Bartolomé De Las Casas

La obra Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Bartolomé De Las Casas es una obra centrada en la conquista de América separada a grandes rasgos por zonas geográficas y centradas en una característica crucial de esta campaña: la violencia y la virulencia con la que la llevaron a cabo.

Esta obra da muestras de la abominación causada por el español al indígena sin importar su ubicación geográfica o su estatus en su sociedad. Demuestra que el hambre español por el oro era mayor que cualquier valor o condición humana poseía. Esta obra refleja la crueldad del español quien no solo se limito a acabar con el indígena si no a masacrarlo y torturarlo. Se muestra la quema, la utilización del cepo, la mutilación, la decapitación, la amputación y los empalamientos como meros elementos de convencimiento para que el indígena logre hablar respecto a la ubicación del oro.

Así también se ve en esta obra el cambio de visión del español para el indígena, no como un ser humano si no como servidumbre sin derecho a piedad ni a suplica, la cual si moría solo necesitaba ser remplazada como quien cambia una prenda de vestir. Y de esto no se salvo nadie ni las mujeres ni los niños, ni siquiera las embarazadas, para el español todo era fuerza laboral.

Esa enorme aberración es la que esta presentada en esta obra la cual ha servido de gran referente para el historiados para demostrar la verdadera cara de la conquista y las secuelas que esta causo en el pueblo Americano.

Breve reseña del autor y contexto histórico.

Nació en 1484 en Sevilla, como consta en la única declaración que sobre su edad nos dejó él mismo. Fue el segundo hijo de Pedro de las Casas, un comerciante de Tarifa y según se cree de familia conversa. Su madre fue Isabel de Sosa.

Su padre se suma en el segundo viaje a América, al mismo tiempo que Bartolomé inicia sus estudios. Cuando su padre regresa le regala un joven indio, y entre ellos nace una corta amistad, ya que en el 1500, Isabel la católica orden que todos los indios que hayan sido traídos de América sean repatriados. Lamentablemente no consta que fuera a la universidad ni que tuviera un título cuando se embarcó para La Española con Nicolás Ovando en 1502.

Él fue el primer sacerdote ordenado en América. Hacia el 1511 oyó que

Misioneros dominicos condenaban la encomienda por los abusos que cometían los españoles cometían.

Cuando se sintió llamado por Dios a predicar en contra la encomienda como injusta afirmó, según su nueva vocación, que los únicos señores legítimos del nuevo mundo eran los indios.

Luego, renunció a sus encomiendas y regresó a España, para comenzar a difundir sus ideas empezar su lucha defendiendo a los indios y contra encomiendas; primero acudió a Fernando el Católico y después al cardenal Cisneros, siendo este último el que lo nombró Protector de Indias (1516). Cuando murió Cisneros siguió la tarea junto a Carlos V y sus consejeros flamencos, y denunció los abusos de los funcionarios que administraban la encomienda de Indias, y se enfrentó a la cerrada enemistad del obispo Fonseca, y Gonzalo Fernández de Oviedo y de los restantes miembros del Consejo de Indias.

En el 1520 volvió a embarcar a América, habiendo recibido del rey las tierras de Cumaná (Venezuela) para ahí aplicar su teoría. Llevó a sus frailes y colonos en, pero en una breve ausencia de él los indios mataron a los españoles y acabaron con el experimento. Posteriormente se retira a Nicaragua a observar y relatar los actos acometidos en América, es en este periodo que comienza el primer período de desacreditación a los postulados de De Las Casas.

En 1547 Las Casas embarco a Veracruz en su regreso definitivo a la península. Empezó entonces para él una segunda época de descrédito, después del desastre de Cumaná. Retirado en el convento de San Gregorio de Valladolid Las Casas vio que sus más allegados misioneros le escribían defendiendo la encomienda y contradiciendo su doctrina. Así, bastante oscurecido por su infructuosa lucha por el pueblo indígena murió fray Bartolomé en 1566.

Visión del cronista del proceso de conquista.

En síntesis Bartolomé De Las Casas ve desde una posición privilegiada el proceso de conquista español en América. Siendo testigo principal de esta solo la pudo categorizar de brutal, barbárica, sangrienta y en un acercamiento a sus palabras no dignas de un buen cristiano.

Observa primeramente desde el año 1492 en La Española los estragos de las campañas españolas quienes al ver a la población tan dócil no duraron en someterla y diezmarla en su afán de búsqueda de oro y de servidumbre. Estos estragos son los causados por los conquistadores los que derivaron en un alzamiento indígena lo cual solo llevo a una justificación del español para así someter violentamente al indígena, es en esta isla donde el cronista hace referencia a cinco reinos indígenas muy prósperos diezmados totalmente por el español encomendero.

Luego, en 1504 y después de la muerte de la reina Isabel de España el trato al indígena es mucho más crudo, esto queda en evidenciado cuando ocurre la devastación que causan los españoles en las islas de Santa Juana y Jamaica. Posteriormente, en Cuba en el año 1511 se empiezan a llevar a cabo las torturas hacia los indígenas en busca de metales preciosos, De Las Casas se refiere a que los españoles solían quemar vivos a varios caciques a la vez en hogueras para obtener de ellos la información sobre donde se encontraba el oro. En este punto es donde se hace referencia a un cacique que posterior a ser torturado le dice a uno de los Frailes que no quiere ir al cielo si en él hay cristianos como los que llegaron a sus tierras a causar el terror y el caos.

Cuando el español llegó a tierra firme en el 1514, el maltrato al indígena solo empeoró, a tal grado que en una de las campañas uno de los conquistadores llegó casi a despoblar el territorio de Darién hasta Nicaragua, torturando indígenas sin remordimiento. En este punto me refiero a la matanza de 40.000 indígenas frente a los ojos de Francisco De San Román, un franciscano al cual se hace referencia por ir a satisfacer sus intereses personales por sobre los de la corona española.

Las matanzas continuaron siendo pan de cada día en

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