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America Latina


Enviado por   •  12 de Agosto de 2011  •  2.039 Palabras (9 Páginas)  •  848 Visitas

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¡América Latina Libre!

Esta vez no se trata del gordo y el flaco, ni del tonto ni el inteligente, ni de Pinky y Cerebro, ni de Pedro y Pablo, ni de Dios y Satán, se trata de nosotros mismos. Y no es la típica de nuestro yo interno, y de lo ensimismados que estamos en nosotros mismos y toda la parafernalia. Bueno, un poco sí.

Chileno, Argentino, Mexicano, Peruano, Venezolano, Guatemalteco, Ecuatoriano, Boliviano, todos latinos, muchas veces clandestinos.

Pero si de esa lista quitamos a la mayoría y dejamos sólo a Bolivia, Chile y Perú… ¿Qué tiene? ¿Le dolió la guata? Lo sé, lo leo en sus ojos, siente repudio y piensa: ¡Bah, nosotros somos superiores, jamás nos mezclaremos con esa chusma! Son todos unos indios culecos que viven en casitas .

El problema, chileno amigo mío, es que usted se burla de nuestros coterráneos, quienes tal como nosotros son de origen indígena, lo que no va en desmedro de quién usa chiporro, sino del tarado que se burla de quién lleva una manta. El problema, es que usted se cree superior por tener una tez un pichín más blanca, que para lo único que le sirve es para insolarse. El problema es que usted tiene una escolaridad prácticamente nula, que sólo le ha permitido tener una visión sesgada de los hechos, más aún de la historia y la actualidad. El problema mi estimadísimo lector, es que no hay problema. O por lo menos no debería haberlo. El trío unido en Visviri, el punto más septentrional de Chile, más que diferencias, sólo tiene similitudes, y esto va más allá del mero, ¿digo mero?, importantísimo hecho, de ser humanos. Hemos tenido historias muy similares, los tres países fueron, primero parte del imperio del sol, luego explotados por los colonos españoles, para terminar sumidos en sangrientas guerras de independencia. Los tres pasaron por reformas agrarias fallidas por no tener un pueblo culturalmente preparado para ello, por dictaduras crueles y guerras civiles injustas. Y no sólo compartimos orígenes e historia, sino, que guardando las diferencias, tenemos los mismos entuertos: Somos esclavos del dinero, no nos damos cuenta de que estamos siendo recolonizados por los españoles. Nos chupan la sangre con altísimos precios, y lo que es peor no encadenan con cuentas impagables y monopolizan nuestros servicios básicos. La lista de líos comunes es interminable, pero para qué seguir arruinando el ánimo con negatividad. Basta con identificar los problemas y solucionarlos; no es necesario darle tantas vueltas, pues lo único que se consigue es terminar llorando en el suelo como niñito

Y ahora se viene lo bueno, lo debatible, lo refutable, lo, para suavizar la cosa, conversable. ¿Somos o no hermanos? Pues si, ya…ya sé que hermanos de sangre no…¿O sí? En la zona sur de Perú, norte de Chile y oeste de Bolivia, se mezclan la cultura quechua y aymará, sin lograr distinguirse si esa chola (mujer indígena aymará) que va cruzando la frontera (¿cuál frontera? ¿Ese montón de piedras en medio de la nada?), es tacneña, ariqueña, o paceña. Las similitudes son tantas, que hasta los gentilicios suenan parecidos.

Recuerdo, que cuando regresaba de La Paz, antes de llegar a la aduana chilena un empleado del bus le preguntó a todos los pasajeros su nacionalidad, la mayoría chilenos y bolivianos. Lo interesante es que junto a mí viajaba una señora regordeta y de tez curtida. ¿De dónde es usted señora? Inquirió el hombre. De Churiguaya, respondió la mujer. ¿De dónde? ¿de Bolivia o de Chile? Tras un incomodo silencio, sobre todo para el estresado empleado, la mujer le mostró su carné de identidad. ¡Ah, chilena! Dijo aliviado el copiloto. Inefable.

Podemos seguir así durante horas, recitando ejemplos de nuestras similitudes, de por qué somos hermanos. Podemos hablar de la cueca, que aunque es el baile nacional de Chile, se baila una muy similar en Bolivia. Podemos hablar de palabras que juramos son nuestras, desde caca, hasta guagua, desde mazo, hasta, te pasaste, desde mina, hasta agarrar, que aunque usted no lo crea, son usadas a lo largo de toda Latinoamérica, sobre todo en Perú.

Sin embargo lo más sorprendente es el motivo de nuestra discordia, una guerra terminada hace 125 años. Un conflicto que ya pasó a la historia, que ni siquiera nuestros abuelos alcanzaron a vivir, o si lo hicieron eran tan sólo unos niños sin conciencia, tal como lo son nuestros compatriotas que en su ignorancia son capaces de dar su vida por la Patria, por defender su bandera, su escudo, su estandarte, su tierra, del invasor. Amar a la patria es excelente, lo malo es no saber distinguir al invasor. Aún creen que el boliviano abusaba del chileno, y que el peruano reclama injustamente el “Mar de Grau”. La televisión y los medios amarillistas exaltan los ánimos de manera increíble, haciendo olvidar que el inglés era quién recibía todas las ganancias del salitre, y que hoy en día la minera Escondida percibe tantas ganancias como Codelco.

Si hay quienes se miran de soslayo por lo sucedido hace 130 años, dónde todos los litigantes resultaron perdedores, ¿cuán cargado estará entonces el aire rwandés? Hace menos de 15 años, Rwanda se sumergió en una guerra étnica donde más de un millón de humanos murió a machetazos. ¿Qué queda para ellos entonces? ¿Para alemanes y polacos? ¿Para palestinos y judíos? En fin… Con esfuerzo logro entender, que aún repercuta el estruendo de las balas disparadas por el MIR y el Patria y Libertad, ¿pero que las bayonetas no hayan sido carcomidas por la sal del desierto? Simplemente no cabe en mi cerebro en desarrollo.

Según Freud, los hombres nos guiamos por dos impulsos básicos, el erótico y el tanático. El primero es una cuestión obvia, alguien por ahí dijo alguna vez: Los estrógenos mueven al mundo, bueno ese no es el tema de esta redacción. El segundo impulso, el impulso de la muerte, como dijo Freud es inherente al hombre. Un niño pequeño, sin saber porqué, rompe sus juguetes, revienta hormigas, escupe y quiebra platos. La madre, siempre compasiva, es quien, por medio de la educación controla estos impulsos. Pero estas enseñazas de cuna no son suficientes para crear a un hombre de

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