CARACTERÍSTICAS POLÍTICAS, ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL ANTIGUO RÉGIMEN. LA POLÍTICA CENTRALIZADORA DE LOS BORBONES.

COMPOSICIÓN 1: CARACTERÍSTICAS POLÍTICAS, ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL ANTIGUO RÉGIMEN. LA POLÍTICA CENTRALIZADORA DE LOS BORBONES.

El Antiguo Régimen abarca desde finales del s. XV hasta finales del s. XVIII. Se caracteriza por el creciente poder de la monarquía, por una sociedad dividida en privilegiados y no privilegiados y por una economía rural.

    La población del Antiguo Régimen se caracteriza por altas tasas de natalidad y mortalidad, por lo que el crecimiento vegetativo era nulo o muy bajo. Pero también hubo pérdidas de cosechas, dando lugar a terribles hambrunas que en ocasiones causaban grandes epidemias, conocidas  como pestes y que causaron gran mortalidad.                                                                                                      La sociedad del s. XVIII seguía siendo estamental y se caracterizaba por la desigualdad jurídica y el inmovilismo. Los estamentos privilegiados (nobleza y clero) eran dueños de la mayor parte del territorio, no pagaban impuestos y ostentaban cargos públicos. La nobleza (10% de la población aproximadamente) estaba formada por la alta nobleza, familias ricas, y por la baja nobleza, hijos menores que no heredaban tierras por la Ley del Mayorazgo. Los no privilegiados eran la mayoría de la población. Este grupo lo formaban la gran burguesía de los negocios, los campesinos, que vivían en condiciones miserables, y los sectores populares de la ciudad. El poder de la nobleza y el clero había impedido el desarrollo de la burguesía comercial e industrial, pero la mejora de la actividad económica permitió su crecimiento a lo largo del siglo XVIII.

    Los pilares de la economía eran la agricultura y la ganadería. Primero los beneficiados fueron los ganaderos con el concejo de la Mesta, pero después se benefició a los agricultores por la falta de alimento. La mayor parte de la tierra estaba amortizada. La Corona, la nobleza y el clero poseían señoríos sobre los que ejercía jurisdicción y obtenían cuantiosas rentas. En el norte de España la tierra se dividía en foros y en el sur en latifundios. En el norte, la mayoría del campesinado era arrendatario o jornalero. En Cataluña los campesinos tenían contratos enfitéuticos, es decir, estables y a perpetuidad. En el sur, la falta de tierras originó un problema de minifundismo, con explotaciones minúsculas incapaces de mantener una familia.                                                                                                                                           La artesanía continuaba organizada de forma gremial (maestro, oficial, aprendiz).                                                                                                                              El comercio era débil, debido a la mala red de comunicaciones, a los costes del transporte y a la competencia europea.

     En cuanto al poder político, hubo un aumento progresivo del poder del Rey hasta tal punto que concentraba los tres poderes. La monarquía pasó de ser autoritaria a absoluta y surgieron secretarios  que aconsejaban al monarca. Desaparecieron las cortes. La justicia se administraba en nombre del rey y la administración local fue la base del sistema de gobierno.

Carlos II murió en 1700 y dejó como heredero a Felipe de Borbón, que accedió al trono en 1701 como Felipe V. Esto provocó un conflicto entre las potencias europeas ya que fortalecía la influencia de los Borbones en Europa. Pero también había otro candidato al trono, Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria. Los Habsburgo, los Países Bajos e Inglaterra formaron la Gran Alianza de la Haya con el apoyo de Portugal, Prusia y el Ducado de Saboya. Felipe V estaba apoyado por Francia. Este conflicto internacional derivó en una Guerra Civil entre Castilla, que apoyaba a Felipe V, y Aragón, que apoyaba a Carlos de Habsburgo. La muerte de José  I en 1711 hizo cambiar las cosas, ya que Carlos heredó el trono del imperio alemán, por lo que ahora era un Habsburgo quien constituía el peligro para las potencias europeas, que mostraron su interés por terminar la guerra y reconocer a Felipe V como Rey de España, que renuncia al reinado de Francia. La paz se firmó en los Tratados de Utrecht y Rastadt (1713-1714) a cambio de importantes concesiones a Austria, a Gran Bretaña y al Ducado de Saboya.

Al instalarse los Borbones en el trono impusieron en España el modelo de absolutismo francés. La reforma del Gobierno se basó en la centralización y en la uniformidad con el fin de eliminar los privilegios, para lo que se van a emprender una serie de reformas:

Felipe V impuso la organización político-administrativa de Castilla a la Corona de Aragón mediante los Decretos de Nueva. Se diseñó una nueva administración territorial y los capitanes generales reemplazaron a los virreyes. Aparecieron los intendentes, los secretarios y los corregidores.                                                                                                                              Se abolieron las cortes de cada reino integrándolas en las de Castilla, que pasaron a ser las Cortes de España, aunque se convocaban muy poco.                                                                                             Se reformó el ejército y la Armada ya que la monarquía absoluta necesitaba un ejército poderoso. Se realizó un reclutamiento triple (voluntarios, vagos y maleantes, y las quintas) y se creó la Guardia Real. Para controlar a la Iglesia los Borbones proponían obispos al Papa y además se expulsó a los jesuitas en 1767.

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