“Análisis sobre la vida marítima de los tripulantes en la edad barroca”
Enviado por Bats_1818 • 19 de Noviembre de 2015 • Trabajo • 1.805 Palabras (8 Páginas) • 358 Visitas
-El barco como una ciudad flotante
“Análisis sobre la vida marítima de los tripulantes en la edad barroca”
2. Guion Literario
2.1 PREPARATIVOS PARA UNA EMBARCACIÓN
Realizar una travesía en la edad barroca era una hazaña; requería poderosas razones para surcar un mar lleno de peligros y hacer frente a un medio de transporte con grandes incomodidades. Los preparativos para embarcarse eran largos y engorrosos. Los pasajeros tenían que cumplir una serie de requisitos para obtener la licencia; juntar los alimentos que consumirían durante el viaje, es decir, lo que se conocía como matalotaje.
Los tripulantes, es decir aquellos que se embarcarían para trabajar en el gobierno y buen funcionamiento de la nave, debían pasar por una serie de trámites.
Se les anotaba en un libro que comprendía todos los trámites de la flota, bajos su nombre se registraba el cargo que oficiaría durante la travesía, su origen geográfico, una breve descripción física y la edad. Todo aquello con el fin de identificarlos ante cualquier gestión durante la navegación,
La preparación física para el viaje se acompañaba de la espiritual, las prácticas religiosas eran obligatorias para todo buen cristiano, estas también eran llevadas a cabo durante la travesía, en las embarcaciones se adaptaban altares y se ofrecían misas. Los tripulantes tanto como pasajeros se confesaban, comulgaban y rezaban oraciones de la doctrina cristiana.
Los marineros por obligación y los viajeros por precaución hacían un testamento y acudían a confesarse antes de zarpar. Estas medidas permitían al maestre del navío realizar la voluntad del que falleciese.
El que navegaba encomendaba su vida y hacienda al viento y a las túmidas olas, quedando su vida a “tres o cuatro dedos de la muerte, que es el grueso de la tabla del navío”
La escasa atención de los tratados de construcción naval y las instrucciones náuticas prestaban a los lugares que debían ocupar tanto marineros como viajeros para resolver sus necesidades de habitación, comida y aseo, muestra que para las autoridades encargadas del buen funcionamiento de la navegación, ese era un tema de escaso interés ya que básicamente la intención de uso para los navíos era la conquista de nuevos territorios, el intercambio comercial.
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2.2 LOS TRIPULANTES: CLASES SOCIALES Y RANGOS
Una nave era como un castillo bien armado de gente y munición que se mueve por la mar, es decir, una estructura adaptada para poder moverse en un medio acuático y que cumplía con los requerimientos básicos para los que había sido diseñada: el transporte.
Para el diseño de la embarcación era realmente necesario el efectivo, el barco Denia estar acompañado de gente capacitada que supiera leer el cielo, entender el lenguaje de los vientos y el secreto del continuo vaivén de las olas.
Los tripulantes de mayor rango y nobleza eran el capitán general de la flota y su almirante, designado por el rey. El nombramiento de capitán imponía como deber el defender incluso con su vida el buen destino del convoy. Cada navío llevaba como gobernante a un capitán o maestre; quienes ocupaban este cargo eran la mayoría de las veces los propios dueños de las embarcaciones, el papel del piloto era de suma responsabilidad.
Como habilidad mínima debía tener experiencia en el mar, saber utilizar los instrumentos propios de su oficio y poder ubicarse en una carta náutica.
Después de los personajes principales seguía un escalafón comandado por el contramaestre, quien se encargaba de organizar el acomodo de mercancías y su registro llevar la cuenta del material a su cargo estaban rineros, grumetes y pajes.
Lo cierto de la navegación, aunado a lo duro de las tareas, hacía que los hombres listos para embarcarse escasearan.
2.4 COMER
Los alimentos que se llevaban a bordo para consumir durante la travesía, el matalotaje, debían reunir varias características: duración, facilidad para su preparación y nutrición; la variedad en el consumo era escasa, ya que eran pocos los comestibles.
La dieta se cubría con el bizcocho como base, carne fresca, tocino, algunas variantes de pescado, arroz, legumbres y semillas, junto con aceite, vinagre y sal, como bebida se recurría al agua y vino.
La ingestión de bizcocho era una especie de iniciación para aquellos que se embarcaban por primera vez y motivo de algarabía para los demás marineros, su dureza era semejante a la de una roca, era necesario remojarlo en vino o agua durante algunos minutos.
A la gente de mar y guerra, los soldados embarcados se le racionaba la comida por día. El comisionado para distribuir los bastimentos era el “maestre de raciones” quien debía llevar una relación de lo que se había embarcado y del consumo a lo largo de la travesía.
El reparto correcto de los víveres era muy importante por el hecho de que la travesía podía durar más tiempo del planeado, por tal motivo, el tipo ideal de despensero debía ser un “hombre cuerdo, sufrido y callado, y templado en comer y beber”
Se realizaban tres comidas al día: la comida de la mañana se verificaba entre las nueve y once; los pasajeros repartían a los comensales un poco de bizcocho, algunos dientes de ajo, sardinas o queso y vino. La comida principal se servía entre las dos y cuatro de la tarde agregándole al menú carne o pescado, acompañado de miniestra, la cena, que se llevaba a cabo antes de ponerse el sol, consistía en una ración menor de alimentos, pescado, bizcocho, aceite, vinagre y su bebida.
El momento de la comida era todo un acontecimiento. Se llamaba con dos campanadas a los de la “primera mesa” refiriéndose a la del capitán, que comía en su camarote acompañado por el maestre y el polito, y en ocasiones por el cirujano o el escribano y algunos pasajeros distinguidos.
Las tres campanadas correspondían al aviso para la mesa del contramaestre, quien se sentaba a la cabecera, después de el y a sus lados, los oficiales del navío, seguían los marineros y detrás los grumetes. Los pajes eran los encargados de server y podían ingerir sus alimentos una vez los demás hubieran terminado.
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