Indigenas En Costa Rica

Hace varios siglos atrás, la vida en nuestro país era completamente diferente de como la conocemos hoy. Los habitantes eran indígenas que vivían en los principales valles y montañas de Costa Rica, rodeados de la naturaleza exuberante que siempre ha sido característica del país, con la cual convivían en total armonía y respeto.

Nuestros antepasados eran personas sencillas, trabajadoras y que mantenían a través de los años su legado cultural y tradiciones. Los padres transmitían a sus hijos todo el conocimiento necesario para desarrollarse dentro de la sociedad a la cual pertenecían, sociedades organizadas de forma cacical, en las cuales el cacique ejercía el poder y era a quien los demás habitantes seguían y respetaban como autoridad. Los indígenas se dedicaban a la caza, siembra y recolección de alimentos, con técnicas rudimentarias pero efectivas, las mujeres se dedicaban a las labores del hogar, cuidado de los hijos y también colaboraban con los trabajos de los hombres. Poseían conocimientos básicos, pero muy avanzado de acuerdo a las posibilidades de la época, de medicina natural, astronomía y arquitectura; dichos conocimientos les permitió mantenerse como sociedad por muchos años y confeccionar herramientas, artefactos para la realización de ritos ceremoniales, instrumentos musicales, los calendarios solares y los utensilios hechos con cerámica.

El trabajo artesanal de la cerámica, les permitió crear ollas con diseños únicos e inigualables, estampadas con diversas técnicas y en su mayoría con rostros de animales que recordaban el respeto que les debían. El oro y el jade, también fueron materiales utilizados por nuestros antepasados para la confección de joyas preciosas, figuras de animales de diversos tamaños, todos con un valor incalculable, pero que lamentablemente en su mayoría fue robado por los españoles y de los cuales hoy solo se tiene una pequeña muestra comparada con la cantidad que se estima pudo estar en manos de los indígenas.

Los principales asentamientos indígenas en nuestro país, se encontraban distribuidos a lo largo de todo el territorio y destaca la clasificación que ofrece el Museo Nacional de Costa Rica: Reino de Nicoya (Orosí, Bagaces, Corobicí, Abangares, Orotina, Chomes y Chorotegas), Reino Huetar de Occidente (Garabito), Pueblos Aliados de Garabito (Botos y Tises), Señorio del Guarco (Valle Central), Pueblos Aliados del Guarco (Suerre, Pococi, Guapiles), Talamanca y Tirriaca (Auyaques, Bribrí, Urinamas, Terraba), y los cacicazgos del Pacifico Sur (Quépoa, Burucaca, Coto, Turrucaca, Burica, Coto, Brunca y Cabécares).

Las actividades económicas a las que nuestros ancestros se dedicaban eran principalmente la posesión de tierras y labores agrícolas tanto de siembra como de recolección. Las propiedades con las cuales contaban eran heredadas a sus hijos y no podían ser vendidas, para dar registro de las posesiones, los indígenas mantenían libros en los cuales se anotaba el nombre del dueño y la descripción de cada propiedad, con el fin de evitar cualquier posible litigio. También existían los denominadas

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