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2 de Mayo


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  Ensayo  •  1.119 Palabras (5 Páginas)  •  421 Visitas

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2 de Mayo

El 18 de marzo del 1861, fecha luctuosa que repercutió intensamete en el corazó del pueblo dominicano y cubrió con funebres crespones las rutilantes páginas de la historia de uno de sus heroes más preclaro, tubo efecto en la capítal de la república el sacrilegio politico que se llamó La Anexión.

El 23 de del mismo mes lo fue en Moca por Bernardo Reys, ayudante de plaza del genral Juan Suero, comandante de Armas, quien no quizo concurrir a la humillante ceremonia.

Ya en esa época el pueblo dominicano tenia un alto concepto de su libertad y una comprensión bastante elevada de sus derechos. El el lo habia defendido en cien combates contra los haitianos, contra los dominicanos mismos, contra los tiranos.

Se ignora presisamente delo que se trataba; pero algo inquietante, funesto y pavoroso flotaba en el ambiente de aquella mañana. Automáticamente los campos se habian quedado desiertos y su población se había concentrado las calles y plazas adyacentes de la Villa Heróica, congestionandolas encasi toda suextencion.

A las 9 en punto, Don Bernardo Reys hizo formar la pequeña guarnición frente a la Comandancia de Armas. Con voz tremula y balbuciente habló a la multitud de la anexión a españa y de cómo Santo Domingo , la joya preferida del gran nauta, volvia a ser protegeda y favorecida por aquella bandera que se izaba en aquel momento de remplazo del pabellon cruzado, que desendia lento, pobre y menesteroso, aparentemente huerfano del cariño de aquellos dominicanos que lo habian flamear alto, muy alto, como estrella gloriosa en el cielo de la patria.

Momento de etupor, de infinita consternació! La multitud se dispersó pensativa y cabizbaja.

José Contreras bajó como un sonambulo, dando tras pies, la cuesta de “Rafén” (actual calle Antoni de la Maza) y se detuvo en una casa de Juan Lopito donde su hijo José. Contreras lloró al ver su patria vendidas al igual que muchos dominicanos.

Mientras se dirigia a Guaucí, se le uniero en el camino José Ma. Rodriguez, José Inocensio Reyes y Cayetano Germosén, que al igual que el sentian una profunda pérdida de libertad.

Amanecia el 2 de mayo del 1861, medio oculto en las sombra del amanecer no disipadas todabía un negro de recia contextura con una guerrera fuerteazul, llamado Antonio Pasicá, natural de paso de Moca, agazapado de trás de la esquiva de don José Lora, oteaba la calle independencia aguardando que se abriera las tiendas de comercio.

¿Hay piedras de chispas?

-sí, le contestó Doña Juana, admirada que a esa hora se le solisitara aquella mercansia.

¿Cuántas da usted por un real?

-cinco

¿Puede usted venderme doscientas?

-Claro que sí

Pasicá pagó el valor de las piedras y desapareció súbitamente.

Instante después penetraba en la tienda de don José Ma. Pichardo, y su esposa sonriendo le dijo -He realizado un buen negocio; acabo de vender el murto más pesado que había en la tienda.

-¿Cuál?, le preguntó su esposo.

-Las piedras de chispas

El señor pichardo dijo:

- Eso significa algo serio. Doscientas piedras de chispas...! Tiene que ser cosa grave.

Inmediatamente llamó un empleado y le ordenó trasladarse a paso de Moca y averiguar lo que pasaba.

Dos horas después volvió éste y refirió que en aquel lugar se estaba formando una tormenta. Que a orilla del río se había establecido un cantón capitaneado por el coronel José Contreras; que se esperaba a José Ma.

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