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Vallejo


Enviado por   •  2 de Octubre de 2012  •  Tesis  •  799 Palabras (4 Páginas)  •  474 Visitas

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CACA alguien sabe que es caca caca es caca y punto caca, mierda, insulto fonema musical e literario.

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… Yo no sé!

En esta primera estrofa, Vallejo nos habla de las grandes desgracias de la vida. Aquellas tragedias que sólo podrían explicarse como el resultado del odio de Dios. Vallejo no se refiere a las cachetadas que día a día nos brinda la suerte, pues la mención de Dios indica que estos golpes bajos que menciona el poeta parecen más el producto de toda una confabulación del tiempo y espacio en contra de nosotros, algo más organizado y malévolo como el Holocausto Nazi. Son tan fuertes que logran doblegar hasta el más “macho”, a aquél que está acostumbrado a recibir golpes duros soportándolos con estoicismo y perseverancia. Pero estos golpes son tan contundentes que son capaces de pulverizar todo ese estoicismo logrando que la “resaca de todo lo sufrido” se “empoce en el alma” de una vez por todas. “Yo no sé!” dice Vallejo, indicando que estos golpes ocurren con tan poca frecuencia, que nadie, ni el que escribe, puede explicarlos a cabalidad.

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

En esta segunda estrofa, Vallejo nos confirma que estos golpes son pocos. Pocos pero cruciales. Ante ellos, hasta el rostro más fiero se tuerce, hasta el lomo más fuerte se hunde. En consecuencia, no hay nada que podamos hacer para preparanos, pues son tragedias tan escasas y devastadoras, que no podríamos soportarlas jamás: nos destruirán aunque sea temporalmente. Vallejo las compara con potros indomables, o como mensajeros enviados por la Muerte. Esto señala que en todos estos golpes sentimos que perdemos la vida. Aunque también implica que estos golpes no nos causan la muerte. Por lo tanto, son golpes emocionales más que físicos. La muerte de la esposa, de un hijo, la pérdida de la vista por una bala perdida, por ejemplo. El Chele Torrez recibió un golpe de estos cuando el Faro publicó esas llamadas.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

En el tercer párrafo, Vallejo también nos sorprende al aclararnos que estas tragedias son injustas y que no son consecuencia de malas acciones, aunque talvez sí del descuido y del exceso de optimismo. Hasta los Cristos del alma sufren estas hondas caídas. El Destino, simplemente se burla de su santidad. El poeta también

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