Discurso 16 De Sep

México, tierra de hombres fuertes y de acero, de espíritu indomable y de dignidad inquebrantable, que en momentos cruciales de la historia, han derramado hasta su ultima gota de sangre en aras de la libertad y soberanía de este gran país.

En este heroico Estado de Querétaro, y en representación de miles de niños y jóvenes que se educan en el nivel básico y Nivel Medio Superior, así como de los docentes que cotidianamente cumplimos con nuestra labor en el aula, acudo a esta tribuna para enaltecer los valores que dan presencia e identidad a los mexicanos.

En los umbrales del Aniversario del Movimiento armado que nos liberó de la opresión y nos permitió recobrar la dignidad, mismo que fue iniciado la madrugada del 16 de septiembre de 1910 por el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla en el pueblo de Dolores, recordamos a todos los que lucharon y murieron por la Independencia de México. Saludamos a todos aquellos que hasta nuestros días han contribuido con su pensamiento y acción a la justicia social. A los que ayer murieron, y a los que hoy, en el trabajo afanoso de cada día, cumplen anónimamente, con el deber de hacer algo por el bien de México. A ellos y a ustedes, al pueblo heróico de México que todos los días hacen la Independencia, es mi homejane en este día.

La Independencia no es una frase, no es retórica; es doctrina y acción, es pensamiento y conducta, es lucha resuelta; ayer armada y hoy pacífica, por los supremos intereses de nuestro pueblo.

Nuestro movimiento libertario demostró y sigue demostrando al mundo el carácter indómito del pueblo de México, que con virilidad y pujanza a tumbos de tragedia ha construido senderos de avance social.

Esta conmemoración pública, no es tan solo una evocación cívica, es una reflexión de lo que hemos alcanzado y lo mucho que tenemos que luchar para acabar con la insatisfacción que existe en algunos sectores de la población.

Día tras día se logran nuevos progresos, que son éxitos tangibles en la lucha contra la miseria, la opresión y el desamparo. Esa es la mejor manera de honrar a los próceres, conocidos y anónimos, aquellos que antepusieron los intereses de la Patria a los personales, y que ofrendaron sus vidas en aras de una nación libre como en la que hoy vivimos. Gracias a ellos y a los que en movimientos posteriores continuaron su lucha por el México Independiente, es que podemos vivir en un país de libertades que ha mejorado la organización política y social de los connacionales. De esa manera, los hombres y mujeres mexicanos somos iguales, confrontamos nuestras ideas y ejercemos nuestros derechos en igualdad de circunstancias. Hoy existe diálogo y debate en los grandes problemas nacionales que nos ha llevado a un gobierno plural donde las mayorías constituyen la marcha vigorosa del México moderno, para superar problemas y consolidar avances.

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