Resumen de La lagartija de la panza blanca

Resumen de La lagartija de la panza blanca

El cuento “La lagartija de la panza blanca” de Yolanda Oreamuno trata sobre una vieja historia de doña Anacleta que dice que escondió a Morazán en el corazón de una montaña, en una cueva llena de enormes piedras, además menciona que la cueva está ubicada en Tres Ríos y no en Guanacaste porque tenemos el hábito de buscar todo lo bonito, todo lo pictórico y típico en esta provincia. A su vez el narrador describe el lugar que en donde no hay seguramente llanuras que se llenen de barro y agua en invierno y que se rebosen de sol en verano. No hay todo eso. Pero hay árboles azules con el tronco morado y hay montañas. También el narrador nos comenta que en la época en que se puede situar la historia es en el que nos guste más.

Cuando inicia a contar la historia el narrador habla sobre las hijas de Anacleta, las cuales para la época en que sucedió la historia ya que no había un equilibrio económico en la casa y menos uno social, las madre de las hijas estaba sumamente preocupada porque sus hijas al ser tan hermosas, muchos muchachos las debían de estar asechando a caballo, cantándole serenatas, sus hijas al estar tan ocupadas atendiendo los asuntos de la casa no podían buscar una pareja idónea para ellas. No obstante, doña Anacleta fue a ver al ermitaño Morazán que era un hombre muy bueno, estaba en muy mal estado físico, el cual hablaba despacito y en las tardes veía ángeles blancos.

Al llegar la mujer a la cueva del ermitaño, le pidió a él que rezara para que le Dios le hiciera un milagro para poder sacar adelante a su familia, al tiempo de que Morazán estuviera dándole plegarias a Dios estiro la huesuda mano al cielo y después al suelo, para agarrar encima de unas hojas secas lagartija, la cual al intentarla atrapar el ermitaño se puso tiesa, dura, fría y pesada, por otra parte la mujer realizo un nido con dos hojas de palma en sus manos, al ver esto el ermitaño puso la extraña joya: la lagartija cubierta de esmeraldas por encima y por debajo la cual todavía no tenía la panza blanca, en las manos de la mujer.

Después de que la mujer viera la lagartija enjoyada bajo la montaña lo más rápido posible, para ir con el viejo avaro a valorar las esmeraldas. Al llegar donde el viejo ella no esperaba mucho dinero e iba a estar feliz con mucho menos de lo que le ofrecieron, más bien al oír el monto se sitio avergonzada y el viejo decidió quitarle las esmeraldas de la panza a la lagartija, para devolvérsela a la mujer y pagarle un poco menos. Con el dinero la señora puso casa, las hijas de ella seguramente de cazaron con el caballero que las rondaba a caballo y que les cantaba serenatas por la noche.  La señora Anacleta pensó que no iba a necesitar más porque ya era feliz. 

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