Carlos Alberto Sequin
Enviado por HIERBAXD • 25 de Julio de 2013 • 7.212 Palabras (29 Páginas) • 544 Visitas
INTRODUCCIÓN
Evocar a Carlos Alberto Seguín es recordar a una de las figuras emblemáticas de la Medicina Peruana, cuya trayectoria en las áreas asistencial, docente y de investigación ha marcado un hito importante en el desarrollo de la Psiquiatría en el Perú. Aparte de su bonhomía y de su carisma, impresionó siempre a quienes lo conocieron de cerca, lo sólido de su cultura médica y de su cultura humanística integral. Su singular presencia en la mitad del siglo XX significó, entre otros logros importantes, la lucha por la humanización del acto médico, la apertura a la tendencia psicosomática en medicina, la implementación estratégica de los servicios de Psiquiatría en los hospitales generales y el haber impreso un fuerte impulso a la Psicoterapia y a la Psiquiatría Comunitaria.
Carlos Alberto Seguin nació en la sureña ciudad de Arequipa un 8 de agosto de 1907 siendo el único varón entre cuatro hermanos. Tuvo una infancia apacible y feliz rodeado de una atmósfera familiar de estímulo y engreimiento, con una madre cariñosa que lo prefería y con un padre ejemplar que como periodista combativo y como político luchador, siempre le sirvió de ejemplo y de inspiración. Siendo un adolescente y obligado por la situación dolorosa del destierro político de su padre, tuvo que radicarse en Buenos Aires, Argentina, donde concluyó sus estudios secundarios y en donde al poco tiempo sufrió la pérdida de su padre, decidiendo entonces afrontar la situación de vivir solo en el país que lo había acogido. Fué una época de carencias económicas y afectivos que lo formó en luchador incansable, teniendo que combinar sacrificadamente las horas de trabajo con las horas de estudio, hasta lograr una adaptación saludable con el apoyo social y afectivo de maestros y amigos. Merece destacarse que siendo aún estudiante de medicina publicó artículos de divulgación sanitaria en la revista argentina Viva Cien Años y que también publicó su primer libro Tratado de Farmacología y Terapéutica que durante muchos años constituyó libro de texto en la Facultad de Medicina de Buenos Aires. Cuando aún no había cumplido los veinticinco años de edad, se graduó de médico-cirujano y durante ocho años ejerció con éxito la medicina, la cirugía y la obstetricia en Formosa, una provincia norteña de Argentina. En esa época el ejercicio profesional pleno no le impidió leer y escribir tanto de medicina como de filosofía y literatura.
SEGUÍN EN LA DOCENCIA Y EN SAN FERNANDO
Seguín fue hombre de vida intensa. Se le puede describir diciendo que “amó la vida y al ser humano, particularmente en situación de enfermedad”. Su pasión era enseñar. Tenía una voracidad de aprendizaje, pero, también, una necesidad compulsiva de transmitirlo, como si en la tertulia intelectual con el alumno recién comprendiera y gozara el contenido del conocimiento adquirido. Para él, aprender era aprender con el otro y para el otro. En tal perspectiva, fue fundamentalmente un Maestro, porque maestro es, según Diego Gracia, “aquel que nunca coarta la originalidad propia, sino que más bien, la posibilita. Los grandes maestros se diferencian de los pequeños en que los primeros ayudan a pensar, a crear, y por tanto a ir más allá de ellos; en tanto que los segundos tienen que basar su ascendiente en criterios de autoridad...”.
José Alva ha descrito con particular acierto la faceta docente de Seguín, para quien enseñar “no solo era un saber y un quehacer sino, sobre todo, una íntima misión existencial de donación, solidaridad y realización personal…… Enseñaba que en el acto médico, al lado de la magia de la palabra, había que emplear el arte del escuchar empático”.
A lo que Saúl Peña agregará: “que se escucha con el alma y se oye con los oídos, porque la psicoterapia es una actividad auditiva”. La prédica seguiniana, se sintetiza, según José Alva, en:
• “El buscar siempre el rostro humano en toda dolencia.
• El destacar los componentes sicológicos del acto médico.
• El considerar los factores biosicosociales en la génesis y en el tratamiento de las dolencias.
• El analizar el proceso psicodinámico de la conducta humana.
• El considerar la importancia de la medicina tradicional y la medicina folclórica”.
Al producirse la escisión sanfernandina, en 1961, con la renuncia de la mayoría de sus profesores, los cuales habrían de formar la nueva Facultad de Medicina Peruana Cayetano Heredia, Seguín es llamado a colaborar en la reestructuración de nuestra casa de estudios. No lo duda un instante, pero exige que su ingreso sea por concurso. Así ocurre, para luego participar en la selección de profesores, organizando el concurso correspondiente. A tal exigencia habrá de presentarse todo su equipo de colaboradores, Andrés Cáceres, uno de sus más dedicados discípulos, ha reseñado muy bien sus postulados docentes y motivación a participar en estos acontecimientos, argumentando que Seguín señalaba en ese entonces lo siguiente: “en la carrera médica, es necesaria una renovación total de la enseñanza, con una preparación humanista de amplia base en premédicas y que, después, a lo largo de toda la carrera, en forma paralela y en relación con los otros cursos, se enseñe también psicología médica (relación médico-paciente), anatomía y fisiología de las emociones, psicología dinámica, estructura de la personalidad, psicopatología, semiología psicosomática-aprendiendo a confeccionar una historia clínica biográfica completa- nosografía psiquiátrica y, finalmente, clínica psiquiátrica”.
De esa manera, no existe separación formal entre la enseñanza ´somática´ y ´psicológica´; son diferentes aspectos del mismo tema. La terapéutica debe ser completada con un conocimiento adecuado de la psicoterapia para el médico práctico. Debe comprenderse, además, los componentes psicosociales del trastorno”. En suma, Seguín aspiraba a que el médico comprendiera al paciente como persona, poseedor de una biografía, a quien debía estudiar con todos los medios que le brinda la ciencia, pero añadiendo la dimensión humana para comprender sus problemas psicológicos, sociales y espirituales. Solo así, su magna tarea de médico sería no solo una profesión sino un apostolado. En 1962, con esas ideas en mente, reorganiza el Departamento de Psiquiatría, renombrándolo Departamento de Ciencias
Psicológicas. Y elabora un ambicioso programa para cambiar la orientación de la docencia, tal como siempre lo había soñado, formar médicos que ejercieran la medicina con enfoque personal e integral, y atendieran seres humanos enfermos y no solo cuerpos descompuestos. Seguín tuvo, para tal finalidad,
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