Piel De Cuba, Corazón De África
Enviado por walimai • 2 de Mayo de 2014 • 633 Palabras (3 Páginas) • 289 Visitas
“Piel de Cuba, corazón de África”
Cuando en una tarde de domingo, en la cocina de una isla “perdida” en el Atlántico, una abuela enseña a su nieta a hacer un ajiaco, quizás no sospecha que también le está contando una historia ancestral de barcos y cadenas y lejanos dioses olvidados, de penas y nostalgias y tambores, quizás no advierte que le está dando una lección sobre la vida y sobre la memoria que persiste más allá de la barbarie.
Hablamos de manifestaciones culturales identitarias de grupos socialmente definidos, cuya heterogeneidad y contradicción van a ser mayores en tanto lo sea el nivel de resolución, el cual puede ir desde el individuo hasta un plano supranacional, en un sistema donde cada uno de los elementos contiene al anterior. Es decir, que cuando nos identificamos como cubanos no nos referimos a un elemento único: la isla-caldero, las aguas que hierven al sol, el español con su lengua, el africano con su algarabía rebelde, el francés con sus vanidades, el asiático con su paciencia y su silencio, el criollo con su látigo de mayoral… Todo nos ha hecho cubanos. Elementos que conformaron una identidad, basada en la diversidad, y que existe más allá de las singularidades a las que la reducen las caracterizaciones.
Esta historia, según la cuentan, comenzó cuando los europeos, acomodados en el imaginario de superioridad de su raza, impusieron su lengua, su religión, sus valores, su cultura y cercenaron el desarrollo de civilizaciones que buscaban sus propios senderos, instituyendo un atrasado sistema esclavista con la importación a tierra americana de “hordas de animales parlantes” por varios siglos.
«Uno dominó al otro por el histórico avance evolutivo de sus posiciones y técnicas, y clavó al otro en una concepción de “mala-vida”. La religión del dominado se tuvo por ridícula y diabólica; su lenguaje era “un ruido, no una voz”; su arte, risible; su moral, abominable; su familia desvinculada; su costumbre sin derecho; su ideación, absurda; su trabajo, brutal; su economía, ineficaz… ¡Todo fue negación y maldad!» (Ortiz, 1939:439)
Sin embargo, los españoles fueron presa de su propia trampa porque también dejaron de ser ellos mismos. Allende la mar océano, lejos de la madre patria, nacieron los “hijos de la Corona” que fueron dejando de sentir como españoles y mezclándose entre el palpitar de tambores africanos y las sombras de lo que pudo ser. Hoy no podemos hablar de la identidad cultural cubana sin tener en cuenta el aporte africano. Hoy no podemos hablar de la historia de Cuba sin hablar de sus transculturaciones.
La transculturación es una de las variantes que pueden determinar la formación de identidades nuevas, en este caso mediante la interrelación –espontánea o no- en un territorio determinado entre dos o más culturas, de cuya fusión emerge otra cualitativamente diferente a las originarias.
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