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Robo En El Museo


Enviado por   •  3 de Febrero de 2014  •  Ensayo  •  1.238 Palabras (5 Páginas)  •  202 Visitas

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ROBO EN EL MUSEO

de Paula Marcón

Eran las 5 de la tarde cuando me encontraba fumando en la paz del silencio mientras leía el diario. Toda esa armonía se derrumbó cuando sonó el teléfono.

-¡Hola!, ¿señor Carlos Juan Martínez?- dijo una voz de hombre chillona y desesperada.

Por el nivel de tensión en su voz deduje que sería para resolver una incógnita.

-Sí, él habla, ¿En qué lo ayudo?

-Yo soy el director del museo “Arte para sentir” y quisiera contratar sus servicios

porque…

-Disculpe es que yo ya estoy retirado.

-Le pagaré $1000 si resuelve el caso, por favor.

-¿De qué se trata?- pregunté

-El asunto es que robaron un cuadro, muy valioso, y quisiera que lo pueda recuperar.

-Bueno, dígame cuando quisiera que nos juntemos para poder comenzar con la investigación.

-¿Puede ser ahora?

-De acuerdo- respondí.

Me alisté, me puse mi corbata azul y salí.

Cuando llegué, toqué el timbre de la gran reja verde y enseguida me encontraba en la habitación principal. Me atendió un hombre, supuse que era la misma persona con la que había hablado y no me equivocaba. Me mostró todo el lugar de los hechos.

-Muy bien, ¿Me puede presentar a los empleados que estuvieron ayer en el museo?

-Con mucho gusto- me respondió el director.

Fuimos al hall y ahí fueron pasando uno por uno.

El primero se llamaba Julián, el portero. Era alto, flaco, tenía barba y bigotes. El segundo se llamaba Juan, era petiso y gordo, tenía pelo marrón al igual que sus ojos. Lo que me hizo dudar de él fue su corte en la mano derecha; él era guía. El tercero se llamaba Lucas, era portugués, flaco y tenía bigotes; trabajaba como guardia del museo. En uno de sus zapatos tenía una mancha de pintura blanca en la punta. El cuarto se llamaba Leandro y era otro guardia. No me sacó los ojos de encima ni por un segundo.

Les pregunté a las empleadas de limpieza en qué estado se encontraba el lugar al cerrar y me dijeron que a la noche cerraban las cortinas verdes, se apagaban las luces y el dinero recaudado en el día se guardaba en la caja fuerte. También limpiaban todas las habitaciones. La limpieza se hacía todos los martes y jueves. Era viernes, por lo cual las habitaciones deberían estar totalmente limpias.

Les pedí a todos que se retiraran para poder comenzar con la inspección. En la sala del cuadro encontré una piedra de encendedor al lado de una puerta de hierro negra y muy reluciente. También encontré la cortina de la habitación a medio cerrar. Abrí la cortina y vi un vidrio rajado. Terminé la inspección.

Lo aparté al director y le pregunté si el vidrio de la habitación tenía una rajadura. Me respondió que no.

Al principio sospechaba de Juan y Leandro porque el primero tenía un corte en su mano y el segundo no paraba de mirarme. Julián no tenía ninguna muestra de culpabilidad, y

Lucas se podría haber manchado el zapato en cualquier momento, lo único raro era que tenía pomada cubriendo la mancha.

Luego llegó el momento de citarlos: Julián, el portero del lugar tuvo que ir a Mendoza para ver a su hija, así que según él, no estaba en ese sitio. Juan tampoco estaba porque no era su día de trabajo, además afirmó haber cenado con su esposa. Posiblemente pudo haber herido su mano con un cuchillo, mientras cocinaba. Además era un tajo chiquito, lo cual lo hacía más creíble.

Lucas parecía no tener justificativo. A la noche había estado de guardia, pero cuando fue al baño, quiso salir pero no pudo porque alguien

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