FATALIDAD TROPICAL
Enviado por yousii15 • 12 de Septiembre de 2013 • 1.889 Palabras (8 Páginas) • 411 Visitas
La Fatalidad tropical del subdesarrollo en América Latina
Eduardo Gudynas
Clasificado en: Cultura: Cultura, Educacion, | Política: Politica, Democracia, DerechosHumanos, Estado, | Internacional: Internacional, Organismos, | Social: Social, Exclusion, Pobreza, | Economía: Economia, Desarrollo, RecursosNaturales, |
Disponible en: Español
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Los más recientes reportes anuales y estudios técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo defienden un determinismo geográfico del desarrollo: los países más ricos en recursos naturales y mas cercanos al Ecuador están condenados a ser más atrasados y pobres. Los problemas actuales no se deben a las reformas estructurales o a las acciones de los gobiernos, sino a las condiciones ambientales. Para remontar todo esto el mejor remedio es el mercado y acentuar todavía más las reformas.
América Latina posee la peor distribución de la riqueza en el mundo. La distancia entre los ricos y los pobres es abismal, y mucho más alta que la registrada en los países industrializados o en otras regiones del Tercer Mundo. El continente posee el dudoso privilegio de tener personas muy ricas, incluso a escala planetaria, junto a indigencia en condiciones extremas. Si bien en algunos países, la proporción de pobres se ha estabilizado, el número absoluto no ha dejado de crecer.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha analizado este problema y mantiene activas estrategias con el supuesto objetivo resolverlo. El objetivo de este artículo es precisamente dar a conocer las recientes ideas del BID sobre las limitaciones al desarrollo en América Latina, especialmente a partir de sus reportes anuales para 1997 y 1998-99.
Sorpresivamente, el BID defiende o un determinismo geográfico y ecológico, donde la inequidad se correspondería con la latitud y bajo una mayor riqueza ecológica, más se deterioran las opciones de desarrollo. Se asoma un fatalismo tropical, donde las naciones ecuatoriales parecen destinadas a la pobreza. Estas ideas han pasado casi desapercibidas, aunque merecerían detallados estudios, en especial por sus implicaciones sobre las políticas del banco, así como sus repercusiones en los gobiernos de la región.
La desigualdad geográfica
El BID en su reporte de 1998-99 afirma que la dotación de recursos naturales, especialmente los minerales y la disponibilidad de tierra para cultivos y ganados, está fuertemente asociada con la inequidad. La relación que defiende indica que a medida que aumenta la disponibilidad de esos recursos naturales, aumenta la desigualdad y la pobreza. La contracara de esta vinculación, y que el banco ejemplifica varias veces, se observa en países templados y fríos que poseen dotaciones reducidas en recursos, pero que han ganado en riqueza y equidad. A juicio del BID, cuanto más rico sea un país en recursos naturales, más lento será su desarrollo, y mayores sus desigualdades internas.
La explotación de los recursos naturales, sigue explicando el BID, genera una renta que va a unas pocas personas, se desenvuelve por prácticas que requieren empleo reducido y una mínima educación, lo que junto con el concurso de otros factores termina desencadenando la situación de pobreza y desigualdad actual. El banco defiende un determinismo geográfico, donde los países tropicales, más cercanos a la línea del Ecuador, al poseer comparativamente mayores dotaciones de recursos naturales, terminan degenerando hacia condiciones de pobreza.
La forma en que se distribuye la propiedad de los bienes productivos es tan importante para la distribución del ingreso como lo son los volúmenes de esos recursos. En este terreno, según el BID, América Latina está en desventaja ya que la propiedad sobre los recursos naturales y las oportunidades para la educación están muy concentradas. Entonces el crecimiento económico y las nuevas oportunidades económicas que se brindan no están equitativamente disponibles para todos los grupos de población.
Muchos coincidirían con esa afirmación, y de hecho eso es parte del problema. Pero el razonamiento del BID da pasos en otro sentido.
América Latina tiene aproximadamente la misma cantidad relativa de capital físico que otras regiones del mundo, pero se diferencia a la vez por una mayor abundancia en recursos naturales y por menores indicadores en capital humano. Esos dos extremos se asociarían para explicar la gran concentración del ingreso. El BID realiza una serie de análisis, donde correlaciona los niveles de desigualdad (medidos por el coeficiente de Gini), con la disponibilidad de recursos. Encuentra que la mayor correlación se da entre la latitud y la desigualdad, afirmando que "los países cercanos al Ecuador poseen sistemáticamente mayores inequidades en el ingreso, incluso después de tener en cuenta el hecho que los países en los trópicos tienden a ser menos desarrollados que los países en otras regiones templadas. Esto es verdad a nivel global, y también en América Latina". El análisis del banco avanza todavía más: los "países tropicales, especialmente cuando sus economías son intensivas en tierra y recursos minerales, tienden a ser más desiguales", ya que estos usan intensivamente la tierra, una mayor proporción del ingreso se acumula en ella, y tiende a convertirse en un bien con una propiedad más concentrada. Las tierras tropicales y sus cultivos ofrecerían la posibilidad de grandes economías de escala bajo condiciones climáticas más adversas y con menores innovaciones tecnológicas que en zonas templadas. El resultado ha sido, según el BID, una baja productividad relativa del trabajo en los trópicos, que ha deprimido los salarios fomentando empleos sin calificación. A todo esto, el banco agrega que los recursos naturales son "sumideros de capital" en tanto succionan capitales intensamente, haciéndolo todavía más escaso para otros fines (por ejemplo, la industrialización), y generando poco empleo.
Una vez establecido el marco general de las ideas del banco, pueden comenzarse a analizar los conceptos que lo fundamenta. Estas posiciones se presentan en los reportes anuales de 1997 y 1998-1999,
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