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Apuntes-Resumenes de Historia Antigua de Oriente, UBA


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2021  •  Resumen  •  112.394 Palabras (450 Páginas)  •  102 Visitas

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TEÓRICOS

 

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Sasson, Jack, “Babilonia en el pensamiento europeo”, en “Civilizations of the Ancient Near East”, Peabody,

Mass., Hendrickson Publishers, 2006, pp. 67-80

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El autor presenta una diferenciación entre la influencia que ejercieron las culturas babilónicas y egipcias en Europa respectivamente, teniendo en cuenta la naturaleza de esas civilizaciones, la conservación y preservación de sus ruinas, la naturaleza del redescubrimiento de dichas civilizaciones, entre otras.  

En primer lugar, se establece una diferencia en la preservación de cada cultura: mientras que no hubo un corte absoluto en la preservación de monumentos egipcio en suelo europeo -así como tampoco hubo una interrupción en la fascinación por su cultura-, las grandes ciudades súmeras y babilónicas se habían transformado en “montículos de ruinas, ya cubiertas por la arena o despojadas de sus ladrillos por los habitantes locales”. Los monumentos súmero-babilónicos no fueron transportados a Europa.

Los conocimientos acerca de ciudades como babilonia, antes de la posibilidad de llevar a cabo excavaciones, se basaron en una fuente distinta a la transmisión directa de su cultura: la Biblia.  

La literatura de los primeros viajeros

La curiosidad acerca de la Biblia y sus relatos acerca de las maravillas y monstruosidades de Oriente la que motivo a distintos viajeros medievales a dirigirse a Medio Oriente. Sin embargo, sus interpretaciones o descripciones acerca de las ruinas estaban basadas o relacionadas con los relatos bíblicos o las interpretaciones clásicas, lo que derivaba muchas veces en confusiones acerca de la locación de diferentes ruinas como la Torre de Babel.  

Primeros viajeros científicos

A partir del S.XVII viajan a Medio Oriente hombres preparados, estudiosos. 1686, por ejemplo, Engelbert Kampfer sugirió, tras un largo estudio, la denominación de la escritura sumeria como cuneiforme. Se presenta, además, un pensamiento contrario al que dictaba que estas civilizaciones no podían tener una tradición científica o literaria debido a la simpleza de sus materiales de escritura. Al contrario, se comenzó a estimar que el tiempo que tomaba el proceso de escritura suponía una sociedad avanzada.

Babilonia en la literatura europea

Entre los siglos XIII y XVII, los escritos acerca del Cercano Oriente no se apartaban del corpus principal de fuentes sobre la antigua Mesopotamia: la Biblia, los autores clásicos y Josefo. A partir del siglo XVIII el interés por Oriente creció debido a la transcripción de “Las Mil y Una Noches” (relato basado en costumbres babilónicas) y la publicación y/o traducción de trabajos acerca de la religión persa. La corriente orientalista es utilizada por diferentes escritores para criticar o enfatizar la visión bíblica del mundo. Todo este proceso creo una visión de innumerables civilizaciones de tiempos lejanos, de una infinidad de literaturas; más aún, las escasas comarcas europeas ya no eran los únicos lugares que habían dejado su huella en la historia”.

Influencia babilónica en el arte europeo

Se identifican una cantidad de motivos de origen babilónico y mesopotámico que persistieron en el judaísmo post-bíblico y en los inicios del cristianismo (toros, águilas, grifos, leones, etc.). “Puede asumirse que, si estos símbolos estaban abundantemente representados en el judaísmo y en el cristianismo antiguo, tendrían también una profunda resonancia en la cultura europea. De hecho, parece que tales influencias son identificables en el arte bizantino, carolingio y románico, siendo el Irán sasánida y Siria los intermediarios principales”.

La influencia oculta  

A pesar de lo que se pueda ver a simpe vista, el autor sostiene que la influencia mesopotámica sobre la cultura occidental es mayor que la egipcia. Esto encuentra motivo en la Biblia hebrea, en la cual se puede postular un corpus de arquetipos: la creación inicial, el papel de la humanidad en la naturaleza, la relación de la humanidad con la divinidad, las catástrofes primordiales; la naturaleza e influencia de un tipo específico de liderazgo heroico y carismático, la realeza y la construcción del imperio, la naturaleza y la estructura de la vida urbana, y conceptos de arquitectura monumental. Todos ellos se encuentran profundamente arraigados en la memoria cultural de la sociedad europea y todavía se manifiestan en las artes, en la literatura y en la política.

 

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J. M. Sasson (ed.), “Egipto en el pensamiento europeo”, en “Civilizations of yhe ancient Near East”, Vol 1, Massachusetts, Hendrkson Publishers, 2006, (1a.ed.1995), pp. 15-32

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Egipto a través de la mirada occidental

Con la conquista árabe en el 641 D.C de Egipto, esta cultura quedo relativamente inaccesible para Europa, por lo que todo el conocimiento acerca de esta era proveniente de la tradición clásica grecorromana, lo que provocaría cierta distorsión en el conocimiento. Estos textos, a pesar de reflejar la cultura faraónica, también estaban cargados de la propia impronta grecorromana, la cual comunicaba perplejidad y rechazo. Particular atención se le prestó a Platón: mediante sus observaciones, se intentó reconciliar el mundo antiguo con el cristiano.

En cuanto a la cultura material, se destacan los monumentos y antigüedades llevados a Roma desde el año 30 A.C, luego de su conquista, así como obras “egiptizantes” creadas en el propio occidente, pero con elementos que no eran propios de la cultura faraónica, elegidos para acomodarse a la propia visión romana de Egipto. En cuanto a los estudios humanísticos, estos dieron forma al concepto occidental del antiguo Egipto, modificándolo en las sucesivas fases de la civilización occidental de acuerdo con las preocupaciones culturales. Sin embargo, la principal base de conocimiento continuó siendo las fuentes clásicas.    

En el siglo XVIII, Egipto es totalmente “orientalizada”, es decir, pasa a formar parte de una esfera oriental generalizada en la que comparte cultura con civilizaciones hasta del Lejano Oriente. Incluso no se establecía una diferenciación entre la antigua cultura faraónica y la islámica contemporánea. Su cultura pasa a enmarcarse en los exótico, sin utilidad aparente.

Entre fines del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX, se desarrolló una corriente orientalista, manifestada tanto en aproximaciones mentales a Egipto como en obras de arte y literatura que mezclaban lo antiguo y lo moderno en una imagen pintoresca de Egipto que producía excitación y repulsión a la vez.

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