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Un Mundo Con La Presencia De Dios


Enviado por   •  21 de Junio de 2015  •  1.467 Palabras (6 Páginas)  •  146 Visitas

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UN MUNDO CON LA PRESENCIA DE DIOS

INTRODUCCIÓN

En un mundo donde las fuerzas técnicas están en constante movimiento, las interrelaciones planetarias son cada vez más comunes, las consecuencias de la economía real de una actividad financiera mal utilizada, los imponentes flujos migratorios que no son controlados, la explotación sin reglas de los recursos naturales, que aquejan al mundo, hace que reflexionemos sobre el proceso llamado globalización y también sobre la postmodernidad. Planteando si ¿Podemos convertir este mundo a uno con la presencia de Dios? Sería la medida para solucionar estos problemas que actualmente se están dando.

Para convertir el mundo a uno donde halla la presencia de Dios se debería retomar estos fundamentos y aplicarlas, estos fundamentos son los siguientes:

1. La caridad en la verdad.

2. Amor como pieza fundamental.

3. Desarrollo íntegro del ser humano.

Ambos juntos (1 y 2), relacionándose entre sí van a lograr un desarrollo íntegro del ser humano (3). Este desarrollo si pone atención a la vida espiritual donde uno tendrá una experiencia con Dios en su fe, se dará una fraternidad espiritual en Cristo, una confianza y misericordia divina de amor y perdón de renuncia a uno mismo, al renunciar a uno mismo, se puede acoger al prójimo y ahí es donde se da sentido a la justicia y la paz.

Al darse un desarrollo íntegro en cada ser humano, se podrá dar el desarrollo de manera correcta en los pueblos, pero esta vez en un mundo donde Dios no ha sido dejado de lado, se dará un desarrollo igualitario que era lo que prometía la globalización, y que no se dio por que solo se tomó en cuenta un ámbito de la vida del ser humano, la económica, dejando de lado lo que verdaderamente es importante.

Actualmente nos encontramos en un mundo postmoderno, una de las tantas consecuencias es que todo ha sido relativizado y una de ellas que se encuentra relativizada es la verdad, pero en sí cual es problema de que se haya relativizado la verdad.

Muy simple sin verdad, no hay confianza, no hay amor verdadero, no hay conciencia y no hay responsabilidad social, esto conlleva a que la actuación social este guiada por los intereses privados y de lógicas de poder. El gran desafío de la iglesia actualmente es el amor en la verdad, la fidelidad al hombre exige la fidelidad en la verdad que es la garantía de la libertad.

La verdad es la luz que da sentido y valor a la caridad, sin verdad, la caridad cae en el sentimentalismo (subjetivo) donde no hay lugar en Dios, por lo tanto el amor sería un vacío. Este es el riesgo del amor en una cultura sin verdad. Dios es amor y verdad absoluta, ya no sería posible.

Por eso debemos volver a la verdad, ya que nos permite llegar más allá de las determinaciones culturales e históricas y apreciar el valor y la sustancia de las cosas, además de abrir y unir el intelecto con el amor. Volver a la verdad es volver a tener la capacidad para autentificarse e intervenir en la vida social, hay que volver a la verdad para también volver a la caridad.

¿Por qué volver a la caridad?, muy simple Benedicto XVI en la encíclica Caritas In Veritate nos dice:

“Todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere forma por ella, y a ella tiene todo. La caridad es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, es su promesa y nuestra esperanza”.

Los seres humanos en lo que concierne a su acción moral, están basados en dos criterios: la justicia y el bien común. Estos dos criterios también son la base para el desarrollo de comunidades, se relaciona con la caridad, ya que quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos, ya que caridad exige justicia, reconociendo y respetando los derechos del ser humano y del pueblo.

En la caridad también se encuentra el amor como un valor trascendente y fundamental para encontrarnos con Dios, al momento de encontrarnos con Dios en nuestra fe, permite al ser humano reconocer en el prójimo la imagen divina, llegando a descubrir verdaderamente y a madurar un amor que trata más que todo en preocuparse por el otro. Amar a alguien es querer su bien y trabajar por él. Junto al bien individual está el bien común, que se trata de luchar por las exigencias de justicia y caridad. No ver al hombre como una simple máquina que produce sino ve lo que realmente es, su singularidad.

En el amor de Dios el hombre se va en busca del bien de todos. Dios le da la fuerza para

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