Casa De La Moneda

Hace casi cuatrocientos a–os, el rey Felipe III de Espa–a orden—

al ingeniero Alonso Turrillo de Yebra que fundara una casa de

moneda en SantafŽ de Bogot‡. Turrillo lleg— al Nuevo Reino de

Granada y se instal— en una de las primeras edificaciones de

SantafŽ, donde inici— labores de acu–aci—n en 1621.

Por mucho tiempo, aquella f‡brica de moneda fue s—lo una

especie de herrer’a con hornos para fundir y afinar, de una sola

planta, que contaba entonces con los tramos construidos sobre

las actuales calle 11 y carrera 5». All’ se acu–aron, entre otras,

las primeras monedas de oro hechas en AmŽrica.

A mediados del siglo XVIII el rey Fernando VI orden— la ampliaci

—n del edificio, y sus espacios se adecuaron a las necesidades

de la producci—n mecanizada de nuevas monedas de una mejor

factura. Salvo la fundici—n y el ingenio o molino de laminaci—n

movido por mulas, que han desaparecido, la Casa de Moneda

que hoy apreciamos es fundamentalmente aquella que luego de

la ampliaci—n, reinaugur— el virrey Sol’s en 1756, como puede

leerse aœn en el friso de su portada de piedra.

Esta Casa, que permanece con nombre propio como pocas, ha

sido un deseable bot’n en todo gŽnero de insurrecciones a travŽs

de nuestra historia. Incre’blemente, sobrevivi— a temblores,

revoluciones e incendios, como sucedi— el 9 de abril de 1948, y

hoy el visitante, al recorrer sus salas en medio del destello de las

monedas, puede imaginar el eco de los troqueles acu–ando el

oro.

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