Simon Rodriguez

Simón Rodríguez o el Sócrates de Caracas fue realmente filósofo cosmopolita, esto por sus viajes a Jamaica, Francia, Suiza, Austria, Polonia, Rusia, Italia, Prusia e Inglaterra en Europa; y a Venezuela, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Perú, Chile y Bolivia en América, no como espectador curioso, sino como individuo conviviente en magisterio, penurias, goces, acontecimientos históricos y mas, viviendo y comportándose como ciudadano común sobre todo en la Gran Colombia. En Venezuela, el Cabildo de Caracas otorga a Simón Rodríguez el título de maestro en el año 1791. Las autoridades de la época dijeron: "Que desde luego admitían al dicho Simón Rodríguez para servir en la Escuela de Niños de primeras letras; a los veintiún años se inicia de maestro de escuela de niños: con ciento catorce niños entre, blancos, morenos, indios, ya que sus principios y experiencia le decían que no podían seguir siendo unos imitadores, porque iban a convertir la recién libertada América en una vieja antes de nacer, tenían que surgir con su cultura, costumbres, educación a través de un proyecto endógeno para lograr sus objetivos; luego el 1 de Diciembre de 1825, Simón Rodríguez es nombrado por Bolívar Director general de Educación para Bolivia. La propuesta nueva e innovadora de Rodríguez para la educación trajo a la sociedad colonial un proyecto que, de llevarse a cabo, transformaría de manera abrumadora la cultura de la sociedad en el país.

En “Inventamos o Erramos” el objeto del autor es mostrarnos diferentes lemas para la implantación de un nuevo modelo educativo que se basa en la educación popular.

La educación y la instrucción no deben confundirse, pues instruir no es educar. La instrucción lleva a una imitación limitativa de una serie de eventos a los que se nos acostumbra seguir. La educación llega más allá, al punto de crear el interés de la investigación del motivo de cada evento estudiado. Partiendo de esto, tenía la primitiva e ignorante sociedad la herramienta para zafarse del yugo de la imposición, la herramienta para el libre pensamiento.

Con la nueva propuesta, buscaba el autor romper los paradigmas del angosto campo del pensamiento del individuo, para lograr implantar ideales de superación que sobrepasaran los rangos normales de la posibilidad para dar entrada a la evolución y el desarrollo social sin la necesidad de la figura del amo o señor, pues, la esclavitud mental representaba cadenas más fuertes que los estados legales de la nación.

Esta ignorancia social, difícil de despegar de la mente del individuo, se ve contrarrestada por el raciocinio y la curiosidad. El raciocinio constituye una ley por la que se rige toda acción del ser humano; la curiosidad es una fuerza mental que se opone a la ignorancia, es el motor del saber y cada conocimiento puede llevar a otro conocimiento. El despertar de esta curiosidad en el pueblo los llevaría a

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