ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Siddharta era el hijo del Gramman


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2015  •  Reseña  •  4.230 Palabras (17 Páginas)  •  240 Visitas

Página 1 de 17

[pic 1][pic 2]

[pic 3]

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

        

        


INTRODUCCIÓN

Esta reseña está basada en el texto Siddharta del autor Hermann Hesse, así mismo la realizamos con el único objetivo de que los lectores se adentren en la historia y que conforme van leyendo lo vayan imaginando en su mente y que a su vez creen un mundo paralelo al nuestro. En el texto Siddharta  es el hijo del brahmán, él creció con su amigo Govinda; ambos se entrenaban en las lides de Ja. Siddharta era muy inteligente y todos lo amaban, a todos daba alegría y gozo, pero en él había un descontento, él parecía estar a menudo cerca del mundo celeste, pero nunca lo había alcanzado completamente, jamás había saciado la última sed. Cuando pasaron por la ciudad unos samanas, ascetas peregrinos, Siddharta le declaró a Govinda que se iba a ir con los samanas y este le pregunto si se lo permitiría su padre. Cuando Siddharta le comunicó a su padre que se iría de la casa, este después de un tiempo de silencio y con una profunda tristeza lo deja ir. A lo largo de la historia te adentraras más y más y si quieres saber el final te dejo la tarea de que la termines.


DESARROLLO

Siddharta era el hijo del Gramman, todos lo querían mucho, su padre se sentía muy orgulloso porque él era muy inteligente e incluso hacían sacrificios y oraciones juntos. Siddharta y Govinda crecieron juntos (Govinda amaba a Siddharta y ambos eran amigos desde niños).A pesar de tenerlo todo Siddharta no se sentía completamente satisfecho en su interior y cuando se quedaba mirando a la luna él veía un profundo vacío  e iniciaba una serie de pensamientos sobre todo lo que estaba a su alrededor e incluso llego a dudar que Prajapati era el creador del universo. Un día pasaron por la ciudad los samanas (estos eran como tribus que viajaban siempre y nunca se quedaban en un solo lugar). Por la tarde, después de la hora de contemplación Siddharta le dijo a Govinda que se iría por la mañana, después cuando Siddharta le comunicó a su padre lo mismo éste no se dio inmediatamente y se molestó un poco, pero después de un tiempo le dio permiso de ir, con la primera luz del día Siddharta abandonó la ciudad y después se le unió Govinda.

“Siddharta es de las personas que a pesar de tenerlo todo no goza de alegría ni de paz interior y en ocasiones piensa que la mayor parte de toda la inteligencia de la humanidad ya la sabe por lo que actúa un poco desconcertado y duda mucho de lo que sabe”.

Durante el viaje con los samanas Siddharta ayunó 14 días, 28 días, y así siguió por un largo tiempo; solo vestía con harapos debido a que le regaló su túnica a un pobre de la carretera. La mirada de Siddharta se tornaba fría cuando una mujer cruzaba por su camino; su boca expresaba desprecio, cuando atravesaba la ciudad con personas vestidas elegantemente. Y todo ello no era digno de la mirada de sus ojos, todo aparentaba tener sentido, felicidad y belleza, mas, sin embargo, todo era ignorancia y putrefacción. Siddharta deseaba morirse para alejarse de sí mismo, ese era su único objetivo. Él aprendía a tranquilizar el latido de su corazón con el aliento, aprendía a disminuir los latidos de su corazón hasta que eran mínimos, casi nulos. Estudió mucho con los samanas y aprendió a andar por diversos caminos para alejarse del yo. Siempre estuvo con él Govinda que era como su sombra, iba por los mismos caminos, se sometía a los mismos ejercicios. Govinda le decía a Siddharta que él sería un gran samana, que sería un santo; pero Siddharta le respondía: “lo que hasta el día de hoy he aprendido de los samanas, lo hubiera podido aprender más rápidamente y con mayor sencillez en otro lugar.

Cuando los jóvenes hacía ya aproximadamente tres años que vivían con los samanas les llegó de lejos algo así como una leyenda sobre un hombre llamado Gotama que en su persona había superado el dolor y que poseía la máxima ciencia, recordaba sus vidas pasadas, había alcanzado el Nirvana y jamás volvería al ciclo, jamás se hundiría de nuevo en la turbia corriente de las configuraciones. Govinda le contó a Siddharta de Gotama y este le hizo saber al más anciano samana su decisión de abandonarles, con esto el samana se enfureció porque los jóvenes le querían abandonar, y empezó a vociferar y a maldecir; Siddharta se colocó ante el samana y concentró su alma, el anciano enmudeció y sus ojos se quedaron fijos, su voluntad paralizada, sus brazos relajados e impotentes junto a su cuerpo: había sido vencido por el hechizo de Siddharta; el anciano se inclinó varias veces, hizo gestos de bendición y pronunció vacilante un piadoso deseo para el viaje. Y los jóvenes replicaron agradeciendo las reverencias: devolvieron el deseo, y tras saludar, se marcharon.

“está bien que cada quien busque su camino donde le plazca y eso es lo que sucede en la realidad con la juventud actual porque piden ser independientes de sus padres, más no saben a todo lo que se van a enfrentar y aun así toman los riesgos”.

En la ciudad de Savathi todos conocían a Gotama, cerca de la ciudad estaba su lugar favorito: el bosque Jatavana; que le había sido regalado por Anathapindika un admirador del majestuoso. Hacía esa ciudad se dirigían Siddharta y Govinda, le preguntaron a una mujer que les dio de comer donde se hallaba el buda porque querían escuchar la doctrina de sus labios, ella les dijo que se encontraba en el jardín de Anathapindika, esto alegro mucho a Govinda; la mayoría de los monjes que salían del lugar llevaban consigo un plato de limosnas, también el mismo buda solía pedir limosna por la mañana. Ese hombre era un santo, pues Siddharta jamás había admirado y amado tanto a un hombre como aquél. Por la noche escucharon la doctrina de Gotama y vieron que su oración era sencilla, decía que la vida era el dolor, pero había encontrado la liberación de esta en su doctrina. Al término de su oración Govinda se acercó y pidió que le aceptasen entre los discípulos, y fue admitido; cuando el buda ya se había retirado Govinda le dijo a Siddharta que Gotama lo había aceptado entre ellos e invitó a Siddharta a refugiarse en la doctrina de Gotama y Siddharta le decía que se quedara contento, que la doctrina de Gotama es muy buena. De madrugada uno de los antiguos monjes pasó por el jardín y llamó a todos los novicios para ponerles sus vestiduras amarillas e instruirlos. Poco después de esto Gotama pasó delante de Siddharta y Siddharta le dijo que no se podía ir sin antes decirle sus pensamientos e inició, Gotama lo escucho en silencio y cuando este finalizó él le dijo que la doctrina que había escuchado no era la opinión de Gotama, ni su objetivo era explicar el mundo a los que quieren saber, su fin era la redención de los sufrimientos; entonces Siddharta le dijo que se iba, no para buscar una doctrina mejor, sino para olvidar a todas ellas y a todos los profesores, y que a menudo recordaría ese día y la hora en que sus ojos vieron a un santo.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (22 Kb) pdf (178 Kb) docx (308 Kb)
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com