Cultura y diseño en la epoca victoriana
Enviado por Fernando caballero benitez • 3 de Octubre de 2015 • Documentos de Investigación • 10.398 Palabras (42 Páginas) • 546 Visitas
CULTURA Y DISEÑO EN LA ÉPOCA
VICTORIANA
Carlos Lira Vásquez
Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco
LA ERA DEL CAMBIO
Ningún periodo en la historia de Occidente fue testigo de tantos
cambios vertiginosos que la llamada "Temprana Era Victoriana"
la cual comprende los años que van de la década de 1830 a la de
1880.
En su inicio, la gente, los materiales de manufactura de
cualquier objeto, los alimentos, los propios objetos producidos
por los artesanos, etcétera, eran transportados a pie, por
caballos o bestias de carga, o por barco; asimismo, la mayoría de
todos los objetos eran hechos en casa o en pequeños talleres.
Cuando la temprana era victoriana terminó, tanto los
viajeros como los productos comerciales eran trasladados por
medios de transporte movidos por vapor y las fábricas
mecanizadas producían objetos sin término. Nuevos tipos de
edificios fueron construidos para cubrir las emergentes
necesidades y aspiraciones pero sin dejar de buscar en el pasado
la inspiración.
ANTECEDENTES
Cuando la joven Victoria ascendió como reina al trono
en 1837, tanto su reino -Inglaterra-como otras naciones
industrializadas se encontraban en una importante era de
paz, progreso y prosperidad. El horror de las guerras
Napoleónicas había terminado. Fuera de algunas rebeliones en
Europa en 1846, la Guerra de Crimea en 1853-1855 y la
Guerra Civil de Norteamérica entre 1861-1865, una
sensación de seguridad y confianza prevaleció a lo largo de los
primeros treinta y cinco años del reinado victoriano.
La revolución industrial parecía estar en el camino
correcto y continuaba su acelerado progreso. Las fábricas
habían comenzado a producir un torrente de artículos útiles y
lujosos que introdujeron nuevos criterios de confort a la vida
de millones de usuarios. Innumerables almacenes con
docenas de opciones para cada tipo de comodidad emergían
para cubrir las necesidades de los consumidores. Al mismo
tiempo que esas personas manifestaban una fuerte creencia
en las mejoras sociales, también abrazaban un romántico
anhelo a través del cual percibían tanto las simples virtudes
del pasado como las tentadoras atracciones que implicaba
conocer otras culturas.
La arquitectura y las artes decorativas respondieron a
esto explorando nuevos descubrimientos sobre civilizaciones
antiguas y remotas, haciendo lo mismo con los estilos de
tiempos más recientes. El resultado de esa impetuosa
búsqueda fue la propuesta de una nueva arquitectura con
ingredientes del antiguo Egipto y Roma, de la Inglaterra
medieval, del Renacimiento italiano, de la Francia regia
Barroca, y del cercano este.
El periodo victoriano temprano fue una era de tremenda
energía creativa tanto en la literatura como en la música. Y fue
también la edad de oro de la novela. Lectores de todas las
edades esperaban la publicación de la siguiente narración de
autores tales como Sir Walter Scott, William Mackepeace
Thackeray, Charles Dickens, Anthony Trollope, Charlotte y
Emily Bronte James Fenimore Cooper, Nathaniel Hawthorne
Herman Melville, Leon Tolstoy, Fedor Dostoyevsky y Alejandro
Dumas, padre e hijo.
La poesía también floreció con los versos de Robert y
Elizabeth Barret Browing, Alfred Lord Tennyson y John
Greenleaf quienes contaban con muchos seguidores, en tanto
que la poesía de Walt Whitman no era todavía apreciada. La
música irrumpió fuera de los estrechos confines de los
aristocráticos salones y pequeñas Opera Houses. Las sinfonías y
los conciertos de Ludwig van Beethoven y Franz Schubert
gozaban de enorme prestigio muy tempranamente en esa
centuria. El repertorio fue rápidamente aumentado por las obras
de Felix Mendelssohn, Robert Schumman y Franz Liszt. Las
óperas románticas y heroicas compuestas por Gioacchino
Rossini, Giacomo Meyerbeer, Giuseppe Verdi y Richard Wagner
estremecían las fibras de los corazones románticos haciendo que
sus espíritus se remontaran a mundos fantásticos.
En 1850 el príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria,
promovió la idea de efectuar una Gran Exposición para celebrar
el progreso Británico y la poderosa industria. Inaugurada en
Londres en 1851, la Exposición tuvo como escenario al Palacio
de Cristal, diseñado por Sir Joseph Paxton. Una resplandeciente
estructura de esbeltos apoyos de hierro y grandes paños de
vidrio, el Palacio de Cristal fue en sí mismo el símbolo del
extraordinario cambio que estaba viviéndose por la
incorporación de nueva tecnología.
La Exposición concentró pródigamente, innumerables
ejemplos de las artes decorativas, estimulando sin duda, en los
asistentes, un apetito voraz por adquirirlos. El Palacio de Cristal
simbolizaba al mismo tiempo, el surgimiento de la industria y la
fuerte creencia victoriana en la promesa que la unión de la
tecnología y del arte podrían llevar a que la sociedad tuviera una
vida mejor.
LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
La semilla de la revolución industrial fue sembrada en el siglo
XVIII pero su fruto fue cosechado hasta el siglo XIX. La
posibilidad de usar el carbón mineral como combustible para
producir vapor, generó en principio la fuerza motriz de los
ferrocarriles y barcos, y asimismo la de las fábricas que, gracias
a ella, pudieron producir toda clase de objetos útiles y
decorativos.
La producción en masa hizo posible que una clase media
en expansión pudiera consumir innumerables objetos que antes
estaban disponibles únicamente para la clase acaudalada. El
progreso industrial afectó profundamente los alrededores en los
cuales la gente vivía y trabajaba. Calles, edificios públicos y
algunas casas fueron iluminadas en sus exteriores e interiores
por medio de lámparas de gas. El sistema de calefacción central
dio nuevo confort a los espacios
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