Sócrates Y Jesús
Enviado por Gabrielabelloni • 10 de Junio de 2013 • 1.021 Palabras (5 Páginas) • 508 Visitas
Diferencia Entre Sócrates Y Jesús
SOCRATES Y JESUS
Ninguno de los dos escribió nunca una palabra. Sócrates es un relato de Platón; Jesús, de Lucas, Marcos y Mateo. Jesús fue el profeta por excelencia, el que sabía todo, el que podía decir lo que nadie podía, el que hablaba del mañana y de los cielos, el que exigía que le creyeran sin razonamientos:
Sócrates, en cambio, era la duda sistemática, el que no creía en sus dichos más que en los ajenos: “Ustedes no me creerán, pero la forma más alta de la excelencia humana es cuestionarse a uno mismo y a los demás”, dice Platón que dijo. Jesús, coherente, desparramaba su saber absoluto en discursos y parábolas, lo impartía; Sócrates, también, buscaba el aprendizaje a través del intercambio, del diálogo.
Jesús dictaba reglas sobre cómo hay que vivir; Sócrates insistía en que cada cual se buscara sus reglas –mientras no rompiera las de la sociedad donde vivía.
Jesús funcionaba según leyes que sólo se aplicaban a él, y desafiaba las leyes naturales –supuestamente– naciendo de una virgen, resucitando lázaros, convirtiendo panes en peces, agua en vino, la muerte en vida eterna: haciendo lo que nadie más podría, estableciendo una jerarquía absoluta donde solo él tenía el poder de todo eso, donde él, como hijo de Dios y dios a su vez, había condescendido a salvarnos pero estaba claramente por encima de todos.
Sócrates no hacía nada distinto de nadie salvo tratar de pensar –que, curiosamente, está al alcance de cualquiera– y descubrir que sólo era un poco más sabio que sus vecinos porque él, al menos, sabía que no sabía; nunca dejaba de decir que era un hombre común, un ciudadano, y aceptó las leyes de la ciudad hasta tal punto que decidió cumplir con su condena a muerte. Jesús pudo decir que era un dios o el hijo de un dios o por lo menos el rey de los judíos, formas extremas del poder; Sócrates nunca quiso ser más que un artesano que conversaba con sus amigos y paisanos y no se privaba de decir lo que pensaba, aunque eso molestara. Uno, la institución de un poder sin crítica posible; la crítica constante del poder, el otro.
Son diferencias entre dos hombres antiguos que murieron a manos del Estado porque hablaban y decían cosas raras. Nos queda el juego de pensar qué sería de nosotros, cómo habría sido nuestra historia y nuestra civilización si, en lugar de recordar al palestino, en un día como hoy recordáramos al griego: si no pensáramos que es mejor un dios, un ser omnipotente al que hay que seguir y obedecer a ciegas que un hombre con quien charlar para buscar, a tientas, juntos, ideas nuevas y mejores.
Siempre me ha parecido más interesante, más convencida, más atrayente la muerte de Sócrates. La de Jesucristo también, pero explicaré algunos motivos por las cuales la muerte de Sócrates me parece, decididamente, más relevante:
-Cuando fue acusado, Sócrates asumió su propia defensa, con argumentos quizá no sólidos, pero coherente con su pensamiento. Cuando fue acusado, Jesucristo se entregó a la
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