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Como son los Los códigos de la espera y la resistencia en El coronel no tiene quién le escriba de Gabriel García Márquez


Enviado por   •  19 de Julio de 2017  •  Ensayo  •  1.398 Palabras (6 Páginas)  •  386 Visitas

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Los códigos de la espera y la resistencia en

El coronel no tiene quién le escriba de Gabriel García Márquez

        Tomando en cuenta la propuesta de Roland Barthes de analizar al texto en códigos, basaré mi trabajo en dos que marcaron mi atención y que operan constantemente en el texto: la espera y la resistencia.

        En el desarrollo del texto hay un tema recurrente que es la espera de una carta, la pensión de veterano de guerra que debe llegarle al coronel desde hace quince años y que aún no llega, sin embargo, la espera cada viernes, marcando una resistencia al paso del tiempo: cada día es uno más desde el momento en que se le prometió la llegada de la carta.

“–¿Cuál es el apuro de salir a la calle? –preguntó.

–El correo.

“Se me había olvidado que hoy es viernes”. (p. 12)

        En medio de esta espera transcurre el contenido del texto, la vida de los personajes principales: el coronel, un anciano de setenta y cinco años, persistente y de principios inquebrantables; y la anciana asmática, esposa del coronel, de carácter aguerrido y fuerte. Dos ancianos que muestran su resistencia a la pobreza económica, al hambre, a la enfermedad, a las circunstancias sociopolíticas como la censura o la corrupción, y a la muerte.

Analizando lo anterior, la anciana resiste en varias ocasiones a un asma que se sabe corrompe su salud, sin embargo, el médico le da cierta tranquilidad al repetirle: “Esta paciente está mejor que yo dijoCon un asma como esa yo estaría preparado para vivir cien años”. (p. 18); mientras que, al coronel, algunas veces, lo acribilla la fiebre.

La resistencia a la pobreza económica se evidencia en la necesidad de vender lo poco que queda en su casa como el reloj o el cuadro, no para alimentarse sino para poder darle alimento al gallo, aunque la mujer del coronel le insiste en venderlo para ellos poder comer.

Este gallo, que sirve de significado del recuerdo persistente, a lo largo de la trama, de su hijo Agustín fallecido hace poco tiempo, nos da pie para referirnos a la resistencia a la muerte: por una parte, la resistencia a no aceptar la muerte de su hijo de ellos; por otra, este gallo simboliza la resistencia a la muerte de los personajes, pues, deshacerse de él, reflejaría sus propias muertes.

La resistencia al hambre es una constante, pues se repite el patrón de no comer por buscar los modos para darle de comer al gallo y, aunque desfallezcan por el hambre, encuentran los modos para arreglárselas, incluso: “–Estoy cansada dijo la mujer. Los hombres no se dan cuenta de los problemas de la casa. Varias veces he puesto a hervir piedras para que los vecinos no sepan que tenemos muchos días de no poner la olla.” (p. 48), y, “–Y tú te estás muriendo de hambre –dijo la mujer–. Para que te convenzas que la dignidad no se come” (p.49).

La resistencia a las circunstancias sociopolíticas la encarnan el mismo coronel y el gallo, ya que el primero mantiene sus principios morales, a pesar de que la pensión no le llegue, él insiste en que algún momento la tendrá, no sabe cuándo, pero llegará; insiste en que el estado le debe dar una solución a su problema; a medida de resistencia por el movimiento social lee las noticias que la censura reprocha; el segundo, refleja la permanencia de la oposición a la política del momento: se mantiene como la imagen constante sin inmiscuirse demasiado en los asuntos, pero apareciendo en los momentos de mayor agitación social, tal es el caso de: “Siempre hay el riesgo de salir muerto a tiros de la gallera” (p.57).

No en vano, cabe añadir, que estas resistencias van desencadenando actos posteriores, así: el asma de la anciana remite a la llegada del médico que le informa al coronel lo que ocurre fuera y que la censura nos muestra; la situación económica les obliga (por firmeza del carácter de la mujer) a vender el gallo a don Sabas, a intentar vender el reloj a los amigos de Agustín; la resistencia a soportar el hambre, la muerte, a oponerse a dejar lo que los hace vivir, los acosa continuamente perjudicándoles su salud, así los personajes luchan por sobrevivir hasta la parte final del texto donde:

“«Y mientras tanto qué comemos», preguntó, y agarró al coronel por el cuello de franela. Lo sacudió con energía.

Dime, qué comemos.

El coronel necesitó setenta y cinco años los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:

Mierda. (García Márquez, p. 78)

        

        Retomamos a continuación el código de la espera, esta no solamente se demuestra con la persistencia de la llegada de la carta, sino, también, en la espera de las peleas de gallos que ocurrirán en enero, según indica el texto, y, de igual forma, lo señala el coronel: “Entonces ya será veinte de enero –dijo el coronel, perfectamente consciente–. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde”. (p. 72); estas dos esperas tienen gran importancia en el texto, ya que las dos son responsables, por un lado, de las angustias que deben soportar los dos ancianos y, por el otro, la llegada de cualquiera de las dos mejorará inequívocamente su situación de ellos.

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