Barro negro

Origen

La alfarería oaxaqueña ocupa un lugar importante en la producción de artesanías de todo el país.

San Bartolo de Coyotepec (Coyotepec en la lengua náhuatl significa “cerro de coyotes”) es un municipio del estado mexicano de Oaxaca, es un pueblo de origen prehispánico con asentamiento zapoteca.  El pueblo de San Bartolo es el único lugar donde se trabaja el barro negro. Gracias a esta artesanía el pueblo es ahora conocido a nivel mundial. Desde tiempos inmemorables se dedica a confeccionar piezas de barro negro que sirven para la vida cotidiana. La producción de este se le atribuye a los zapotecos y después a los mixtecos. La participación en el trabajo artesanal está reservado únicamente para los nativos de San Bartolo.

Los cantaros de barro negro son las artesanías más representativas de San Bartolo, se usaba para acarrear agua y almacenarla, ahora la función es distinta pero no deja de ser un símbolo de identidad para los habitantes de este pueblo

Auge

En los años 50 el barro negro tuvo un gran impulso gracias a una mujer llamada “Doña Rosa”, descubrió que podía cambiar el color y el brillo del barro gracias a una técnica utilizada desde la época prehispánica donde se emplea un horno de dos bocas y en determinado momento se cierran para así mismo reducir el oxígeno, de no ser por esto la pieza obtendría un color rojizo, a este proceso se le llama “Reducción de atmosferas”.

Los habitantes de este pueblo se vieron en la necesidad de crear un espacio que permitiera exhibir los objetos de expresión artística y así se creó el Museo de Arte Popular en 1996 con piezas de artesanos locales.

Producción

“La mina”, lugar donde se produce el barro con el que trabajan los alfareros de San Bartolo. La mina se mantiene en constante vigilancia desde 1999 para evitar intromisiones y que esto afecte a la economía de los habitantes. La mina se encuentra a dos horas de camino de Coyotepec. Dicen los habitantes que solo los hombres pueden extraer el barro de la mina ya que si lo hace una mujer se dejara de reproducir la materia prima.

Los recolectores cavan y descienden a pozos para extraer la tierra, después se pone en costales de treinta kilos y se traslada a los talleres del pueblo. Una vez en el taller se extiende y se deja secar al sol y después se limpia, una vez limpia se pone a remojar durante un mes, la amasan con los pies hasta obtener una masa manejable y comienzan a esculpir las piezas. Se colocan en el horno con constante vigilancia hasta que se cuecen y finalmente con un paño frotan las piezas fuertemente para darle el brillo.

Los artesanos del barro negro no usan moldes ni tornos por lo que hacen el levantamiento que consiste en dar forma a la pieza, sus manos son las únicas herramientas que necesitan para dar forma a la arcilla, una vez levantada la pieza le pasan una esponja húmeda para prepararle y darle el toque especial y singularidad de cada pieza, después se intoducen al horno que aproximadamente tarda 7 horas para terminar su ciclo. Para calentar los hornos se utiliza leña, preferentemente de encino debido a la consistencia en las brasas que produce.

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