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ANTECEDENTES DE LA MERCADOTECNIA EN MÉXICO


Enviado por   •  28 de Febrero de 2014  •  1.581 Palabras (7 Páginas)  •  342 Visitas

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INSTITUTO TECNOLÓGICO SUPERIOR DE CALKINÍ

EN EL ESTADO DE CAMPECHE

-CAMPUS HOPELCHÉN-

LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN

ALUMNOS: ERIKA MAY CANUL

CRISTHIAN HOO CHAN

JOSUE ROSAS POOT

MOISÉS CAAMAL UC

MATERIA: FUNDAMENTOS DE LA MERCADOTECNIA

DOCENTE: ALEX SANTY UC AYALA

TEMA: ANTECEDENTES DE LA MERCADOTECNIA EN MÉXICO

GRUPO: C SEMESTRE: 4

FECHA DE ENTREGA: 28/02/2014

ANTECEDENTES DE LA MERCADOTECNIA EN MÉXICO

México estuvo habitado antes de la llegada de los españoles, por diferentes pueblos, tales como los chichimecas, zapotecas, mixtecos. Huastecos, totonacas, olmecas, toltecas, mayas, teotihuacanos y aztecas entre otros. Fueron estos últimos los que poblaron el Altiplano Central y constituyeron una de las culturas más resplandecientes del periodo prehispánico.

En 1325 los aztecas fundaron la gran ciudad de Tenochtitlán, y ya en esa época existían los pochtecas o comerciantes, Bernal Díaz del Castillo habla de los tianguis de Tlatelolco que pueden compararse en muchos aspectos con los modernos centros comerciales. En su obra Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España dice:

…..quedamos admirados de la multitud de gente y mercaderías que en ella había y del gran concierto y regimiento que en todo tenía.

También Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinía, habla del tianguis:

El lugar donde vende y compran llamanle tiantiztli, que en nuestra lengua diremos mercado, para lo cual tenían hermosas y grandes plazas, en ellas señalaban a cada oficio su asiento y lugar y cada mercadería tenía su sitio. Los pueblos grandes, que acá llaman cabecera de provincia, tenían entre sí repartido por barrios las mercaderías que habían de vender, y así si los de un barrio vendían el pan cocido. Otro barrio vendía el chilli, los de otro barrio vendía sal, otros malcocinado, otros fruta, otros hortalizas, otros podían vender centli.

El antropólogo Jacques Soustelle, en su libro La vida cotidiana de los aztecas publicado en 1955, señala que antes de la Conquista existían comerciantes que, de manera ocasional o permanente, es decir en tianguis, vendían sus mercancías tales como verduras, aves, peces, telas y baratijas; este tipo de comerciantes no formaban una clase específica entre la población. Había otros, los pochtecas, que eran comerciantes que tenían el monopolio del comercio exterior y constituían una clase privilegiada.

Los jefes de estas organizaciones preparaban y dirigí caravanas que marchaban a provincia para vender los productos de México (telas, tinturas de cochinilla, hierbas medicinales, etc.). De provincia traían también artículos que eran considerados más bien de lujo (jade verde, esmeraldas, caracolas marinos, etc.).

Estos comerciantes hacían el pago de impuestos el cual era previamente descontado de sus mercancías, por otra parte estaban eximidos de trabajos materiales y del servicio personal.

El mercado o Pochtlan más importante era el de Tlatelolco, en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España el fraile Sahún hace referencias a los tianguis y de las costumbres en los trueques.

Los mercaderes de Tlatilco divídanse en dos partes y los tenochcas en otras dos y los que acompañaban a estas parcialidades o divisiones eran los de Huitcelopochco o Aztcapotzalco y de Cuautitlán.

Los principales mercaderes que se llamaban tealtinime o tecoanime llevaban esclavos para vender, hombres, mujeres y muchachos y vendíanlos para su sacrificio posterior.

Los mercaderes mexicanos hicieron también el comercio marítimo en muchas barquillas, así en el seno mexicano como en los mares del sur había muchos comercios llevados a cabo por agua en la laguna de México, como lo era el pescado, algunas semillas, legumbres, frutas y flores.

El comercio de Texcoco, con Xochimilco, con Cuitláhuac, con Chalco y con otras ciudades sobre la laguna se hacía por agua formando una cadena grande de interrelaciones comerciales, por lo que había en dicha laguna más de 50,000 canoas de diferentes magnitudes.

Todo lo que no se transportaba por agua se llevaba a cuesta para lo cual había gente que desempañaba este trabajo; se le llamaba tiamama o tlameme y eran enseñados desde niños a ese ejercicio en que debían emplearse toda la vida la carga era solamente de unas dos arrobas (23 kg) y normalmente las jornadas eran de cinco leguas (28 km) pero en ocasiones hacían con ella viajes de 300 leguas o más y los caminos eran muy ásperos. Los tlameme estaban obligados a esta falta de bestias de carga.

En su libro Historia social y económica de México el

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