Teatro En Argentina

El teatro argentino no es argentino.

El teatro argentino nace en en el siglo XVIII y sufre diversas transformaciones a lo largo del tiempo. Sin embargo, la era de oro del teatro nacional no llega sino hasta el inicio del siglo XX.

En el territorio argentino no se han encontrado, a diferencia de otros países, rastros o evidencias que demuestren que las sociedades indígenas antes de la colonización europea tomaran en cuenta el género teatral como parte de sus vidas. Además de ciertas danzas o rituales ceremoniales la sociedad prehispánica no disponía del teatro como forma de entretenimiento. El primer registro de este género en Argentina se encuentra el 30 de noviembre de 1783, cuando el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo mandó a construir la primera casa de comedias. Para fundamentar la introducción del teatro, dijo que “no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”. Se la conoce como Teatro de La Ranchería. Ese es el inicio de la historia del teatro en Argentina.

La época más significativa del teatro nacional, se ve a partir de los primeros años años del siglo XX. En ese entonces, se dio una importante oleada de inmigración a la nación, especialmente de italianos. Con ellos llegó el sainete. Se define al sainete como una pieza dramática cómica, generalmente representada en un solo acto y con un personaje con características populares. Un hito del sainete italiano es Del Madrid castizo. Una vez que este género se tornó popular en el Río de la Plata, se le dió un giro oscuro y sombrío dándole a origen a un nuevo subgénero llamado grotesco criollo o sainete criollo.

Como en el realismo, una de las principales características del grotesco criollo, es la denuncia social. Por lo general representa una época de crisis, los inmigrantes de la época ya no sabían quienes eran, de dónde venían ni a donde iban a parar y se veían identificados en las obras de este subgénero. Las acciones que se representaban, tenían lugar en el conventillo. Generalmente de noche; la oscuridad y el poco espacio mostraba similitudes evidentes con una cueva. Eso simbolizaba la poca posibilidad de escapatoria que tenían a la situación social y económica del momento.

Llegado un punto en el siglo XX, cuando el teatro empezó a tener más peso en la sociedad como disciplina artística y forma de entretenimiento, una gran variedad de grandes compañías comenzaron a estrenar obras de cada vez mayor calidad y complejidad. De esta forma se inaugura lo que se conoce como ÉPOCA DE ORO. Los grandes representantes de este período, son: Gregorio de Laferrere, Florencio Sanchez y Roberto J. Payró.

Durante tres años, aproximadamente, toman fuerza varios estilos teatrales autóctonos, tales como: el drama gauchesco;

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