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Bismarck y la unificacion alemana


Enviado por   •  4 de Mayo de 2020  •  Biografía  •  1.305 Palabras (6 Páginas)  •  282 Visitas

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Bismarck y la unificación alemana

“Las fronteras de Prusia fijadas por el Tratado de Viena de 1814-5 no favorecen un desarrollo sano del Estado; los grandes problemas de la época no se resolverán con discursos y decisiones tomadas por mayoría- éste fue el tremendo error de 1848 y 1849-, sino con sangre y hierro”. (Massot pag 189)

Otto Von Bismarck. 30-9-1862

“No puede haber un programa gubernamental inmutable que se adapte a todos los tiempos, dado que los tiempos son cambiantes. En tal época, conviene aplicar los métodos dictatoriales o reaccionarios; en tal otra, se aplicará el régimen liberal o progresista. Al reprocharme por haber preconizado otrora (...) una política diferente a la que recomiendo hoy, mis adversarios dan una nueva prueba de su incapacidad; fieles a sus principios, creen poder gobernar cualquier país, en cualquier época, según una fórmula idéntica”. (Massot pag187)

Carta de Bismarck a Herman Hofmann.

Elabore una reflexión acerca del rol desempeñado por Otto von Bismarck en el proceso de unificación alemana. Centre su atención en las ideas sugeridas en los fragmentos seleccionados. Explique a qué se refiere Bismarck en dichos pasajes y ejemplifique.

Luego, confronte la figura de Bismarck con la de Camilo Benso, conde de Cavour. Establezca líneas de contacto y diferencias entre ambos estadistas.

Alumno: Julian Beligoy

Turno Mañana

Historia General

Ensayo personal sobre Bismarck y la unificación alemana

Para explicar la unificación alemana y el rol de Bismarck en ella creo yo que hay que empezar por explicar cuales son los intereses que el Congreso de Viena (1814-1815) tenía para los germanos; intereses cuyas consecuencias derivaron en crear la Confederación Germánica, que abarcaba el territorio político e histórico alemán. La Confederación era una alianza de 39 ciudades/Estado soberanas con un congreso como único sistema constitucional en común, en el cual la presidencia se le había confiado a Austria, aunque Prusia por la posesión de tierras tenía una corresponsabilidad sobre la misma. En menor parte, también eran miembros de esta los reinados de Dinamarca, Inglaterra y Países Bajos por su soberanía sobre Schleswig, Hannover y Luxemburgo, respectivamente. En el congreso, también conocido como “Dieta Federal”, había un reparto de votos tal que era imposible el dominio mayoritario de las grandes potencias austriacas y prusianas que pertenecían a la Confederación por sobre el resto de Estados. Cabe recalcar que el Congreso de Viena tenía como uno de sus principales objetivos que ninguna nación genere una revolución, ya que ellos instauraban y defendían el antiguo régimen, por lo que no querían una Alemania unificada y con un Estado independiente, tal como dijo el colaborador de Metternich, Friedrich von Gentz (1764-1832) “La unificación de todas las estirpes alemanas en un Estado indiviso es un sueño rebatido por mil años de experiencia y finalmente acabado cuya realización no podrá alcanzar ninguna combinación humana, no la podrá forzar la revolución más sangrienta, y que solo unos locos pueden todavía seguir”.  Esta frase a su vez se vería rebatida por los intereses de Otto Von Bismarck, el primer ministro prusiano, que en 1862 había sido nombrado primer ministro de Prusia por el rey Guillermo I y en ese mismo año diría su famosa frase “Las fronteras de Prusia fijadas por el Tratado de Viena de 1814-5 no favorecen un desarrollo sano del Estado; los grandes problemas de la época no se resolverán con discursos y decisiones tomadas por mayoría- éste fue el tremendo error de 1848 y 1849-, sino con sangre y hierro”.

El canciller encadenaría una serie de políticas militares y diplomáticas con un objetivo en común, unificar los Estados alemanes a Prusia manteniendo su sistema de gobierno y excluyendo a Austria, esto se lo llamo la “Pequeña Alemania”, en contraposición a la idea de unificar los Estados alemanes con Austria inclusive, que se lo llamaba “Gran Alemania”. Para unificar a su gobierno los primeros territorios alemanes fuera de su poder, desencadeno la Guerra de los Ducados contra Dinamarca (1864), pidiéndole colaboración a Austria, que ni siquiera era limítrofe de las ciudades que fueron escenario del combate. Después de la victoria austro-prusiana se repartieron los territorios de Schleswig y Holstein respectivamente, aunque Bismarck aprovecho el Zollverein (Unión Aduanera Alemana con Prusia) y el “derecho de elegir de los ciudadanos” para que Holstein termine también uniéndose a Prusia. Aprovechando las tensiones que ambos imperios ya tenían Bismarck impulsó la guerra austro-prusiana, también conocida como la Guerra de las Siete Semanas (1866), con el objetivo de dejar fuera toda posibilidad de unificación alrededor de la corona de Austria. La victoria prusiana hizo que se consolidara como la potencia principal en el norte de Alemania, unificando a su Imperio las ciudades de Hannover, Hesse y Fráncfort. La ultima guerra en los planes de Otto Von Bismarck será contra Francia, en la Guerra franco-prusiana (1870-1871), en la que presiono a Napoleón III para que este (con mucho menor calidad militar) le declare la guerra a Prusia, la victoria prusiana significo la obtención de Alsacia y Lorena, y la unificación Alemana, dándole comienzo al Imperio Alemán, con Guillermo I como Kaiser de Alemania y Otto Von Bismarck como Canciller, que dada la eficiencia con la que conseguía sus objetivos, se le apodo el “Canciller de Hierro”.

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