2 Más Duro Que Chuck Norris: El Japonés Que Sobrevivió A Las Bombas Atómicas De Hiroshima Y Nagasaki
Enviado por 1234567pollino • 27 de Junio de 2013 • 909 Palabras (4 Páginas) • 608 Visitas
El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, el bombardero estadounidense Enola Gay dejó caer sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica utilizada contra población civil de la historia. Armada con 64 kilogramos de uranio-235, hizo explosión 43 segundos más tarde a 600 metros de altura liberando una energía equivalente a 16 kilotones de TNT.
Entre 70.000 y 80.000 de las 255.000 personas que se estima que por aquel entonces vivían en la población japonesa murieron en cuestión de segundos debido a la virulencia de la deflagración y a la tormenta de fuego que se desató a continuación. No fue el caso de Tsutomu Yamaguchi, el protagonista de nuestra historia de hoy.
Nacido el 16 de marzo de 1916 e ingeniero de profesión, residía en Nagaski, donde llevaba una vida apacible como empleado del conglomerado Mitsubishi Heavy Industries. En el verano de 1945 su empresa lo envió a Hiroshima, por aquel entonces un centro de comunicaciones que servía como base de almacenamiento y punto reunión para las tropas japonesas, para que colaborara en la construcción de unos buques durante un periodo de 3 meses.
El 6 de agosto, tras finalizar el trabajo que se le había encomendado, llegó el ansiado momento de volver a casa, de manera que a primera hora de la mañana hizo las maletas y se dispuso a abandonar la ciudad en compañía de otros dos compañeros, cuando se dio cuenta de que se había olvidado los documentos que necesitaba para poder viajar. Rápidamente, tomó un tranvía y se dirigió de vuelta a los muelles en busca de los papeles de marras cuando, al bajar del convoy, divisó una bomba en el horizonte que descendía sustentada por dos pequeños paracaídas.
Eran las 8:15 en punto. Instantes después una luz cegadora lo inundó todo, su cuerpo se vio zarandeado y arrastrado contra el suelo por una virulenta onda de choque y, antes de perder el conocimiento, notó cómo le reventaban los tímpanos y perdía la visión. Little Boy acababa de hacer explosión a sólo 3 kilómetros de donde se encontraba.
Tras recobrar la conciencia comprobó horrorizado la devastación absoluta que se cernía a su alrededor, con edificios incendiados y destruidos, gente gritando de pánico y otras vagando por las calles completamente desorientadas. Herido de gravedad, con la parte izquierda de su cuerpo con quemaduras graves, se arrastró como pudo hasta un refugio cercano, donde recibió atención médica básica y reposó unas horas.
Una vez se sintió con fuerzas partió en busca de sus colegas, a los que encontró con vida, y juntos pasaron la noche en un refugio antiaéreo. A la mañana siguiente, volvieron a Nagasaki y consiguió que unos doctores le vendasen las heridas en carne viva. Lo que restaba de día y la jornada siguiente las pasó descansando a la espera de que las llagas que cubrían su piel sanaran siquiera superficialmente.
A pesar de su deplorable
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