Un Reino Marchito

Érase una vez, una princesa, de nombre Clavel, que vivía en un reino muy lejano. Se aproximaba su cumpleaños #18, por lo que sus padres, los reyes Fausto y Linia, decidieron festejarlo una fiesta a lo grande, invitando a todo el reino. Esta familia gobernaba miles de hectáreas de flores, eran hadas; pero como en toda monarquía, esta familia real se encargaba de cuidar el bienestar del pueblo.

Cierta mañana, la reina Linia fue a la alcoba de la princesa para una prueba de vestuario para la fiesta, pero para su sorpresa, la princesa no estaba... lo único que había sobre su cama era una nota que decía:

"Queridos padre y madre... he decidido partir de este reino, en busca de aventuras, diversión, y de un amor. No se preocupen por mi, pues vean que voy con bien, con el suficiente polvillo de hada para sobrevivir muchas temporadas... con cariño, Clavel".

La madre devastada dirigiose inmediatamente a contarle , lo ocurrido al rey, por lo que éste, apresuróse mandó una escolta de hagas guardianes a buscar a la princesa perdida.

Un mes fue lo que Clavel pasó volando por nuevos mundos, hasta llegar al mundo de las luciérnagas; un reino donde hadas mágicas producen luz con lágrimas de los pétalos de las flores, y brindan brillo a todas las luciérnagas.

Clavel llegó casi inconsistente, donde sin pensarlo, cayó repentinamente dormida bajo la sombra que brindaba una torre abandonada...

Para su asombro, Clavel despertó en un palacio lleno de luces multicolor; parecía como si a  mil flores les hubieran quitado el color, y lo hubieran derramado sobre aquel castillo.

La princesa había sido acogida por el príncipe Richard. Al volver en sí, Clavel se dirigió con el príncipe para agradecerle su hospitalidad. Éste la invitó a tomar el té, cuando de pronto una mariposa mensajera trajo un aviso urgente al príncipe.

El aviso era una invitación al funeral de los reyes Fausto y Linia, que consecuente a la desaparición de su hija, perdieron la magia que había en el reino, haciendo marchitarse cada flor viviente, sin permitirles producir polvillo de hadas (polen) para poder subsitir, el pueblo estaba en decadencia.

Al leer esto, Clavel quiso volar inmediatamente a su reino para ver la situación, pero Ricardo gallardamente la detuvo para contarle una anécdota; al parecer a él le había ocurrido la misma historia, y su pueblo había sufrido la misma tragedia...

Olvidándose de sí, Clavel anciosa pidió la forma de salvar a su reino.

El príncipe le dijo que u  gran mago lo instruyó para realizar la "salvación del corazón", la cual consistía en viajar a la luna y llevar restos del pueblo destruido, ofrecer dar el alma por el pueblo y jurar lealtad al reino.

Dispuesta a entregarlo todo, Clavel partió hacia la luna, con flores marchitas de su pueblo y con el príncipe. Hizo los pasos instruidos, cuando de repente,

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