Ética y práctica profesional. Actividad: 2. Resumen: la convivencia ética
Enviado por Rubí X • 20 de Julio de 2020 • Tarea • 2.937 Palabras (12 Páginas) • 301 Visitas
Materia: Ética y práctica profesional.
Actividad: 2. Resumen: la convivencia ética.
Cuidad y fecha: Cintalapa de Figueroa, Chiapas a 20 de Abril del 2020.
La convivencia ética.
La ética en la vida cotidiana de todos, estudia que es la moral, la virtud, el deber, la felicidad, y el buen vivir, como se justifica racionalmente un sistema moral y como se ha de aplicar, posterior mente a los distintos ámbitos de la vida personal y social. A diario se enjuicia moralmente un acto y se afirma que es o no es ético, o sea bueno o malo, si este acto está a favor o en contra de la naturaleza y dignidad del ser humano. Por eso se dice que a la ética le interesa la bondad o maldad de la conducta humana, que hay que hacer el bien y evitar el mal.
¿Por qué la persona humana es considerada un ser relacional y qué implicaciones tiene esto?
La palabra racional es de origen latín rationalis, aquello que es relativo a la razón. El término racional es usado como adjetivo para describir a alguien que es dotado de la razón, es decir, un individuo que raciocina, actúa conforme la razón. Es por esto que se dice que la razón es lo que distingue al hombre del animal, ya que el ser humano es el único que posee capacidad humana para pensar, entender, evaluar y, actuar bajo ciertos principios. El hombre es un ser racional, porque es capaz de perfeccionarse de acuerdo con los fines, objetivos y metas que se traza durante toda su vida y para toda su vida; porque es capaz de ordenar su manera de vivir, trabajar, producir, consumir y también de divertirse según los principios que le dicta su razón.
La persona humana es un ser relacional, que se forma en el proceso de interacción permanente con los demás Esto hace que la relación entre el individuo y la sociedad sea muy estrecha. El ser humano no existe sin la relación que mantiene con los demás que le rodean, pues es un ser social que, por más que a veces insista en no desear ni necesitar la compañía de sus congéneres, la requiere como algo fundamental. La relación entre el individuo y la sociedad es, en última instancia, uno de los más profundos de todos los problemas de la filosofía social. Es un asunto más filosófico que sociológico, porque involucra la cuestión de los valores y de cómo éstos se articulan para que el ser humano se relacione.
El término “sociedad” significa relaciones. Los seres sociales es decir los hombres, expresan su naturaleza creando y recreando una organización que guía y controla su conducta de muchas maneras. La sociedad libera y limita las actividades de los hombres y es una condición necesaria de todo ser humano y la necesidad de la realización de la vida. La sociedad es un sistema de usos y procedimientos de autoridad y ayuda mutua, muchas divisiones de control del comportamiento humano y de las libertades. Este sistema cambiante lo llamamos sociedad y cambia continuamente. La sociedad existe solo donde los seres sociales se “comportan” unos con otros de maneras determinadas por el reconocimiento mutuo (Hossain y Ali, 2014).
Por eso, importante comprender que la sociedad no existiría sin los humanos y viceversa. La sociedad se ha convertido en una condición esencial para que la vida humana surja y continúe, sin embargo la sociedad no existe independientemente del individuo. El individuo vive y actúa dentro de ella, y para que ésta tenga significado y valor, debe significar la combinación de individuos para el esfuerzo cooperativo, es decir cada ser humano está en estrecha relación con sus semejantes y solamente en el reconocimiento del yo en el otro, es que podemos llamarnos personas.
¿Qué es el bien común y cómo puede ayudar a construir relaciones interpersonales armoniosas?
El bien común proviene del latín (bonum commune) que se refiere en general al bien (estar) de todos los miembros de una comunidad y también al interés público, en contraposición al bien privado e interés particular. El bien común son aquellos objetivos y valores en común, para cuya realización las personas se unen en una comunidad, la idea del bien común ha señalado la posibilidad de que ciertos bienes, como la seguridad y la justicia, sólo se puedan alcanzar a través de la ciudadanía, la acción colectiva y la participación activa en el ámbito público de la política y el servicio público.
La sociedad sólo puede funcionar en la medida en que las personas tengan intereses en común, por lo tanto, el objetivo de cualquier Estado es el bien común y son las personas las que tienen la capacidad de tomar el punto de vista moral que les permita apuntar a este. La voluntad general de los ciudadanos de un gobierno, actuando como un organismo corporativo, debe distinguirse de la voluntad particular del individuo. Aunque bien entre el bien particular y el bien común existen condicionamientos, no necesariamente hay oposición, el bien particular no se consigue si no se orienta al bien común, y el bien común se realiza alcanzando el bien particular de cada uno. Por ello el bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.
El bien común compete, además de a las personas particulares, también al Estado, porque es la razón de ser de la autoridad política, de ahí deriva la necesidad de las instituciones políticas, cuya finalidad es hacer accesibles a las personas los bienes necesarios (materiales, culturales, morales, espirituales) para gozar de una vida legítimamente humana. Para asegurar el bien común, el gobierno de cada país tiene el deber específico de armonizar con justicia los diversos intereses sectoriales. El bien común exige la prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad. El bien común a veces requiere de acciones muy importantes, como interesarse en la política y tratar de participar activamente en ella, en lugar de simplemente mirar hacia otro lado cuando no nos gusta lo que vemos, en lugar de cambiarlo. La búsqueda del bien común debería impactar todas las decisiones que tomamos en nuestra vida personal, familiar, vocacional, financiera, congregacional, comunitaria y pública.
El bien común, entonces, consiste principalmente en hacer que los sistemas sociales, las instituciones y los entornos de los que todos dependemos funcionen de una manera que beneficie a todas las personas. Los ciudadanos deben, en cuanto sea posible, tomar parte activa en la vida pública. La participación de todos en la promoción del bien común implica, como cualquier deber ético, una conversión, de los miembros de la sociedad para acabar con el fraude y otras actividades incompatibles con los requerimientos de la justicia, por lo que es importante hacerse consciente de la importancia del bien común y mantener vivo este concepto, para lograr un verdadero cambio.
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