Emeric Vidal-acuarelas 1816 Argentina
Enviado por polasierra • 17 de Noviembre de 2013 • 3.757 Palabras (16 Páginas) • 673 Visitas
¿Viajero, pintor o contador? Clasificación y estilo en la obra de Emeric Essex Vidal
Sólo un breve lapso bastó para conformar una imagen. Al conocer nuevas tierras, ciertas impresiones quedan grabadas en la retina por su pregnancia, su radical novedad, su inimaginable exotismo. El inglés Emeric Essex Vidal estuvo en Buenos Aires y Montevideo entre 1816 y 1818, dejando una huella de su estancia encarnada en imágenes y salida a la luz gracias al libro Picturesque Illustrations of Buenos Ayres and Montevideo. Sus ilustraciones, han sido definidas por los diferentes estudiosos en general como “las primeras, verídicas y exactas reproducciones sacadas del natural, presentadas con su colorido propio, referentes a aspectos y costumbres de Buenos Aires y sus alrededores al comenzar la era independiente” (González Garaño, 1943:37). Así, se ha instaurado una tradición historiográfica que ha colocado a Vidal en un lugar fundacional, destacando con especial hincapié la veracidad de sus imágenes como documentos, categoría que deberá ser revisitada y revisada. Igualmente, si bien dicha aserción puede ser discutible, no hay duda de que la obra de Vidal fue una de las primeras en recopilar y mostrar de una manera sistemática las imágenes de nuestro territorio.
El presente trabajo pretende abordar las ilustraciones del libro de Vidal para pensarlas críticamente y bajo una nueva perspectiva. Por un lado, se prestará especial atención al contexto de época ya que su libro se inserta dentro de un complejo entramado en donde variables como mercado editorial, literatura de viajes y economía constantemente entran en juego y determinan qué y cómo se representa y piensa. Por otro lado, estilísticamente hablando, se intentará dilucidar en qué lugar ubicar la obra de Vidal ya que, como se verá, ésta presenta particularidades formales que la alejan de ciertas tipologías de representación mientras que posee otras que la enmarcan en una tradición estilística establecida y consolidada. Para dicho fin, la obra de Vidal será cotejada como una totalidad, intentando relacionar imagen y texto sin reducir la relación a subordinación o mero de reflejo de un registro por el otro. A su vez, sus ilustraciones serán utilizadas aleatoriamente en función de las problemáticas que aparezcan. Tal elección tiene como motivo el hecho de que este trabajo no pretende hacer un minucioso análisis formal y estilístico de cada imagen sino más bien pensarlas como un corpus insertado y producto de una época. Finalmente, cabe aclarar que se tomarán las litografías que han aparecido a partir de la publicación de Picturesque Ilustrations… y no los bocetos u originales de Vidal ya que se cotejarán ciertas alteraciones entre las mismas denunciadas por el propio autor que reflejan la dinámica de producción y recepción del momento.
Emeric Essex Vidal nació en el año 1791 en la cuidad de Bredford, Inglaterra. Proveniente de una familia de marinos, su profesión inevitablemente siguió el mismo camino que su padre y hermanos al enlistarse en el servicio naval a la joven edad de quince años. A partir de allí, formó parte de diversas empresas marítimas, de las cuales la más relevante a este estudio es su estancia en el buque Hyacinth en las costas de Brasil desde mayo de 1816 donde ejerció el cargo de contador del buque y de secretario del almirante. Hacia septiembre de ese año, ante las tensiones entre Argentina y Brasil, el buque fue enviado al Río de la Plata “en previsión de los acontecimientos y para proteger al comercio británico” (González Garaño, 1943:48) pasando primero por Montevideo para luego dirigirse a Buenos Aires. Es en esta estancia, prolongada hasta septiembre de 1818, en donde Vidal desarrolló su obra sobre estas tierras.
Al reintegrarse a su hogar en Inglaterra, el editor Rudolph Ackermann se interesó en realizar una edición de lujo a partir de sus notas y bocetos, para lo cual Vidal seleccionó veinticuatro acuarelas pintadas in situ para rehacer estandarizando su tamaño y poder litografiar. El libro apareció hacia mayo de 1820 en forma de seis cuadernos mensuales que incluían una parte del texto junto con cuatro láminas grabadas al aguatinta y coloreadas a mano. En ese momento, Vidal se encontraba en el sur de África, luego volvió a América del Sur desde 1826 a 1829 para volver hacia 1835 y 1837, estando en Lisboa en el entretiempo de 1831 a 1834 donde fue malherido por un mosquete en el hígado. En 1853, Vidal se retiró definitivamente del servicio naval para instalarse en Brighton, lugar donde murió en el año 1861.
La obra de E. E. Vidal se ha insertado en una tradición historiográfica que le ha dado un carácter de pionera, como del primer artista que genuinamente se interesó en documentar los usos y costumbres del país. Alejo González Garaño ha sido uno de los más ávidos estudiosos en posicionar a Vidal en dicho lugar a través de su rescate teórico, además de su valioso aporte como coleccionista de la obra del artista. Dice: “Vidal fue el primero que se digno asomarse a la realidad de nuestra vida con entusiasmo de artista” (González Garaño, 1943:37) ante un desolado panorama de escasez de representaciones gráficas de la región. José León Pagano tampoco escapa de ubicar a Vidal de manera similar: “la personalidad y obra de E. E. Vidal se unen a la historia gráfica de nuestro país con un signo precursor.” (Pagano, 1937:114). Cabe relativizar estas afirmaciones ya que es sabido que ya eran conocidas ciertas vistas de Buenos Aires, como la de Fernando Brambila en 1794 y más aún las vistas publicadas en Inglaterra luego de las invasiones inglesas . Lo que sucede, es que dichos autores se enmarcan en una posición historiográfica que relaciona el contexto del momento a un vacío de imágenes. Es curioso que hasta el mismo Vidal se auto-atribuye este lugar fundacional en su prefacio de Picturesque Illustrations… al decir que “a su saber, no hay ilustraciones gráficas de esos lugares, hasta ahora, presentadas al público” (Vidal, 1929:IV).
A su vez, esta escasez de representaciones gráficas es tal porque las imágenes que hubo estaban “desprovistas de verdad” (González Garaño, 1943:26) al ser de carácter fabuloso o poseer imaginadas alteraciones. Se vislumbra entonces una posición ávida de encontrar la verdad, como si ésta pudiese hallarse, en algún documento veraz y, más que nada, fiel a la naturaleza. Y allí aparece la obra de Vidal como el primero que dice ver el entorno de Buenos Aires con ojos objetivos . Dice: “la parte descriptiva, desprovista de prejuicios políticos, es el simple resultado de la observación personal, con el agregado de algunas informaciones derivadas de escritores de reconocida autoridad” (Vidal, 1929:IV).
Texto e imagen se unen para formar un testimonio de Buenos
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