Teorias Del Placer
Enviado por kingclown • 28 de Marzo de 2014 • 3.568 Palabras (15 Páginas) • 339 Visitas
Epicuro
Un filósofo griego, fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Los aspectos más destacados de su doctrina son el hedonismo racional y el atomismo.
Defendió una doctrina basada en la búsqueda del placer, la cual debería ser dirigida por la prudencia. Se manifestó en contra del destino, de la necesidad y del recurrente sentido griego de fatalidad. La naturaleza, según Epicuro, está regida por el azar, entendido como ausencia de causalidad. Sólo así es posible la libertad, sin la cual el hedonismo no tiene motivo de ser. Criticó los mitos religiosos, los cuales, según él, no hacían sino amargar la vida de los hombres. El fin de la vida humana es procurar el placer y evadir el dolor, pero siempre de una manera racional, evitando los excesos, pues estos provocan un posterior sufrimiento. Los placeres del espíritu son superiores a los del cuerpo, y ambos deben satisfacerse con inteligencia, procurando llegar a un estado de bienestar corporal y espiritual al que llamaba ataraxia. Criticaba tanto el desenfreno como la renuncia a los placeres de la carne, arguyendo que debería buscarse un término medio, y que los goces carnales deberían satisfacerse siempre y cuando no conllevaran un dolor en el futuro. La filosofía epicureísta afirma que la filosofía debe ser un instrumento al servicio de la vida de los hombres, y que el conocimiento por sí mismo no tiene ninguna utilidad si no se emplea en la búsqueda de la felicidad.
Filosofía
Consta de tres partes: la Canónica, que se ocupa de los criterios por los cuales llegamos a distinguir lo verdadero de lo falso; la Física, que estudia la naturaleza; y la Ética, que supone la culminación del sistema y a la que se subordinan las dos primeras partes.
Canónica
La canónica es la parte de la filosofía que examina la forma en la que conocemos y la manera de distinguir lo verdadero de lo falso.
La sensación es la base de todo el conocimiento y se produce cuando las imágenes que desprenden los cuerpos llegan hasta nuestros sentidos. Ante cada sensación, el ser humano reacciona con placer o con dolor, dando lugar a los sentimientos, que son la base de la moral. Cuando las sensaciones se repiten numerosas veces, se graban en la memoria y forman así lo que Epicuro denomina las "ideas generales" (diferentes a las platónicas
Física
Según la física de Epicuro, toda la realidad está formada por dos elementos fundamentales. De un lado los átomos, que tienen forma, extensión y peso, y de otro el vacío, que no es sino el espacio en el cual se mueven esos átomos.
Las distintas cosas que hay en el mundo son fruto de las distintas combinaciones de átomos. El ser humano, de la misma forma, no es sino un compuesto de átomos. Incluso el alma está formada por un tipo especial de átomos, más sutiles que los que forman el cuerpo, pero no por ello deja el alma de ser material. Debido a ello, cuando el cuerpo muere, el alma muere con él.
Esta concepción atomista procede de Demócrito, pero Epicuro modifica la filosofía de aquél en aspectos importantes, pues no acepta el determinismo que el atomismo conllevaba en su forma original. Por ello, introduce un elemento de azar en el movimiento de los átomos, llamado clinamen, una desviación de los átomos en su caída en el vacío, es decir, una desviación de la cadena de las causas y efectos, con lo que la libertad queda asegurada.
Ética
La ética, como ya se ha dicho, es la culminación del sistema filosófico de Epicuro: la filosofía tiene como objetivo llevar a quien la estudia y practica a la felicidad, basada en la autonomía o autarquía y la tranquilidad del ánimo o ataraxia. Puesto que la felicidad es el objetivo de todo ser humano, la filosofía interesa a cualquier persona, independientemente de sus características (edad, condición social, etc.).
La ética de Epicuro se basa en dos polos opuestos: el miedo, que debe ser evitado, y el placer, que se persigue por considerarse bueno y valioso.
Los cuatro miedos
La lucha contra los miedos que atenazan al ser humano es parte fundamental de la filosofía de Epicuro; no en vano, ésta ha sido designada como el "tetrafármaco" o medicina contra los cuatro miedos más generales y significativos: el miedo a los dioses, el miedo a la muerte, el miedo al dolor y el miedo al fracaso en la búsqueda del bien.
Si bien Epicuro no era ateo, entendía que los dioses eran seres demasiado alejados de nosotros, los humanos, y no se preocupaban por nuestras vicisitudes, por lo que no tenía sentido temerles. Por el contrario, los dioses deberían ser un modelo de virtud y de excelencia a imitar, pues según el filósofo viven en armonía mutua, manteniendo entre ellos relaciones de amistad.
En cuanto al temor a la muerte, lo consideraba un sin sentido, puesto que “todo bien y todo mal residen en la sensibilidad y la muerte no es otra cosa que la pérdida de sensibilidad”. La muerte en nada nos pertenece pues mientras nosotros vivimos no ha llegado y cuando llegó ya no vivimos.
Por último, carece también de sentido temer al futuro, puesto que: “el futuro ni depende enteramente de nosotros, ni tampoco nos es totalmente ajeno, de modo que no debemos esperarlo como si hubiera de venir infaliblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera de venir nunca”.
El placer y la felicidad
Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer. Este punto de su doctrina ha sido a menudo objeto de malentendidos, pese a que Epicuro hace una cuidadosa categorización de los placeres, indicando cuáles son recomendables y cuáles no.
En efecto, Epicuro señala que existen tres tipos de placeres:
• Los naturales y necesarios: las necesidades físicas básicas, alimentarse, calmar la sed, el abrigo y el sentido de seguridad.
• Los naturales e innecesarios: la conversación amena, la gratificación sexual y las artes.
• Los innaturales e innecesarios, que considera superfluos: la fama, el poder político o el prestigio.
Epicuro formuló algunas recomendaciones en torno a todas estas categorías de deseos:
• El hombre debe satisfacer los deseos naturales necesarios de la forma más económica posible.
• Se pueden perseguir los deseos naturales innecesarios hasta la satisfacción del corazón, pero no más allá.
• No se debe arriesgar la salud, la amistad, la economía en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario, pues esto sólo conduce a un sufrimiento futuro.
• Hay que evitar por completo los deseos innaturales innecesarios, pues el placer o satisfacción que producen es efímero.
También distinguía entre dos tipos de placeres, basados en la división del hombre en dos entes
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