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ASSADOURIAN. CAPITULO I. ECONOMIAS REGIONALES Y MERCADO INTERNO COLONIAL. EL CASO DE CORDOBA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII.


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2016  •  Resumen  •  2.352 Palabras (10 Páginas)  •  637 Visitas

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ASSADOURIAN. CAPITULO I. ECONOMIAS REGIONALES Y MERCADO INTERNO COLONIAL. EL CASO DE CORDOBA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII.

En la relación metrópoli-colonia se pueden encontrar dos mecanismos dispuestos por la corona para ordenar y extraer los excedentes hacia la metrópoli: 1. el manejo de la Hacienda pública como método directo para captar una cuota del excedente económico colonial y 2. La estructuración del sistema comercial atlántico, ajustándolo a un estricto bilateralismo monopólico, cuyo dominio y beneficios se conceden al capital comercial metropolitano.

Estas propuestas son aceptadas con rapidez en aquellas regiones en las que se inicia un rápido proceso de crecimiento económico relacionado a ciertos sectores de la producción que tenían gran demanda en el mercado europeo, llámese metales preciosos, cultivos tropicales, materias para tintes, etc. Y así como el mercado externo crece, también lo hace el interno, puesto que, en lo esencial, este mercado interno se halla determinado por el hecho de que el sector minero requiere de una gran variedad de producciones complementarias para poder funcionar, como por ejemplo consumo básico para la mano de obra empleada, o elementos necesarios para la extracción y refinamiento de los minerales.

Con ésta perspectiva del mercado interno, podemos pensar los modos de producción y las funciones que asumen las distintas zonas mineras como lo son Potosí y Lima como polos de crecimiento interno. En este capítulo se intentará mostrar como la economía regional de Córdoba, durante los siglos XVI y XVII estuvo condicionada por los efectos que resultan de los movimientos complejos del sector minero de Potosí.

En 1572 se da un gran aumento de la extracción de plata debido a la introducción de la técnica de la amalgama, mientras que paralelamente se da un alza en la concentración demográfica, por la cual pasaría de más de 3000 habitantes en 1543 a 120000 en 1580, convirtiendo a Potosí en un polo de crecimiento para las zonas agrícolas y ganaderas que lo rodena, cuyo radio se va ensanchando a un ritmo veloz para satisfacer la demanda de su mercado. La región de Tucumán, dentro de la jurisdicción de Córdoba, entrará, corriendo los riesgos de una ruta comercial aun sin dominar, al tráfico hacia Potosí para expandir sus empresas económicas. El punto de partida para el crecimiento económico de la región de Córdoba gira en torno a la ruptura del modo de producción indígena, disociando la propiedad directa que el indio tenía sobre la tierra y los medios de producción para incorporar nuevas condiciones de producción que beneficiarían a la clase de los conquistadores españoles, desarrollando una organización del transporte y circulación de mercaderías en base al desarrollo de la industria minera.

Estimulado por la demanda de Potosí, el Tucumán se inclina decididamente hacia el cultivo del algodón y en breve tiempo se lo reconoce como una importante zona algodonera dentro de Hispanoamérica. La actividad textil domina e imprime su sello en la economía tucumana durante todo el siglo XVI y parte del XVII. En Córdoba, la producción textil comienza a desarrollarse hacia 1585-1590, mediante una actividad domestica urbana y el trabajo aun no especializado de los pueblos de los indios. Muy pronto tenemos la instalación de obrajes (empresas especializadas) en el medio rural, pero la dedicación a textiles tuvo poca duración en esta región. Para 1610-1615, la producción textil decae fuertemente y Córdoba termina por convertirse en región monoproductora de mulas, proceso estimulado por el mercado peruano y las propias condiciones naturales de la región.

Con respecto a la producción ganadera, Córdoba experimenta la misma situación de toda la región recién dominada por los españoles: escasez y alto precio del ganado europeo. Por tal motivo, las primeras importaciones de Chile y Perú son dedicadas exclusivamente a la reproducción; los vecinos se esfuerzan por aumentar el stock de ganado. Después de 1590, la existencia ganadera cubre las necesidades del consumo interno de la región, y el excedente se destinaba a una pequeña actividad exportadora dirigida hacia los mercados de Brasil y Potosí.

 Con el tiempo, el mercado de Brasil queda fuera de los alcances de Córdoba, y la misma se vuelca por completo hacia la zona minera, cuyo consumo de carne vacuna no pueden abastecer totalmente las zonas adyacentes de ganadería. Este sector exportador crece prácticamente sin costo ni inversión alguna de capital; los grandes arreos hacia el Alto Perú se nutren de los abundantes rodeos cimarrones, cuyo origen se remonta a aquellos pequeños hatos que escapan a la pampa y comienzan a reproducirse y desparramarse tranquilamente por la campaña. (El nieto del conquistador de esta región, Cabrera, quiere tener derechos como heredero de todas estas vacas dando vueltas por ahí y pretende que le paguen por ser “accioneros” del ganado cimarrón de Córdoba, pero al final todos exportan las vaquitas sin darle un peso al muchacho éste).

Es importante tener en cuenta, que el arreo de ganado hacia el mercado minero no exige inversiones adicionales a los vecinos cordobeses, no solo porque las vacas hacen todo el trabajo, sino también porque los fleteros especializados corrían con todos los gastos de envío, quedándose como pago la mitad del ganado que conducen. Negocio redondo. Otro animal que era exportado para el mismo mercado era la oveja, parte importante de la dieta de mestizos e indios en el Alto Perú.

Por otra parte, la ganadería mular domina definitivamente la economía de esta región después de 1630, dado que es mucho más beneficioso exportar ganado hacia el eje económico central de Potosí-Lima que costearse los gastos de dedicarse a la agricultura para ingresarlos en el mercado minero. La mula era el animal que mejor se adaptaba a los terrenos escarpados desde Córdoba hasta Potosí; los documentos demuestran una gran producción de mulas a manos de un nuevo tipo de persona especializada: los empresarios fleteros, connotados españoles de Santiago del Estero, Tucumán y Salta, sobre todo. A diferencia del ganado cimarrón, que se reproduce de manera libre en las pampas, la mula es un animal doméstico que requiere de mucho trabajo y dedicación para su reproducción. Es decir, la producción de mulas insume un sector ocupacional estacional y fijo, muy superior al que exige la explotación del vacuno, pero que se adapta a las posibilidades que ofrece la región con respecto a la mano de obra. En resumen, la producción de mulas presenta tres fases:

1630-1650→ despegue. 1650-1660 →la producción aumenta. 1700-1750→ descenso en las exportaciones.

Que la producción aumente no significa que el precio de la mula se mantenga igual. Durante estos años, la producción minera sufrió un par de ciclos de crisis referidos a la explotación de plata en Potosí, lo cual demostraría la teoría de los polos de producción y atracción, en donde las crisis acaecidas en los centros trae directa consecuencia en los mercados de sus periferias. El ganado vacuno no pudo constituir una alternativa a la baja de precios de la mula debido al movimiento descendente de su precio y a la baja de los ganados cimarrones.

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