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TALLER VISITA CASA DE LA MONEDA


Enviado por   •  12 de Abril de 2013  •  6.412 Palabras (26 Páginas)  •  1.408 Visitas

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TALLER VISITA CASA DE LA MONEDA.

1. Realice una descripción de cada una de las salas de las que consta la casa de la moneda de Bogotá donde se mencionen cada uno de los acontecimientos relacionados con sus fechas de ocurrencia.

R// SALA 1: TIEMPOS PRECOLOMBIANOS

América estaba aquí: desde el comienzo en medio del océano, y era en su aislamiento y dimensión, más que un nuevo mundo, otros mundos. Había grupos de recolectores, cazadores y pescadores, y también civilizaciones que construyeron fantásticas ciudades situadas en la selva, en altas montañas o sobre lagos. Había pueblos igualitarios y otros jerarquizados, distintos modos de organización política y económica, y se hablaban multitud de lenguas. Aquí, nuestras culturas indígenas descubrieron los secretos para trabajar con particular maestría el oro, en el que vieron cualidades propias de la deidad solar, razón por la que fue objeto de creación artística y uso ritual.

El intercambio de la vida indígena: Las sociedades indígenas estuvieron unidas desde tiempos remotos por relaciones de intercambio, y hubo producción de materias primas o manufacturas en ciertas zonas. Se sabe por cronistas de Indias que la sal de Zipaquirá se hallaba aguas abajo siguiendo la ruta comercial del río Magdalena, y se cambiaba por productos como el algodón, con el que se elaboraban mantas, que a su vez eran en el altiplano un importante artículo de trueque. Algunos caciques, como los de los muiscas, recibían trabajo y diversos productos como tributo de sus súbditos; pero no buscaban acumular riqueza, sino reunir bienes para luego redistribuirlos durante ceremonias y actividades comunales.

La tradición de los antepasados regulaba las relaciones sociales de estos pueblos, y las enseñanzas reunidas en los mitos eran aprendidas por la comunidad durante los rituales; la orientación religiosa que ligaba todos los aspectos de la vida indígena, se manifestaba también en su organización económica y en el comercio, como en aquellos silenciosos mercados que describen autores del siglo XVI.

Sala 2: El contacto

América: sistemas como el rescate o intercambio del oro indígena por baratijas europeas, el contacto de mundos, o choque, se produjo en realidad cada vez que la llamada civilización occidental entró en contacto con un pueblo aborigen, y en esos casos, la historia ha mostrado que generalmente los más fuertes han terminado imponiendo su lengua, sus creencias, valores y organización. Para las sociedades conquistadas, la llegada de los españoles significó la violenta destrucción de sus formas de vida tradicionales y el sometimiento a los nuevos amos de la tierra. Sin embargo, la convivencia y el mestizaje entre americanos y europeos, y más tarde entre éstos y los esclavos africanos, habría de originar nuevas realidades biológicas, culturales y sociales. En este País del Dorado, nuestros antepasados amerindios trabajaron el oro con ingenio persiguiendo su poder mágico, concepción muy diferente de las ideas mercantilistas y de lucro que traían los extranjeros.

España: A finales del siglo XV, los europeos se lanzaron a una gran aventura naval en busca de nuevas rutas comerciales con Oriente. Al encontrarse con América, aquellos hombres asumieron el reto de la conquista y emprendieron grandes expediciones por estas tierras, movidos por el deseo de hallar metales preciosos, cristianizar a los indígenas y hacerlos súbditos del rey. Puede decirse que la conquista española fue a la vez epopeya, cruzada y saqueo.

Las expediciones fueron principalmente empresas comerciales, con frecuencia financiadas por banqueros que venían a ser copartícipes del botín final de la campaña; de ahí el afán por conseguir el oro y la plata de los aborígenes. Para los europeos el oro era el más preciado bien, esencial para el comercio, que así obtuvo notable incremento, y permitió a España sostener los lujos de la corte y, sobre todo, sus numerosas guerras.

Sala 3: siglos XVI y XVII

La explotación del oro: España organizó sus colonias con un esquema administrativo que se apoyó en un complejo aparato burocrático, en tanto que la economía de estas posesiones ultramarinas, dependiente de la metrópoli, estaba fundamentada en la minería y el comercio. En el Nuevo Reino de Granada la actividad económica fundamental fue la minería del oro, que determinó el sentido de la colonización y propició el surgimiento de ciudades en aquellas zonas mineras, como fue el caso de Santa Fe de Antioquia, Popayán, Mariquita y Pamplona.

Instituciones laborales: Al prohibir la corona la esclavitud de los indígenas, la tarea de éstos se restringió a trabajar cierto tiempo al año para su encomendero, obligación que más tarde se cambió por el pago de un tributo. Posteriormente se estableció un nuevo sistema de trabajo obligatorio, aunque remunerado y por término fijo, controlado por las autoridades españolas: la mita, mediante la cual se asignaban obreros indígenas para las obras públicas y la minería. Los esclavos negros, sacados a la fuerza de África y vendidos a los colonizadores españoles, desempeñaron un papel relevante en la economía, especialmente en la explotación del oro. La raza negra entró a nuestro territorio sobre todo por Cartagena de Indias, donde fueron la mano de obra básica para la construcción de las fortalezas; muchos otros se destinaron a centros mineros, principalmente de la vertiente del Pacífico. Desde tiempos precolombinos había existido el trabajo voluntario de una comunidad para su beneficio, ya fuera éste el arreglo de un camino, la preparación de la tierra para el cultivo o la construcción de un templo, entre otros. A esta forma de trabajo, que aún subsiste, se le llama minga en el sur del país.

La acuñación en el nuevo reino: Antes de tener casa de moneda, la mayoría de los pagos en el Nuevo Reino de Granada se hacían con oro en tejuelos, en tejos o barras (también de plata), o con oro en polvo de distintas calidades que complicaban mucho cualquier transacción, dado que las pocas monedas que llegaban de otras cecas del imperio resultaban insuficientes para las necesidades del comercio.

Tras muchos años de solicitudes, por fin en 1620 Felipe III emitió su real cédula por la cual autorizó la fundación de casa de moneda en Santafé, y concedió al ingeniero Alonso Turrillo de Yebra el derecho de acuñar plata, y también oro, éste último por primera vez en América. Turrillo, como tesorero particular, solicitó también permiso para abrir una oficina de moneda en Cartagena de Indias, y aunque lo consiguió y por algún tiempo hizo allí moneda, dicha oficina acabó cerrándose hacia 1634, tras afrontar muchos problemas. Nuestras primeras monedas

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