Sobre Lo Bueno Y Malo

La valoración positiva o negativa de una determinada idea, acontecimiento, hecho, conducta de acción y/o conducta de omisión se constituye a partir de dos factores: Uno interno, que obedece al yo subjetivo (escala de valores y concepción personal del individuo); y otro externo, que es el que, en la mayor parte de los escenarios sociales, termina siempre por someter al factor interno bajo normas morales establecidas dentro de la sociedad, en función a su propia escala de valoración colectiva, idioscincracia, al orden público imperante y las costumbres que son practicadas por el sector dominante.

La dualidad conformada por "bien y mal" que los individuos usamos tanto al evaluar nuestro actuar como al emitir juicios de valor sobre cualquier tópico, no es sino un mero constructo que surge a partir de la interacción humana y de la confrontación producida entre las múltiples perspectivas antagónicas que poseen los miembros de una colectividad, que luego, a su vez, derivarán en el establecimiento consensuado de paradigmas o arquetipos de aquello que deberá tomarse "a priori" por bueno o malo, ético o anti ético, moral o inmoral. Así pues, lo que un grupo social minoritario pueda considerar "bueno" para sí, para la mayoría domintante pueda que, al mismo tiempo, ello sea categorizado como "malo" al resultar contrario a sus intereses, a su propio sistema de valores, idioscincracia y costumbres.

Frente a lo ya dicho, en un escenario conformado por sectores antagónicos en constante tensión, se presentan 3 caminos en la interrelación de los mismos: O bien aquella minoría se allana y somete por completo al sistema del otro, o lucha y logra superponer frente a lo ya establecido parte de su escala de valores que deberá ser tolerada por el resto, o en contraposición y por medio de la lucha de clases y contrarios, la minoría rompe el status quo y se alza como el nuevo grupo dominante imponiendo así sus propias concepciones, e incluso, asimiliando o desechando- en todo o en parte- las sostenidas por su predecesor.

De cualquier modo, es este dinamismo dialéctico y esta mutabilidad, característicos del devenir histórico, los que han hecho y hacen posible que ciertas acciones, ideas y concepciones, mantengan una fluctuante y variable posición respecto al lugar que ocupan en el espectro de "lo bueno" y "lo malo", lo cual les ha ido permitiendo situarse en uno u otro extremo dentro de los diversos grupos humanos existentes a lo largo y ancho del mundo y sus épocas.

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