin cuestionamientos. Es por esto que los individuos no se ven obligados a abandonar el estado de minoría de edad, en consecuencia se encuentran a gusto en él.
Como se mencionó anteriormente la cobardía es el segundo factor que impide alcanzar dicha ilustración, ya que esta se siembra en los individuos, desde sus tutores, mostrando así que la mayoría de edad es un estado de peligro o amenaza frente al estado de minoría de edad; esto se debe a que es necesario realizar esfuerzos y razonamientos por sí solos, dejando a un lado la comodidad. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues, así como los animales, el ser humano aprendería a valerse por sí mismo; ya que como a los animales se les dieron garras, pelaje y colmillos para sobrevivir y que han evolucionado con el tiempo, el hombre fue dotado con su razón para el mismo fin.
Una vez hecha esta precisión, se plantea la idea de la necesidad de la libertad, libertad “de hacer siempre y en todo lugar uso público de la propia razón” (Kant, 1784). Desde las figuras de autoridad se limita la libertad de pensar y actuar; al usar de manera libre la razón se conduce a la ilustración. Para dar desarrollo a este punto, el autor ejemplifica por medio de tres casos: un oficial, un ciudadano y un sacerdote. Concretamente el oficial obedece a las órdenes, pero tiene la libertad de exponer las fallas que encuentre en el servicio militar; el ciudadano debe cumplir con la tributación, pero puede expresar públicamente la injusticia y abuso de dichos tributos. En estos dos casos es sencillo determinar el carácter público, sin embargo en el caso del sacerdote es más difuso, ya que debe servir a su congregación, pero a la vez razonar de manera propia y autónoma. Tras esto, es menester preguntar si este caso del sacerdote es aplicable en todas las prácticas religiosas, incluyendo el budismo; frente al cual la barrera de lo público y lo privado es difusa, ya que según los seis principios del budismo se debe actuar de la misma forma en ambos ámbitos.
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