Sin Ver Para Creer

SIN VER PARA CREER

A lo largo de los años han existido muchas civilizaciones, algunas magníficas han logrado conquistar muchos territorios, otras han logrado unificar ideales intelectuales, unas han sobresalido por sus riquezas y otras han carecido de recursos para sobrevivir; estas grandes o pequeñas poblaciones han tenido algo en común y es la manera en que está estructurada su sociedad: política, social, económica y culturalmente. Y de ello ha dependido de manera preponderante su estabilidad y desarrollo.

Actualmente en México, se habla de reformas, de cambios sociales, de mejora en la economía y fomento total de la cultura, ¿realmente esto es cierto? ¿Podremos creer todo lo que nos dicen los medios de comunicación como la televisión, el periódico, y la radio? ¿Nuestro gobierno verdaderamente está acabando con la delincuencia y con toda la inseguridad que asola a nuestro país desde hace tantos años?

A través de los distintos momentos de socialización en grupo pude constatar que la preocupación es compartida con mis compañeros tras coincidir en que la sociedad padece en su estructura desde los pequeños municipios hasta la ciudadanía entera del país.

En una primera instancia, la mayoría concordamos en que la política deshonesta y corrupta ha malogrado el desarrollo de nuestras comunidades por el trabajo inadvertido de las obras públicas llevado a cabo por sus representantes; que en la economía el comercio no tiene el mismo éxito a años atrás, que puede haber empleo pero aun así es mal pagado; coincidimos en que los estratos sociales cada vez son más diferenciados y que la inseguridad ha empeorado día con día y sin embargo nos hemos familiarizado con ello; los valores van decayendo a pasos agigantados y la poca cultura que se fomenta en nuestras poblaciones es ignorada por personas que prefieren recrearse en otras actividades de ocio popular.

A través de la opinión grupal se ratificó que nuestra sociedad se ha fragmentado, la ingobernabilidad ha afectado a nuestra sociedad profundamente y nuestro entender, la falta de valores es el inicio y el fin de los por qués cuando intentamos explicarnos cómo hemos llegado a éste punto de convivencia. Por otra parte, la inseguridad que vivimos es claramente efecto de una decadencia contagiosa que ha desestabilizado hogares y sociedades enteras; ya no nos impacta el ratero, el descabezado y el mutilado; observar a los militares y federales en plenas avenidas principales nos resulta común y todavía nos atrevemos a pensar que mientras no se metan con nosotros, no nos afecta. Error, TODO nos llega de rebote.

La única conclusión realmente cierta a la que he podido llegar es que, nuestra sociedad y los sueños del idealismo social, son tan complejos y relativos que resulta imposible deducir verdades de sus entrañas. Con esto, no muestro mi oposición a estos

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