Alan Rouquié - El ejercito argentino
Enviado por Matías Llodra • 29 de Agosto de 2018 • Resumen • 1.525 Palabras (7 Páginas) • 196 Visitas
HISTORIA ARGENTINA
PROFESORADO DE HISTORIA – 4º AÑO.
Profesora: María Andrea Martinessi
Alumna: Mariela Cabrera
“Argentina ante la guerra mundial. El ejército en marcha hacia el poder”.
Capítulo 7 – Alain Rouquie
La guerra europea pondrá en primer plano, en Argentina, problemas relacionados con la seguridad nacional. En 1939 frente a Montevideo, combaten el acorazado alemán Graf Spee y tres cruceros británicos obligando a reforzar la defensa argentina. Se vota en 1940 una ley para la compra de armamentos y se somete a consideración un proyecto para la expansión coordinada de las industrias militares.
El ejército no se contenta con el apoyo financiero, se interesa por las decisiones políticas y hasta presiona al gobierno.
La guerra despierta ciertas simpatías, algunos se inclinan por Alemania y ven a las naciones anglosajonas como amenaza para la soberanía nacional. Gran Bretaña es el gran invasor de 1806 y el ocupante ilegal de las Malvinas.
La guerra aumenta el poder de los militares pero también impone un realineamiento de las fuerzas políticas.
Naufragio de demócratas:
Pese a la enfermedad de Ortiz se sigue su rumbo: elecciones libres y neutralidad al Eje en política exterior.
La conquista radical en diputados no se limita sólo a allí, por ello conservadores y nacionalistas están interesados en precipitar la caída del gabinete y la renuncia del Presidente. Justo está decidido a intentarlo.
Los adversarios de Ortiz saben que para desencadenar la crisis hay que tomar el ejército, mientras guarden lealtad a Ortiz y apoyen su política de apertura, la indignación de los nacionalistas no conducirá a nada. Tras un complot para vengarse de Ortiz, éste pretende renunciar pero dirigentes sindicalistas, socialista y comunistas lo apoyan.
Castillo: apoyo militar y división de los conservadores.
Castillo como vicepresidente se conforma con un triunfo modesto porque no tiene fuerza, ni un aparato político. Pero no piensa dejar a los radicales que vuelvan al poder. Sabe lo que le debe a Justo.
Castillo no quiere gobernar con ministros impuestos y pretende quitarse dos civiles de encima (Pinedo de Hacienda y Tanazzi de Guerra), confiando el ministerio de Guerra a un militar independiente.
El cambio de gabinete se siente en la política interna. El fraude vuelve a imperar. Ortiz critica esta situación y una comisión senatorial declara previa consulta que no está apto para asumir nuevamente sus funciones. Renuncia en 1942.
Castillo se empeña en restablecer el conservadurismo clásico de la era radical, piensa establecer caudillos locales para controlar la situación. Pero Justo controla el ejército y sabe que no se puede gobernar en contra del mismo.
El vicepresidente Castillo debe ganarse la sociedad militar. Para eso debe satisfacer demandas del ejército, incrementar el capital humano y material de las fuerzas armadas y además, debe buscar apoyo en sectores oficiales uribunistas y en general, en grupos antiliberales.
Dentro de las reformas: mejora la preparación militar, otorga créditos para construcciones militares, se crea la Flota Mercante y la Dirección General de Fabricaciones Militares, como parte de la ampliación de la autonomía y que se traduce en la voluntad industrializadora de la clase militar y, la intervención del Estado en la construcción de la industria nacional. El poder militar se ve fortalecido por esta nueva dimensión económica, autorizados a formar sociedades mixtas con capitales privados nacionales y, sus fábricas se benefician con numerosas exenciones impositivas. Se crea el Instituto Geográfico Militar.
Castillo también persigue fines políticos donde el ejército es un instrumento privilegiado, necesita afirmar su poder y desembarazarse de los hombres de Justo.
Parecen innegables los contactos entre la derecha militar y el Presidente. En 1941 se disuelve el Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires, que era blanco de nacionalistas civiles y militares, símbolo de vicios de una democracia corrupta y decadente. Se condena este abuso de autoridad.
Para evitar un golpe de estado, Castillo habría aceptado las condiciones que se le imponían, salvo la disolución del Congreso.
Política internacional y el ejército
Castillo se puso de acuerdo con sectores antiliberales del ejército para fortalecer su poder e impedir que radicales mayoritarios en Diputados lleguen al poder.
Ya no se es conservador, radical o nacionalistas, se está a favor o en contra de los Aliados o de la neutralidad.
El problema internacional se convierte en arma contra Castillo. La opinión pública ilustrada está mayoritariamente, a favor de los Aliados. En el interior y en los suburbios de Buenos Aires la clase obrera reciente, no se siente involucrada en el problema de la guerra mundial.
La gravedad de la situación internacional impone al ejército la obligación de extremar las medidas para la unidad moral de la nación para poder mantener íntegra la posición frente al conflicto bélico. Es innegable que la neutralidad es materialmente pro británica y no pro alemana. La neutralidad corresponde a intereses de Gran Bretaña, de los estancieros y exportadores argentinos. Cualquier medida hostil hacia los países del Eje desencadenaría severas represalias contra el comercio argentino. Hay una intención norteamericana de usar la guerra para suplantar a la antigua metrópoli y hacer de la Argentina un país dependiente de EEUU.
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