Socrates

Sobre el surgimiento del Estado, Sócrates argumenta que este se funda a partir del asociación de los hombres para abastecer sus necesidades.

Continúa justificando que cada persona posee un dote natural para realizar una determinada tarea, y por eso es necesario agruparse unos con otros para así facilitar sus estilos de vida. A medida que esto va sucediendo se va consolidando poco a poco el Estado, y así también la justicia y la injusticia que nacen junto a él.

Estas personas, miembros de la comunidad conformada, que, como bien se dijo, poseen diferentes dotes, se organizan de manera que cada uno pueda ejercer solamente el trabajo para el que es idóneo, en el momento oportuno y afín a las aptitudes naturales; de esta forma es liberado de las demás ocupaciones, la cuales serán tarea de otro individuo.

Para este ordenamiento del Estado, se requiere un número elevado de individuos que cooperen con él ya que existen infinitas necesidades que abastecer. Al mismo tiempo, al sumar personas para realizar las distintas labores, aumenta la cantidad de consumo, por lo cual se deben incorporar más hombres para cada servicio.

Sócrates lo define como el Estado ideal: una comunidad autosuficiente donde se practica la ayuda mutua, con el objetivo de acceder a mutuas ventajas.

b) Glaucón denomina “la ciudad de los cerdos” a este modelo ideal, propuesto por Sócrates, por la carencia de civilización de la misma, ya que afirma que allí solo se cubren las necesidades materiales básicas como la vivienda, alimento, salud, trabajo, mediante la colaboración recíproca de los habitantes.

En la Ciudad de los Cerdos, cada persona se dedicará de manera natural y espontánea a aquella tarea para la que tenga mayor aptitud e intercambiarán su producción unos con otros para que todos puedan cubrir sus necesidades básicas. De esa manera, cada individuo trabajará en beneficio de la comunidad y, al mismo tiempo, trabajará en su propio beneficio.

Lo que Glaucón reclama es la falta de artes, cosméticos, exquisiteces, esclavos y demás lujos a los que los seres humanos estamos acostumbrados.

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