AFRICA Y LA HISTORIA
Enviado por FELIXHUGO • 4 de Abril de 2013 • 15.561 Palabras (63 Páginas) • 392 Visitas
ÁFRICA Y LA HISTORIA
Luis César Bou
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A Francisco Villamil, que hubiera gustado de este libro
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1. Introducción
El que controla el pasado controla el futuro;
y el que controla el presente controla el pasado.
George Orwell, 1984
La cuestión de la historicidad de las culturas del África
subsahariana es algo que ha entrañado un largo debate en
Occidente. Desde ya que todas las culturas humanas son
culturas históricas, pero la propia humanidad del negro africano
es algo que ha sido puesto en cuestión. Y aún cuando ese no
fuera el caso, las culturas negras fueron consideradas como
ahistóricas en tanto ágrafas, perspectiva ésta de dudosa
legitimidad, no sólo por la frecuente existencia de
documentación escrita, sino también porque, de ninguna
manera, puede considerarse a la escritura como el único
elemento productor de historicidad.
Así, hasta épocas recientes, África negra fue
considerada como el coto exclusivo de la etnografía primero y
de la antropología después. Y no faltan quienes perseveran en
esa caracterización. Por ejemplo, el antropólogo
norteamericano Erik Wolf, quien titula uno de sus libros
“Europa y la gente sin historia” (Wolf, 1987), rótulo bajo el
cual caracteriza a muchas culturas con una mayor tradición
histórica que aquella a la que el propio autor pertenece.
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Pero vayamos al grano. Esta consideración de las
culturas del África negra no es fruto solamente de la
ignorancia. Todo etnocentrismo tiene una racionalidad
económica que, en última instancia, lo justifica y sostiene. Así,
los negros no fueron considerados humanos en la época en que
eran objeto de la trata esclavista. El asimilarlos al ganado era
condición básica para negociarlos y utilizarlos como tal.
Superado el inmenso y bárbaro genocidio de la trata, los negros
fueron considerados seres pueriles, necesitados de la tutoría de
la colonización europea. Superada la colonización, nuevas
consideraciones xenófobas y racistas toman el relevo, para
legitimizar la explotación de la mano de obra inmigrante y el
saqueo descarado de las riquezas africanas. Es en este sentido
que la lucha de los pueblos africanos por su historia, iniciada
por Cheik Anta Diop hace ya más de cincuenta años, es
también la lucha por su libertad.
Lo que aquí propongo es un breve recorrido por este
debate, como ejercicio intelectual que nos permita , por una
parte, entender el sentido de esta negación de las culturas
africanas, y por otra, comprender cómo ha funcionado la
producción de conocimiento en esta materia.
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2. La humanidad del negro y la maldición de Noé
Es interesante notar que la génesis del pensamiento
racista se ubica en el momento mismo de la expansión
marítima europea, el siglo XVI, si bien tiene algunos
antecedentes anteriores. La ideología dominante de la época
buscó y encontró una justificación religiosa a la presunta
superioridad racial europea. En este sentido, adquiere uso
corriente la “Maldición de Noé”.
Si bien la Biblia no dice nada sobre el origen de las
razas (sí lo hace el Talmud), la interpretación corriente a partir
del siglo XVI fue la de que los hijos de Noé dieron origen a las
distintas razas humanas. Y precisamente Cam o Châm era el
hijo de Noé que había avergonzado a su padre, ganándose su
maldición, y el que había dado origen a los pueblos negros.
Este estigma bíblico es un tema recurrente en la descalificación
del negro, y también el que justifica su esclavización. Noé
mismo habría pronunciado la condena centrándola en el hijo de
Cam, Canaán:
Maldito sea Canaan; Siervo de siervos será a sus
hermanos. (Génesis, 9, 25).
Esta “Maldición de Noé” o “Maldición de Cam” es
asimilada, más tarde, a la negrura de la piel (Haynes, 2002). El
negro, color del luto y de la contaminación, también es el color
del pecado y el estigma que señala a los esclavos.
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A veces había quien consideraba que no era la piel tan
solo. Por ejemplo, Richard Jobson, quien comerció a lo largo
de la costa africana en 1621, rehusando, por principios morales,
comprar esclavos, consideraba:
“El tamaño enorme del miembro viril de los negros”
prueba infalible de que eran del linaje de Canaan, quien, por
haber puesto al descubierto la desnudez de su padre, había
recibido una maldición en esa parte del cuerpo. (Davis, 1968)
Quizá en esta última consideración intervenga una
buena dosis de envidia o recelo, o, más probablemente, algún
sentido de inferioridad cuantitativa del europeo. Pero este tipo
de elaboraciones no abundan, y es ante todo la piel, mucho más
visible y evidente, la que señala al maldito condenado a
servidumbre. Es el caso del misionero anglicano Peter Heylyn,
quien dando crédito a la “Maldición de Cam”, hacia 1660
agregaba que:
“...los negros “carecían del uso de razón que es
peculiar al hombre”; que tenían “escaso ingenio y estaban
desposeídos de todas las artes y las ciencias”; que eran
“proclives a la lujuria y en su mayor parte idólatras”.
Despedían mal olor y estaban tan enamorados del color de su
piel ¡que pintaban al demonio blanco! (Davis, 1968)
Aquí debemos entender el supuesto enamoramiento
hacia su piel negra como el apego a la marca del pecado y al
error. ¿Cómo puede ser blanco el demonio?
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Ahora bien, esta maldición y reducción a la
servidumbre no implicaba una deshumanización en el contexto
de la esclavitud doméstica o patriarcal imperante en la época
bíblica. Así también en el siglo XVII, para muchos, el negro era
maldito pero era humano, por tanto tenía derecho a la
instrucción religiosa. En esa época se generó un interesante
intercambio de opiniones sobre
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