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Sofocles Y La Tragedia


Enviado por   •  9 de Octubre de 2012  •  2.227 Palabras (9 Páginas)  •  478 Visitas

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Introducción:

Para la monografía presente me he propuesto trazar como sesgo fundamental el tema de la tragedia en la antigua Grecia, exponiendo sus características, su contribución al arte, y el importante papel que ocupaba en la polis democrática. Fundamentalmente voy a tomar como dramaturgo a Sófocles y las innovaciones que impuso en la tragedia griega respecto de Esquilo. Las obras que voy a considerar exponer son Antigona y Edipo Rey.

Desarrollo:

El teatro griego era un aglutinamiento de diversas manifestaciones de arte, como son la danza, la literatura, la música, el mito, la escenografía y la representación, escrupulosamente guiado por expertos, básicamente era como un proceso pedagógico, catártico y vivencial. Su grandeza e importancia puede medirse en la calidad de los dramaturgos que han propagado esta religión dionisíaca encarnada en disciplina artística.

Según Aristóteles el nacimiento de la tragedia proviene de una doble naturaleza contradictoria: la tragedia tendría por un lado un origen serio, pues procedería de la evolución de las antiguas composiciones en honor de Dionisio, y, por otro lado, también procederían del género satírico, lo que supone decir que tendría origen en un elemento burlón. Los seguidores de esta tesis afirman que las tragedias tuvieron su origen en los primitivos cantos que celebraban la muerte y resurrección anual de Dionisio

Desde los tres grandes dramaturgos o trágicos de la cultura clásica griega, Esquilo, Sófocles y Eurípides, se podría afirmar que el drama nace con Sófocles, pues los autores anteriores son creadores de tragedias.

Sófocles como dramaturgo se dio a conocer hacia 468 a.C., teniendo 28 años, al vencer a Esquilo en la competición en honor a Dionisio, a partir de entonces comenzó una brillante carrera como escritor, en la que destacó su magnificente creatividad, guiado por los pilares fundamentales del pensamiento mítico, un fuerte sentimiento religioso y un marcado anhelo de superación espiritual de la humanidad. El drama de Sófocles puede verse como si fuera una metáfora sagrada, vinculada a la enseñanza dionisiaca donde se mezclan alegrías, tristezas y aconteceres de la vida, y además nos señala un sendero mas allá del dolor, la esperanza y los pesares, todo guiado por la mesura y la divina proporción tutelada por Apolo, de ahí la importancia del papel que juega en su obra el oráculo y el adivino.

Volviendo a Aristóteles, el considera a Sófocles como uno de los autores que dignifican con su arte la condición humana, ya que existe un elemento muy importante en las obras de Sófocles y este es el papel de arquetipo humano que encarnan los personajes principales, que se hace evidente ya que todas sus obras llevan por titulo el nombre del personaje principal.

En Edipo rey se puede observar como entra en juego el papel de la agnanoresis, es decir la autorevelacion, y la ironía trágica, la cual subraya el efecto de oposición de dos situaciones. Se observa en primer momento a Edipo enaltecido como rey, esposo y padre, y poseedor de una sapiencia que pudo dar por tierra los terribles flagelos que producía la esfinge; hasta que se encuentra con su verdad, que al comienzo es negada con total sobriedad y hasta acusando de traición a su cuñado Creonte y al adivino Tiresias, luego se nota como empieza a tomar en cuenta los hechos que se le habían presentado en su devenir, es decir, el cruce y el enfrentamiento con Layo, y principalmente lo que alguna vez le había confesado el oráculo de Delfos acerca de que le daría muerte a su padre, desposaría a su madre y engendraría hijos del mismo vientre de donde nació; para que por fin caiga en cuenta de que se había equivocado al huir de corinto, puesto que allí no residía su verdadero padre y al que temía dar por muerto, si no que su destino ya estaba señalado de antemano y ya se había cumplido aquello vaticinado por el oráculo, es en ese momento en que Edipo se encuentra con su madre y esposa ahorcada en el palacio, y entra en crisis consigo mismo resignando volver a ver aquello que no podía volver a mirar.

Sófocles plantea en su obra que las leyes que dan los dioses dan terribles venganzas contra quien las quiebra, sin embargo a pesar del fatídico devenir que se le presenta a Edipo, introduce un elemento de grandeza para con el protagonista en el momento mismo en que este, negado a volver a contemplar las atrocidades que el cometió se perfora los ojos y acepta ante Creonte el duro camino del destierro.

Por otro lado la fábula que se plantea en Antígona descansa en la confrontación de la razón de la verdad y la razón de la política en su máxima expresión.

La heroína Antigona, hija de Edipo y Yocasta, acompañó a su padre cuando éste, al descubrir el crimen y el incesto que había cometido, partió hacia el exilio después de arrancarse los ojos. Se refugiaron en Colona, un pueblecillo de Ática, donde la muerte trajo finalmente la paz a Edipo. Antígona regresó entonces a Tebas, la cual se encontraba sitiada por uno de sus hermanos, Polinices, y defendida por el otro hermano, Eteocles. En la guerra que estos mantienen se dan muerte los dos, ante esto el Rey Creonte decide darle a Eteocles, defensor del trono los honores que correspondían a los héroes que mueren por la patria; y que Polinices, que murió defendiendo el bando de los sitiadores, sea dejado insepulto sobre la tierra, para que, en memoria de su enemistad con los tebanos, se pudra al sol y sea devorado por los buitres. Las tradiciones griegas establecían el deber sagrado de sepultar a los muertos, señalando que en caso contrario el alma del difunto vagaría eternamente sin reposo y nunca podría acceder al reino de las sombras. Contradiciendo el dictamen de Creonte, Antígona es sorprendida por los soldados que el mismo había colocado en el monte para que vigilen el cumplimiento de su decreto: pena de muerte a quien entierre a Polinices. Capturada Antigona es llevada ante la presencia de Creonte quien la increpa por su desobediencia y es el momento de la obra en donde Sófocles hace chocar la ley natural, la piedad familiar de Antígona, con la voluntad personal y arbitraria del tirano, la ley de la ciudad. Creonte pronuncia su sentencia de muerte y Antígona es condenada a ser enterrada viva en una cueva, sobre la montaña. Hemón, hijo de Creonte, que amaba a Antígona, en el momento en que va a libertarla, la encuentra ahorcada, ante esto, se traspasa el corazón; mientras, su propia madre, la reina Eurídice,

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