ARQUITECTURA RELIGIOSA A FINALES DEL SIGLO XIX.
Enviado por Nad3896 • 16 de Mayo de 2017 • Síntesis • 1.109 Palabras (5 Páginas) • 426 Visitas
ARQUITECTURA RELIGIOSA A FINALES DEL SIGLO XIX
Un periodo muy importante para la arquitectura religiosa en México se dio durante el porfiriato (1876-1911). Aunque durante esa época la situación en el país era por demás complicada, durante el gobierno de Porfirio Díaz se propició un gran auge en la economía nacional que a su vez dio como resultado una gran actividad constructiva, principalmente en las ciudades más importantes. Las nuevas producciones arquitectónicas en el país fueron influenciadas por las corrientes traídas de Europa, especialmente de Francia. Estas influencias derivaron en enfoques historicistas que rebelaron un notable rechazo contra el frío arte neoclásico y proponían la vuelta a los estilos ornamentados y lujosos que había desechado el academicismo, sobre todo dirigidos hacia lo neogótico y ecléctico. Habrá que recordar que el estilo neogótico estaba ligado al Romanticismo del mundo medieval y las formas místicas desarrolladas desde la segunda mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña pasando posteriormente a Europa, Estados Unidos y finalmente, Latinoamérica.
Durante este periodo se van a construir numerosos templos católicos en arquitectura neogótica en México y toda Latinoamérica coincidiendo con la transmisión cultural de este estilo.
Estas construcciones religiosas neogóticas tomarán el papel de hito urbano en muchas ciudades gracias a su monumentalidad y responderán a los ideales de una Iglesia que necesitaba refrendar su influencia y visibilidad sobre la sociedad mexicana después de los ataques sufridos por los gobiernos liberales latinoamericanos, en el caso de México por el gobierno de Benito Juárez.
Algunos de los encargados de estos trabajos fueron arquitectos como Emilio Dondé, autor del palacio de Bucareli, hoy Secretaría de Gobernación; de Antonio Rivas Mercado, creador de la columna de la Independencia; de Mauricio Campos, a quien se le acredita la Cámara de Diputados, y de Manuel Gorozpe, proyectista de la iglesia de la Sagrada Familia.
Durante el último cuarto del siglo XIX el papel de la Iglesia católica en Latinoamérica fue sumamente complejo en gran parte derivado de la constante rivalidad entre la religión y los cuadros políticos liberales. Posterior a las reformas juaristas comenzaron a plantearse temáticas como el pluralismo religioso, la expansión del protestantismo, el desarrollo del positivismo entre las elites intelectuales y políticas, el desarrollo del regalismo estatal, la romanización con el establecimiento de concordatos entre la Santa Sede y los países americanos y la difusión de las encíclicas papales. También, se dará en esos años, la consolidación de una iglesia ultramontana en distintas naciones, combativa, incluso ya no sólo al liberalismo, sino a otros fenómenos como el protestantismo o el laicismo. Cabe destacar en esta época la labor de las órdenes religiosas en el desarrollo del catolicismo social, el resurgimiento de labor misionera o el relevante papel de la Iglesia en la educación. Todo esto en aras de revivir el poder de la religión católica, un resurgir que invariablemente dejó ver violencia, exilios obispales, enajenaciones de bienes e incluso de guerras, fruto de la muy conocida conflictividad entre la Iglesia y el Estado.
Estos constantes enfrentamientos llevaron a la Iglesia a renovar la educación del clero en nuevos seminarios formando sacerdotes más cultos y apostólicos, lo que supuso la mejora de su organización y con ello la ampliación de su distribución territorial. Así comenzarán a aparecer nuevas diócesis y parroquias revitalizando considerablemente la misión evangelizadora y social de la Iglesia en Latinoamérica. Todo ello haciendo evidentes las razones para la construcción de nuevos y esplendorosos templos en estilo historicistas y especialmente en neogótico.
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