Antoni tapies y el grafismo
Enviado por Azahara Lopez Maldonado • 5 de Mayo de 2017 • Trabajo • 753 Palabras (4 Páginas) • 244 Visitas
Antoni Tàpies
Nos encontramos ante un artista donde las vivencias de su infancia y juventud fueron decisivas en la formación de un repertorio de temas, que constituyen el vocabulario básico del artista, y es que si desconociéramos todo ese repertorio, su obra tendría igual validez tanto por su calidad plástica como por su capacidad evocadora, de unos problemas que afectan no solo a una generación, sino al hombre occidental contemporáneo donde los valores se encuentran truncados por la Dictadura en España, por la fragmentación y artificialidad del hombre. Al conocer estas vivencias comprenderemos mejor sus motivaciones e incluso temas concretos de su obra.
De su infancia Tápies recuerda los olores y muebles viejos. Lo anticuado y lo funcional se asocian a recuerdos pobres que pueden intercambiarse en revulsivo o en poesía. Infancia y adolescencia marcada por los conflictos religiosos, y por el descubrimiento de la filosofía oriental y de la música clásica. La cama fue uno de los temas más recurrentes de su obra y es que por aquellos tiempos, el artista padeció algunas enfermedades de las cuales aprovechó el tiempo para leer y dibujar. La guerra que coincide con la pubertad, trae los bombardeos y el hambre pero también una enorme libertad y experiencias que serán fijas en su recuerdo y que quedaran plasmadas en su obra.
En los años cuarenta, el panorama pictórico español era, el veto del Régimen a todo arte vanguardista, de una gran mediocridad: proliferaba un estilo vagamente impresionista (realismos confortables) y un cierto populismo postnoucentista. Es especialmente a partir del surrealismo, donde Tàpies extrae las primeras consecuencias y con esto mostrar que los primeros trabajos del artista interesaban más por lo que representaban de la ruptura, que por lo que son. En su estilo aparecen algunos de los recursos del art brut. A pesar de poseer un fuerte contenido narrativo, sus obras fueron un objeto plástico independiente, cargadas de energía mental, es decir que hablaban por si mismas donde no solo contagian el misterio sino la fuerza y el poder. A partir de 1953 Tàpies se despoja de todo lo anterior para configurar un estilo más maduro y propio donde afronta problemas directamente plásticos con la influencia de Miro en su manera de experimentar.
Estas soluciones plásticas se acercan al existencialismo, el interés por el hombre como sujeto y como proyecto moral. Un constante “vivir con la muerte” que nos hace ver la España franquista del momento y otras oscuridades europeas del siglo como: el miedo, la angustia, la prisión y la guerra, las cuales no solo nos marcan lo que sería una negación desesperada del mundo sino también, dejar que la materia se exprese por sí misma. Como resumen la materia se convertiría en el pensamiento hecho objeto, una definición cercana a la del arte como expresión sensible de la Idea, de Hegel.
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