Arquitectura del siglo XIX.

Arquitectura del siglo XIX

A principios del siglo XIX los arquitectos enfrentaron varios problemas, pues tuvieron que idear nuevos tipos de edificios  que no existían, como mercados públicos descubiertos, estaciones de ferrocarril, instituciones públicas y caritativas, hospitales manicomios etc. Y todos estos edificios tenían que tener una gran magnitud, los arquitectos también se toparon con nuevos materiales de construcción, como la fundición, el hierro forjado y el vidrio en una cantidad exagerada, debido al avance en la producción. Ahora el eclecticismo se aseguraba de la “precisión arquitectónica” lo cual significaba que todo lo construido cumpliera su función exacta, así este entro en una tercera fase, el eclecticismo nostálgico, un ejemplo de esto puede ser el primer museo público de escultura.

El neoclasicismo fue solo una muestra de como influyo el interés por la historia sobre el diseño de edificios, la principal alternativa de este en la arquitectura publica fue el estilo gótico. En el norte de Europa, la arquitectura gótica siempre fue considerada como una expresión inherentemente nacional. Así el nuevo florecimiento del estilo gótico coincidió con el resurgimiento del misticismo religioso. Para las iglesias anglicanas, el estilo gótico cuadraba muy bien, ya que su arquitectura encajaba perfectamente con la renovada función del edificio, un ejemplo de esto puede ser la iglesia Sant Giles, en Cheadle.

Después surgió el neobarroco y el neogótico victoriano, el primero fue una alternativa clásica para los edificios públicos, lo cual era una variante del barroco francés un ejemplo es la Opera de París, y el segundo fue la fase más creativa del eclecticismo del siglo XIX, fue una alternativa gótica, y fue llamado así debido a su elaborado carácter y sus formas góticas.

La reubicación de grandes segmentos de la población que se inició durante el siglo XVIII, se aceleró a principios del siglo XIX, las ciudades como Londres, crecieron aún más, pero en ciertos lugares de Europa, donde era más habitual un cierto grado de control gubernamental, se dieron algunos pasos para modelar el crecimiento urbano. El crecimiento urbano en el siglo XIX se vinculó con el crecimiento industrial, ya que las fábricas y el comercio atraían a la gente la ciudad, donde las oportunidades económicas eran mejores que en el campo, sin embargo, el desarrollo industrial llego a España mucho después, debido a que tardo en invertir en nuevas industrias.

Los críticos y arquitectos del siglo XIX estaban obsesionados por la cuestión del estilo, como fueron estudiando la arquitectura griega, romana y gótica, comenzaron a entender que esas expresiones artísticas habían tenido sus orígenes en la arquitectura popular, después se estilizaron convirtiéndose en expresiones culturales ricas en significado.

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