Se puede definir la causa material como el conjunto de contenidos que se transmiten de los educadores a los educandos, es el acto de educar es donde se transmiten contenidos
Enviado por Manfredo Garcia Escalante • 28 de Abril de 2017 • Resumen • 2.203 Palabras (9 Páginas) • 357 Visitas
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ANÁLISIS
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EL CONOCIMIENTO O DESCONOCIMIENTO DE LOS FINES DE LA EDUCACION
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El filósofo en el pórtico de su Ética Nicomaquea escribe: “Todo arte y toda investigación, lo mismo que toda acción y elección, parecen tender a un fin; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran.”
Rousseau ,en el Emilio el estado de bondad natural de la niñez, pretendía decir que el niño es naturalmente bueno, nace así y solamente el contacto con los adultos y su vivir inserto en la sociedad lo corrompen.
El niño es un ser humano que está en progreso, y como tal su proceso de madurez es teleológico y le conduce a la comprensión paulatina de su vida intelectual, moral y afectiva; todos estos aspectos encierran intencionalidad en mayor o menor medida, con lo que cualquier pretensión determinista desaparece.
La convicción de que sólo somos capaces de responder de manera mecánica o inconsciente a estímulos de índole diversa, sin una previa deliberación de nuestra parte.
No somos libres y el nivel de conciencia crítica que podamos tener está por debajo del umbral del hombre revolucionario, del hombre de vanguardia, del líder que no se conforma con este estado de cosas. [pic 3]
Otro matiz de la teología educativa habla de finalidades y fines de la educación es aquel en el que se centra a estos en la búsqueda y favorecimiento de la perfección humana, principalmente desde la perspectiva ética.
Las finalidades las describe al abrigo de los fines de la educación y constituyen un desglose de lo que se encuentra implícito en la expresión “fines de la educación”.
De las finalidades se mencionan dos de las que son relevantes: la conquista de la libertad interior y la dimensión político-social que desde la perspectiva pedagógica y ética se relacionan con la educación en la libertad y para la libertad, así como la intención de la sociabilidad humana inherente a la persona, cuya raíz más profunda emerge de su propio ser y de la espiritualidad que le corresponde.
LA PARACTICA EDUCATIVA Y SU VINCULACION CON LA TEORIA
El quehacer educativo se realiza de modo concreto y determinado, en un tiempo y espacio concretos, con personas concretas, en situaciones concretas.
La filosofía de la educación, al abordar la práctica educativa, se percata de que como tal y en sentido primario, hace referencia a la escuela, a ese lugar de trabajo y de ocio creativos, donde los seres humanos se hacen mejores personas, en mayor o menor medida. No es únicamente la escuela la que tiene a su cargo la responsabilidad educativa de los alumnos, quien lo pensara así, estaría en un error. La práctica educativa –tarea esencial del profesor- deviene en una praxis teleia acción libre verdaderamente formativa donde él y sus alumnos mejoren como personas, o bien, toma el camino de una práctica sin rumbo, cuajada de actividades y estreno de metodologías que conducen a la acción, a una acción instrumental con múltiples experiencias, pero que puede degenerar en activismo, en manipulación o en una práctica sin sentido.[pic 4][pic 5]
COMPETANCIAS O EXCELENCIA [pic 6]
La noción de la virtud es hablar de competencias que, de suyo, parece implicar eficacia, “saber hacer” aquello en lo que soy competente; la noción de virtud, en cambio denota un purismo que no está al alcance de todos, sino sólo de unos cuantos, con una visión encorsetada de la vida
Hay dos tipos de virtudes: las intelectuales y las morales. Las intelectuales, vinculadas al cultivo de la inteligencia; las morales referidas al ethos o carácter del ser humano. Son adquiridas porque requieren experiencia y tiempo, ejercicio y esfuerzo, para forjar el hábito que las caracteriza.
La forja de virtudes y competencias se vincula con la dimensión cualitativa del ser humano, por lo que hay que trabajar en su favorecimiento y cultivo, sin separarlas pero si distinguiéndolas, donde el fundamento antropológico de la noción de competencia es la virtud y la manifestación activa de esta es la competencia.
El cultivo de virtudes de la índole que sea, nos hacen mejores como personas, nos cualifican para bien porque, al ser un hábito adquirido, se convierte en una cualidad que perfecciona a través de la realización de los actos emanados de la virtud correspondiente; por ejemplo el hombre justo realiza, de manera natural –consciente y voluntariamente- actos de justicia y el hombre de manera cotidiana sonríe discretamente. [pic 7]
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