Emblema Azteca (Composicion a los simbolos patrios)
Enviado por EdithSB • 28 de Agosto de 2015 • Trabajo • 2.852 Palabras (12 Páginas) • 1.537 Visitas
[pic 1]Partieron desde Aztlán las huestes del imperio azteca, la ultima tribu del norte árido, eran un pueblo pobre y atrasado, el caballero águila y el caballero tigre traían los penachos destrozados y las ropas sacudiéndose al viento en jirones ensangrentados pues en el valle de México fueron mal recibidos por los habitantes de los señoríos de origen tolteca ya establecidos allí perdiendo a los fuertes guerreros por lo que ya llevaban varios amaneceres y anocheceres sin encontrar lugar para asentarse y ahora seguían caminado la tribu abatida y llena de vergüenza.
Venia al frente de esta tribu triste y desencantada, un guerrero que a pesar de las desgarraduras de sus ropas y del revuelto penacho de plumas multicolores, conservaba su gallardía, su altivez y el orgullo de su estirpe, era… Tenoch, su capitán, el ultimo guerrero azteca, que aún guardaba gran fe en su gran dios Huitzilopochtli que hacía tiempo no se le aparecía en sus sueños como solía hacerlo para guiar sus pasos , por lo que las murmuraciones e indirectas para Tenoch empezaron a surgir entre la gente, renegando el haber sido abandonados por su gran dios, al que tiempos atrás ofrecían grandes sacrificios y les había mostrado su gran poder pero aun así tal parecía que era verdad que ya habían sido abandonados.
Las mujeres lloraban, menos una que miraba con asombro al valiente guerrero azteca, que con su altiva mirada serena quería demostrar que había luchado y perdido con valor contra un abrumador numero de toltecas, la mujer que lo miraba era Zeltzin, la doncella en la que Tenoch había posado los ojos era además de hermosa, bondadosa y de gran corazón para con los de su tribu, pues ella era la que cuidaba a los más pequeños y les curaba las heridas a los hombres cuando tenían grandes encuentros con señoríos como los toltecas.
Caminaba la tribu a paso lento y sin fuerza , Tenoch y Zeltzin alegraban a los hombres y mujeres con su buen ánimo pero aun así su rostro dejaba ver su gran aflicción.
Se asentaron por la noche en una gran colina, era desértica y no había duda de que habían animales peligrosos, pero ya no resistieron mas y se acomodaron ahí, mientras Tenoch afilaba una lanza escuchó el grito de Zeltzin a lo lejos y la busco, cuando la hallo ella yacía en un bordo y le mostro a Tenoch el muslo donde había recibido la mordedura de una serpiente tolteca, Tenoch la tomo en los brazos y la recostó en una piedra, después le succiono el veneno con la boca y la llevó con los demás; un poco de veneno aun quedaba en su boca, no le hizo daño alguno pero si lo sumergió en un profundo sueño por mucho tiempo. Mientras dormía, una gran luz apareció en sus sueños, de lo lejos vino volando un águila que se posó en su brazo.
-Tenoch hijo mío - le dijo, y en seguida reconoció que era su gran dios Huitzilopochtli.
-yo no les he abandonado nunca – continuo hablando – solo quería ver si en verdad eras capaz de guiar a mi pueblo y así lo eres, has mostrado ser valiente y esforzado por lo que ahora te revelo que tengo un lugar para ustedes, donde podrán asentarse, tu pueblo será grande, asentado sobre las aguas, será de gran poder y esplendor, hijo no desmalles, yo seré la señal del lugar, es verdad que aun caminaras lejos pero hallaras un lago, en el lago tú serás el nopal en el que yo me posare y en el pico yo te aseguro traer a la serpiente que ha herido a tu hermosa Zeltzin, y ella marcara con sangre el territorio suyo, ustedes serán la base de mi gran pueblo y de nosotros surgirá un emblema que nunca se olvidara, Tenoch no desfallezcas, ciertamente no veras a tu pueblo asentarse y edificarse, pero estarás ahí, su nombre te enseñoreará, levántate y guía a tu pueblo ahora, que alguien peligroso se acerca y herirá a tu amada, es necesario que esto acontezca, no temas más, yo estaré a tu lado..
La luz se desvaneció al igual que el águila, y Tenoch despertó, ya era de mañana y toda la tribu estaba lista para continuar, aunque ciertamente no entendió bien el mensaje, les comunico de lo que su Dios Huitzilopochtli le había revelado y como agradecimiento a Tenoch, Zeltzin le había diseñado un hermoso cinto rojo y se lo amarro en una hebra de sus cabellos. La tribu siguió caminando durante varios días más.
Llegaron pues cerca del valle de México, y algunas doncellas entre ellas Zeltzin bajaron al lago que habían encontrado para lavarse el rostro, Tenoch pensó que ese era el lago que la había dicho Huitzilopochtli, pero no veía ningún nopal ni tampoco al águila con la serpiente, así que pensó que ahí pasarían la noche para seguir caminando al otro día en busca de otro lago.
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