Antecedentes De La SEP
Enviado por alatriste6 • 21 de Noviembre de 2012 • 2.271 Palabras (10 Páginas) • 1.888 Visitas
ANTECEDENTES
El año de 1921 marca un momento muy importante en la historia de México: terminaba la revolución armada que se inició en 1910 en contra del dictador Porfirio Díaz, y el país se echaba a cuestas la reconstrucción nacional, se anunciaba el nacimiento de una nueva sociedad. La Revolución puso en libertad energías largo tiempo contenidas y provocó un renacimiento político, social, económico e intelectual. Cuando la larga lucha terminó, en 1920, la demanda popular de escuelas estaba tan profundamente arraigada que el Gobierno se sintió obligado a hacer algo por la educación (Hughes, 1951: 9-10). El primer Secretario de Educación Pública de México fue don José Vasconcelos (1921). En su trabajo en favor de la educación del país inició la primera campaña contra el analfabetismo, instaló las escuelas rurales y nombró los primeros misioneros.
El campo mexicano se encontraba abandonado, la lucha armada había diezmado a la población, y la guerra terminó con la infraestructura económica. Para entonces los ideales revolucionarios del reparto agrario y la justicia social estaban lejos de hacerse realidad. Abandono, tristeza y hambre eran comunes en las comunidades rurales, mestizas e indígenas. Situación poco propicia para fundar escuelas y encontrar maestros que ayudaran a la gran labor de reconstrucción y a mejorar las condiciones de vida de miles de campesinos pobres en todo el país.
El primer problema con que hubieran de enfrentarse los encargados de la educación en el período posrevolucionario fue el de la selección y formación de maestros rurales, y el segundo, íntimamente relacionado con aquél, fue decidir qué era lo que habían de enseñar. Para resolver ambos problemas y poder llevar la educación a las regiones rurales se redactó el programa de las misiones culturales (Hughes, 1951)
Impulsar la Escuela Rural Mexicana
Don Lucas Ortiz Benítez, primer Director del CREFAL, anotó en su informe sobre las Misiones Culturales: «La historia de las Misiones Culturales está ligada a la historia de la Escuela Rural Mexicana» (1952: 1). En efecto, el Programa de Misiones Culturales vino a sumarse al extraordinario desarrollo que tuvo la escuela rural en México, como lo muestra el formidable crecimiento en el número de escuelas, maestros y alumnos entre los años de 1923 a 1938.
«El número de Misiones Culturales aumentó de 1 a 18; el de misioneros de 7 a 150; el de maestros rurales de 876 a 17 047; el de alumnos matriculados, de 50 000 a 623 432 y el de personas que asistieron a las escuelas normales patrocinadas por las misiones culturales, de 147 a más de 4 000» (Hughes, 1951: 15).
Cabe mencionar que esto se debió en buena parte a los esfuerzos de los misioneros quienes, en general, sólo contaban con su salario, bastante magro por cierto, y el apoyo que pudieran lograr de las comunidades con las que trabajaban.
En 1923 las autoridades educativas y el Gobierno determinan que cada escuela debe ser dotada de un huerto escolar y se establece la acción como base para el trabajo. Es en este tiempo cuando surge la llamada «casa del pueblo» y el 17 de octubre de ese año se expide el «Plan de las Misiones Federales de Educación», como una respuesta a la necesidad de reunir los elementos dispersos que venían trabajando por mejorar las condiciones de la educación para el pueblo.
La Casa del pueblo, como tipo de Escuela Rural, quiere decir: la escuela para la comunidad y la comunidad para la escuela, es decir, una fusión de intereses educativos y sociales. La casa del pueblo era construida por los vecinos a iniciativa de los misioneros, y se dejaba al maestro rural que la haría vivir en armonía con el vecindario (Ortiz, 1952: 2).
En ese mismo año se reunieron 147 maestros bajo la dirección de la primera misión cultural en Zacualtipán, estado de Hidalgo. «Los maestros recibieron clases de Educación Rural, Jabonería, Curtiduría, Agricultura, Canciones y Educación Física» (lbid.). Pero la comunidad no quiso quedar fuera de estos cursos que los misioneros impartieron, por lo que sin haberlo contemplado previamente, se le asignó a la misión la atención directa a la comunidad. En 1925 la Secretaría de Educación Publica declaraba: Se ha dado el nombre de Misión Cultural a un cuerpo docente de carácter transitorio que desarrolla una labor educativa en cursos breves para maestros y particulares. Cada misión será una escuela ambulante que se instalará temporalmente en los centros de población en que predominen los indígenas, ocupándose en el mejoramiento profesional de los maestros, en ejercer influencia civilizadora sobre los habitantes de la región, despertando interés por el trabajo, creando capacidad necesaria para explotar oficios y artes industriales que mejoren su situación, enseñando a utilizar los recursos locales e incorporándoles lenta pero firmemente a nuestra civilización.
Los maestros formados a través de las Misiones Culturales carecían frecuentemente de base profesional, pero la suplieron con su ardiente celo por transformar sus comunidades mediante el trabajo y la acción. Fue por esta razón que se organizaron frecuentemente los llamados «Institutos». 1926 señala la iniciación del florecimiento de las Misiones Culturales, pues en esa época se establece la Dirección de Misiones, y al año siguiente se realizaron los primeros cursos de perfeccionamiento especiales para misioneros. Para cada grupo hubo clases determinadas. Al concluir estos cursos recibieron los misioneros un pliego de instrucciones entre las cuales había un párrafo destinado a señalar cómo emplear la biblioteca ambulante y los equipos de carpintería e industrias. El instructivo fijaba, asimismo, 21 días de duración para las reuniones de los maestros rurales. Desde entonces se llamó Institutos a las concentraciones de maestros dirigidas por las misiones (Ibid.). Llevar a cabo un instituto requería varios trabajos previos que incluían actividades de investigación sobre la situación, las necesidades y problemas de todos los maestros. Por otra parte, un inspector se encargaba de hacer una minuciosa exploración de los problemas de orden social, económico y material que afectaba a la región, con la finalidad de que los misioneros fueran en sus actividades más eficaces y acertados. Comenta Ortiz, en el mismo documento, que durante las concentraciones de maestros los misioneros habrán de investigar por todos los medios posibles las necesidades de las escuelas y de los poblados de la región donde vaya a operar cada maestro al frente de su escuela. Los misioneros normaban su labor de acuerdo con una serie de sugerencias encaminadas a favorecer que se establecieran nexos con las comunidades para que la actividad social del misionero procurara allanar las diferencias que perjudicaran el interés colectivo.
Estos
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