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Brujas en la baja edad media


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2018  •  Informe  •  3.263 Palabras (14 Páginas)  •  202 Visitas

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Facultad de Ciencias de la Educación

Brujas en la Baja Edad Media

Las mujeres vistas por los ojos de la Inquisición

Isidora Barrera Fuentes


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Resumen

En sus comienzos, en que la iglesia de Roma consolidó su unidad, el crimen de herejía estaba definido como la práctica de negación de ideas religiosas, en este caso del cristianismo, que son rechazadas por las autoridades eclesiásticas. En nombre de la unidad cristiana los herejes eran considerados los traidores al orden y convivencia social de la Baja Edad Media que pasaron a ser sus enemigos. La Inquisición que en sus comienzos tuvo la misión de combatir las sectas que negaban la ortodoxia romana, más tarde se enfocó en los  las personas que cometían actos contrarios a la fe católica, ya sean brujas, adivinos, blasfemos o cualquier persona considerada como sacrilegio. Fue así como bajo la disposición del papa Inocencio VIII, preocupado por la brujería, aparecen en la escena dos antiguos inquisidores dominicos alemanes Heinrich Krämer y Jacobus Sprenger concibieron el Malleus Maleficarum, que significa y bien dice su nombre “El martillo de los Brujos” fue el tratado que dio autoridad en el enfrentamiento con la brujería en Europa. En el presente trabajo describiremos en como La Inquisición en la Baja Edad Media se referían a las brujas y porqué, además de explicar en qué consistía su pensamiento religioso para dar cabida a tal rechazo basándonos en el libro de Malleus Maleficarum como el arma de enfrentamiento a la brujería.

Malleus Maleficarum

Origen

Autor: Jacobus Sprenger y Heinrich Krämer

Fecha: Entre 1485 y 1486

Lugar: Desconocido

Tipo de Fuente: Primaria

Tipo de Documento: Libro

Propósito: Presentar y demostrar el tratado que dio autoridad a jueces, magistrados, sacerdotes relacionados con la Inquisición en Europa Occidental.

Valor: Útil para el estudio de las razones de las persecuciones de brujas en la Baja Edad Media y cómo se efectuaron.

Límite: Traducción ya que el idioma original es latín, subjetividad de la época por influencias cristianas, y edición ya que se está usando para esta investigación una edición del 2016.

Introducción

En sus comienzos, luego de que la Iglesia de Roma se consolidó, la institución correctiva, la Inquisición, tuvo la misión de combatir sectas que negaban la ortodoxia romana, fue más tarde cuando se enfocó en los  las personas que cometían actos contrarios a la fe católica, como las brujas, adivinos, blasfemos o cualquier persona considerada como sacrilegio. Entre los siglos XI y XII no fueron los mejores tiempos para combatir la herejía, ya que esa época se caracterizó ser desorganizada y lejos de lograr eficacia.  El incremento y la persistencia de ciertos cultos y rituales relacionados con el paganismo, además de sumarle la explosiva situación social impulsaron a Gregorio IX a instituir la Inquisición Papal para lograr enjuiciar al reconocido crimen herejía. Esta herramienta ayudo a dar un cierto orden y legalidad al proceso, ya que en ese entonces se castigaba y condenaba al fuego purificador a tan solo sospechosos.

Los papas lograros de apoco institucionalizar y darles matiz legal y por sobre todo terrenal a las persecuciones. Fue así que para el papado de Inocencio VIII, los hechos generados en ese entonces  ponían el acento en los procesos de brujería, que se les acusaba de crímenes como tener relaciones con el diablo, esterilizar el ganado, de provocar tormentas desastrosas para el campo, de corromper las almas, entre otros (Kramer y Sprenger). Primero, en el Imperio de Federico II se impuso la pena de muerte a los herejes, más tarde con Gregorio IX acepto esto aplicando una sanción más drástica para asegurar el cumplimiento creando el Nuevo Tribunal de la Inquisición cuya responsabilidad recayó en la orden dominical. En Aragón se estableció el nuevo tribunal a instancias de san Raimundo, quien redacto un Manual práctico de inquisidores, en el cual se expone como debían actuar los nuevos tribunales, para el cual los cristianos los denominaban como Tiempo de Gracia (Kramer y Sprenger), refiriéndose al momento el cual se estaba purificando el espíritu de los humanos confesando los pecados o crímenes de herejía.

La tortura comenzó a aplicarse en el papado de Inocencio IV, entre ellos se aplicaba la cárcel perpetua o temporal, confiscación de bienes y sin duda, la temida muerte en el fuego purificador, en la hoguera.

Será en el periodo entre el siglo XV hasta el XVIII en que alcanza su mayor poderío y alcance cuando se instituye en la España de los Reyes Católicos, en que aparecen en la escena dos antiguos inquisidores dominicos alemanes Heinrich Krämer y Jacobus Sprenger que concibieron el Malleus Maleficarum, que significa y bien dice su nombre “El martillo de los Brujos” que fue el tratado que dio autoridad en el enfrentamiento con la brujería en Europa abalada por la ley, erguidos en un paradigma del libre pensamiento.

No es casualidad que la brujería cobrase tal auge creciente, el surgimiento de monarquías nacionales y la paulatina desaparición del feudalismo provoco una época de grandes tensiones, la pauperización de la sociedad llevaron a la gente a hacer predicciones de la segunda venida de Cristo, y muchos estaban pensando ya en el juicio final, producto de la escases de recursos, desigual distribución de riquezas y las crecientes guerras, ya durante la Ilustración la Inquisición estuvo en decadencia, elemento que ayuda en la explicación de la locura de la brujería como protesta social y porque tal obsesión por perseguirla y concentrar en ella su aparato represivo, por la razón de hacer creer a los pobres que su estado era responsabilidad de hechizos y embrujos y no de política.

Desarrollo

Para comprender en primera esta obsesión en el alarde de la malignidad y su derrocamiento, según Jacques Le Goff “el hombre del Medievo está obsesionado con el pecado, este pecado lo comete abandonados al Diablo, declarándose vencido frente a los oficiales del pecado, los vicios” (Le Goff, Miccoli y Cardini) Y sin duda uno de los más grandes pecados en la lujuria, que se le atribuye directamente a la mujer medieval.

En el Malleus Maleficarum, precisamente en la Pregunta VI, se cuestiona acerca de las brujas que copulan con demonios, y por qué las mujeres son las principales adeptas a las malvadas supercherías de la cual existen acusaciones principales que se repiten a lo largo de la historia de la persecución. Ante todo, se las acusaba de todos los crímenes sexuales concebibles en contra de los hombres, sobre ellas pesaba la de poseer una sexualidad femenina, son los tres vicios que parecían gobernar a las malas mujeres: la infidelidad, la ambición y la lujuria, así por tanto las mujeres eran las que más se inclinaban al acto de la brujería, culpándolas de hechizar a los hombres por “un amor u odio desmesurados” (Kramer y Sprenger) explicando que Dios castigaba contra los actos carnales, ya que, por la misma razón de que la brujería ínsita a tal acto, la mujer lo provoca y debe ser castigada.

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