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Ansaldi "historia americana"


Enviado por   •  23 de Mayo de 2022  •  Apuntes  •  4.715 Palabras (19 Páginas)  •  152 Visitas

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Tierra en llamas: Una introducción a América Latina en los años treinta – Ansaldi

El año 1930 es expresión simbólica de crisis en América Latina. La crisis económica del centro del sistema capitalista – la de 1929 -, se suelda en la región con su propia crisis económica – la del agotamiento del modelo primario exportador – y con las que se producen en el plano de la política – crisis de dominación - y de la cultura.

La década de 1930, a su vez, es pródiga en acontecimientos políticos resonantes, expresión de intentos de transformación de distinto tenor: las insurrecciones aprista en Trujillo (Perú), paulista (Brasil), campesino-comunista salvadoreña (1932), antimachadista (Cuba, 1933), comunista con apoyo de la Tercera internacional (Brasil, 1935).

Vientos de renovación parecen soplar por doquier, los que han llevado a menudo a considerar a la década como un tiempo de profundas transformaciones. ¿Pero es realmente así?

[Objetivo del texto] Esta introducción persigue ofrecer un panorama general de la década de 1930 en América Latina, enfatizando tanto las líneas de ruptura cuanto las de continuidad, unas y otras apreciables por doquier. Es decir, matizar la idea de grandes cambios, pero al mismo tiempo no desconocer la envergadura de los mismos, muchos de los cuales son, efectivamente, claves para entender el desarrollo del proceso histórico de la región durante las décadas siguientes (por lo menos hasta la de 1970 incluida). Interesa, asimismo, contribuir a aventar el estereotipo de la creencia generalizada, casi devenida en sentido común, según cual 1930 marca, sin más, una fecha de corte entre el modelo primario exportador y la industrialización por sustitución de importaciones, en lo económico y la dominación oligárquica y populismo en lo político. Como se verá, tanto en ambos campos, es necesario tener en cuenta más de un matiz.

Antes de realizar los grandes trazos de abordaje de nuestro tema, quiero retomar la observación de Jorge Graciarena respecto del concepto de crisis, cuya idea, dice, “se ha convertido en una especie de comodín que nadie explica porque su sentido se supone sobreentendido”. De allí la necesidad de unas breves consideraciones.

[¿Qué es una crisis?] Las crisis son momentos o estados transitorios, son parte de un proceso esto es, de un desarrollo y, por lo tanto tienen un desenlace, si bien no hay un patrón de duración previsible. En una situación de crisis se expresan contradicciones y rupturas, tensiones y desacuerdos, de una intensidad tal que los actores – individuales y colectivos – vacilan respecto de las decisiones a tomar, el camino a seguir y las acciones a realizar, al mismo tiempo que las normas, las reglas y las instituciones hasta entonces existentes dejan de ser observadas y reconocidas llegando en el límite a ser concebidas como un obstáculo para el desarrollo de la sociedad, al tiempo que las nuevas propuestas no terminan de ser elaboradas o, estándolo, asumidas como eficaces y/o pertinentes. Esta ambigüedad e irresolución ponen de relieve a ese componente fundamental de toda crisis que es el tiempo.

En los años 1930 hay crisis económica, crisis social, crisis política, crisis de valores, soldadura de dos o más de ellas y hasta crisis orgánica (concepto de Gramsci). La crisis política es, en el mayor de los casos, más de dominación que de hegemonía.

El huracán del jueves negro.

La crisis desatada en Wall Street el jueves 24 de Octubre de 1929, según bien se sabe, arrasa no sólo con la economía norteamericana, sino que afecta a todo el sistema capitalista a escala mundial. El comercio y la producción caen, a escala planetaria, entre 1929 y 1932, al mismo tiempo que el sistema financiero se derrumba en 1931. En América Latina, sus efectos son devastadores, un verdadero huracán, agravados porque a la crisis económica se suma crisis política.

Conviene no olvidar que la crisis aparece en un contexto, iniciado hacia 1913 o 1914. El comienzo de la Primera Guerra Mundial marca un punto de inflexión en la historia del capitalismo, con la declinación del predominio de Gran Bretaña y el patrón oro. En América Latina, el avance del imperialismo norteamericana es notable en áreas como la minería del cobre en Chile y Perú, el azúcar cubano y las economías centroamericanas.

Justamente, la correa de transmisión de la crisis del centro capitalista a América Latina es, en opinión de Carlos Díaz Alejandro, el deterioro de los términos de intercambio, es decir la mayor caída de los precios, en dólares, de las exportaciones latinoamericanas de materias primas respecto de los precios de las importaciones industriales de los países centrales. La variable términos de intercambio es ajena al control de las economías y los Estados periféricos y  forma parte fundamental de los mecanismos de dependencia.

[Economías en crisis] Las economías más afectadas son las de los países que sufren tanto la caída de los precios de sus materias primas, cuanto la de los volúmenes exportados: tales los casos de Bolivia, Chile y México, productores minerales. Un segundo grupo de economías afectadas por la crisis, en este caso, modestamente, está formado por Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y toda América Central. Mientras Colombia (café), Venezuela (petróleo) y República Dominicana (azúcar) constituyen casos excepcionales de economías poco afectadas en materia del quantum exportado. Los precios de las materias primas exportadas se recuperan recién en 1936-1937, para volver a caer durante los dos años siguientes.

El mismo autor señala que los países latinoamericanos, en razón de la crisis, enfrentan dos desequilibrios: 1) El desajuste externo generado por las caídas de los ingresos de la exportación y el flujo del capital; 2) el desajuste interno provocado por la contracción del os ingresos fiscales y, en consecuencia, el déficit presupuestario, no factible de ser saldado mediante recursos externos. Conexa a ambos desajustes se encuentra la situación monetaria, tornada clave cuando Estados Unidos y Gran Bretaña deciden abandonar el patrón oro. Tal decisión obliga a los gobiernos de la región a manipular el tipo de cambio. Así, el incremento de los aranceles – en un momento en el que los precios de las mercancías importadas y el costo del transporte se orientan hacia la baja – hace subir abruptamente el precio final de los bienes provenientes del exterior y contribuye a alentar el reordenamiento del gasto hacia los sustitutos internos.

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