America
noeliadomTesis10 de Diciembre de 2013
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INDICE
SECCIONES PARTES
INTRODUCCION 3
DESARROLLO:
• CAPITULO I : “SOCIEDAD COLONIAL” 5
• CAPITULO II: “ECONOMIA DE LA COLONIA
PARA EL MUNDO” 9
• CAPITULO III: “ LA VIDA EN EL VIRREINATO
DEL RIO DE LA PLATA” 17
CONCLUSION 21
BIBLIOGRAFIA 23
INTRODUCCION
El descubrimiento de América, protagonizado por España, no fue el de una parte más del mundo. América completó el mundo; pues la totalización geográfica dio paso a una totalización histórica, a un acercamiento de las fronteras.
Hacia fines del siglo XVI, las exploraciones y conquista de las principales regiones del continente americano iban finalizando, exceptuando la zona sur. A los primeros encuentros entre conquistadores e indígenas, le sucedieron cruentas guerras que reemplazaron la amistad inicial entre aquellos, por una relación de vencedores y vencidos. De esta forma se abría, entre el siglo XVII y XVIII, una etapa caracterizada por la organización y explotación económica de los espacios americanos más o menos controlados efectivamente por los españoles: denominada época colonial.
Los pueblos americanos no tenían la noción de continente como los europeos, sino un sentido de pertenencia que no iba más allá de su comunidad inmediata; y desde el punto de vista de la subsistencia y el desarrollo tecnológico, algunos vivían como cazadores-recolectores y otros se habían transformado en agricultores. Esta amplísima variedad de situaciones trató de ser homogeneizada por el dominio español el cual, durante tres siglos de permanencia, fue configurando una nueva organización política, económica y socio-cultural sobre el mundo americano.
En el ámbito político, el rey-dios de los indígenas fue reemplazado por un rey impersonal, que se hallaba en el otro lado del océano y que sólo era conocido por las exigencias de sus representantes en América. Estos últimos componían un cuerpo administrativo amplio, complejo y burocrático al que los indígenas fueron incorporados mediante el pago de tributos, el trabajo forzado o la conversión al cristianismo.
En el ámbito económico, se quebró el principio de reciprocidad y redistribución. En el caso del Perú, los conquistadores ocuparon el lugar del Inca (el rey), a quién antiguamente las comunidades indígenas estaban obligadas a entregar sus tributos, para luego ser intercambiados entre aquellas de acuerdo a lo que cada una producía. Pero una vez que los excedentes indígenas se hallaron en manos de los españoles ya no retornaban a las comunidades y estas se veían obligadas, con la introducción de la moneda, a comprar y vender.
La explotación económica del continente trajo consecuencias sobre la sociedad; entre ellas, los traslados masivos de población -por ejemplo, para el trabajo en las minas de Potosí- rompieron los vínculos sociales tradicionales, fomentaron el desarraigo y el desgano vital en los indígenas. Constituyéndose dichos aspectos en causa de la abrumadora caída demográfica de la población autóctona.
Por otra parte, el traslado forzoso de esclavos africanos, destinados a complementar la mano de obra indígena; y las migraciones de españoles, que venían a desempeñar actividades burocráticas, mercantiles o religiosas, hicieron de la sociedad colonial una sociedad mestiza. Producto no solo de las fusiones y mezclas de sangre americanas, españolas y africanas que se darían a lo largo del tiempo, sino de costumbres, de indumentaria, alimentación y modos de vida diferentes; así como de cosmovisiones distintas, especialmente a través de la difusión del cristianismo.
También las sociedades indígenas vieron modificarse sus fronteras desde que el sistema colonial estableció divisiones administrativas, como los virreinatos y gobernaciones, que pusieron en contacto a poblaciones que hasta entonces habían permanecido casi aisladas entre sí; y a medida que los nuevos gobernantes conocían el continente iban transmitiendo su modo de vida y sus creencias.
De esta manera, se propone a continuación un análisis de las características y principios de la sociedad colonial en los siglos XVI, XVII y XVIII, del desarrollo económico de ese momento abordando ideas como el intercambio comercial, el librecambismo, mercantilismo y la administración; temáticas atravesadas por dos instrumentos como la comunicación y los medios de transportes que resultaron tan necesarias.
Por lo tanto se divide esta producción en capítulos para trabajar de manera detallada los temas, así en el primer capítulo se aborda la sociedad colonial, en el segundo su economía y en un tercer apartado se trabajara cómo se constituía la sociedad y la economía en el Virreinato del Rio de la Plata por sentar las bases que conformaran luego nuestra país.
CAPITULO I:
LA SOCIEDAD COLONIAL
ESPAÑOLES:
La conquista les ofreció a algunos la oportunidad de ascender social y económicamente al recibir la encomienda de indios. La encomienda les brindaba mano de obra indígena comarcal, fuente de adquisición de recursos humanos y naturales; esto no involucra el territorio de los encomendados, se convierten en señores vasallos quet enían responsabilidades políticas, como miembros del poder municipal (cabildo) y para con los indios en obligaciones de adoctrinamiento y protección.
La encomienda se conseguía por dos vidas (la del primer titular y la del legítimo sucesor) para evitar la clase feudataria.
El status y la riqueza de los españoles se reflejaron en la adquisición de la tierra, símbolo de prestigio, imagen del señorío y cuna del poder de la nobleza más tradicional. Pero, para perpetuar ese status era menester acceder al mejor matrimonio, asegurando la no dispersión del patrimonio y para emprendimientos económicos y para asegurar que los bienes adquiridos permanecieran en el linaje, la elite eligió la figura del mayorazgo, que permitía al titular disponer de los frutos y rentas aunque no del bien mismo, el cuál quedaba sujeto a un orden de sucesión preestablecido: la primogenitura.
El status superior se encerraba en torno a los altos funcionarios virreinales y del clero, además los altos dignatarios religiosos se hicieron cargo de la dirección de las provincias eclesiásticas.
El estatus económico sumado a las vinculaciones familiares, la educación y la ocupación comenzaron a marcar las distinciones entre los peninsulares.
Aparecen los propietarios rurales, comerciantes al menudeo, dueños de tambos o posadas rurales, pulperos y fleteros o dueños de recuas; algunos de peninsulares con oficio o experiencia trabajaban de: mayordomos, administradores, escribanos, capataces, mineros, viñateros, herreros, carpinteros, arquitectos, constructores y artesano urbano. Dependiendo de un empleador de mayor jerarquía.
La mayor obsesión era participar en una gesta de conquista para ser recompensado con una casa y propiedad rural, hombres a quienes mandar, sirvientes, armas; para presumir y ostentar.
CRIOLLOS:
Eran descendientes de españoles o criollos heredaron la arrogancia y aspiraron al estilo de vida de sus acaudalados progenitores. Acumularon propiedades rurales e invirtieron en la minería, además los de educación superior se encargaban de la administración colonial, en puestos intermedios.
Existió también una elite criolla que sufrió una discriminación étnica que les impedía acceder a las posiciones de poder aunque lo garantizaban con el parentesco o con matrimonios con los peninsulares. Eran una pieza clave en la reproducción del estrato colonial superior, al igual que lo fueron las mujeres.
MESTIZOS/AS:
Se los consideraba así a aquellos nacidos del casamiento de peninsulares con criollos.
Las hijas naturales de los conquistadores llevaban el título de Doñas, candidatas al mercado matrimonial ya que la maternidad estaba atada a un mandato social, cultural e ideológico cuyo resultado era la subordinación femenina al mundo masculino. En relación a esto, el matrimonio constituía el rito de pasaje tras el cual una mujer pasaba de la tutela del padre a la del marido, por ende las primeras y segundas generación de mujeres hijas de colonizadores tenían casi nula su capacidad jurídica teniendo en cuenta que este ritual solo garantizaba descendencia legítima y salvaguardaba los principios cristianos y de la sociedad estamental.
La herencia de encomienda y obligaciones militares a veces dependía de la vía femenina, esto significaba que el beneficiario, el nuevo marido, no estaba obligado a cargar con el mantenimiento de la prole que su mujer había acumulado con el anterior y esa prole era remitida a los conventos.
Fue una clase expuesta a las raíces
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