ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

COLORIN COLORADO ESTE CUENTO NO HA ACABADO


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2012  •  2.612 Palabras (11 Páginas)  •  1.032 Visitas

Página 1 de 11

Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches. Alice se encontraba sentada en la ventana de la torre más alta del castillo, observando las estrellas con su vestido azul de gasa casi transparente. Como todas las noches, esperaba ansiosa la señal milagrosa que deseaba desde hace tiempo. Soñaba con lo que su propia vida podría ser si tan sólo llegara esa señal…

El ruido de la puerta para entrar a la torre y los pasos en la gran escalera, que conducía hasta su habitación, la hicieron regresar a la realidad.

Ahí viene de nuevo –pensó angustiada.

La puerta se abrió, y el gran dragón negro "Emmett" del miedo asomó la cabeza.

¿Qué estás haciendo, princesa Alice? –le dijo el dragón con esa voz hosca, desconfiada y dudosa pero siempre imponente que caracteriza a los dragones negros "Emmetts" del miedo.

Espero la señal para salir de aquí –respondió Alice, temerosa ante la presencia de Emmett.

El dragón se expresó con mucha fuerza. –No debes salir de aquí, no puedes hacerlo hasta estar segura de haber escuchado la señal.

Pero debe de haber una manera –dijo Alice desesperada.

Emmett sólo la observó detenidamente, sus ojos rojos contrastaban de manera impresionante con su cuerpo negro, y resaltaban notablemente en el centro de su negra cara. Alice se sentía intimidada siempre ante su presencia.

Alguien muy importante –le dijo el dragón.- Tuvo mucho cuidado al encargarte conmigo, yo soy el mejor guardián.

-Pero no puedes tenerme encerrada para siempre.

¡No podrás salir de aquí hasta haber entendido la señal! –El dragón Emmett del miedo rugió de manera aterradora. El pavor tomó presa a Alice, quien se quedó petrificada.

¡Hay demasiados peligros afuera! –concluyó el dragón dando la vuelta para salir.

-Pero yo…

Hay demasiados peligros afuera y aquí te quedarás. –El dragón del miedo salió azotando la puerta. No se oyó cerradura ni candados, nada que asegurara la puerta. El dragón del miedo sabía que Alice estaba muy asustada como para escapar.

Y así, Alice regresó a la ventana a mirar las estrellas, suspiró profundamente y esperó de nuevo ansiosa por esa señal. Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

¡Un momento!

¿Perdón?

¡Dije un momento! ¿Eso es todo? ¿Me voy a pasar toda la vida sentada en la ventana de la torre esperando la señal?

Este, yo…

Tú siempre cuentas la misma historia, exactamente la misma historia y yo aquí espero ansiosa a que un día cambie, que un día aparezca la maldita señal, que caiga una estrella fugaz, que se obscurezca la luna o que por lo menos salga el sol, pero no, ¡nooooo!... ¿Sabes que esta noche es una noche muy fría, tal vez la más fría de todas? ¡Pero claro que lo sabes! Tú eres la escritora y lo repites DOS veces en la historia.

Eso cierra el círculo de la historia.

¡Qué me importa a mí el círculo de la historia! Estoy cansada, harta, aburrida y muerta de frío… ¿Por qué sabes qué? Esta noche no sólo es muy fría, no sólo es tal vez la más fría de todas las noches… ¡Está helando! Y yo aquí sentada con un vestido azul de gasa casi transparente. ¡Por el amor de Dios! ¿No me pudiste haber escrito aunque sea una frazada?

El lector entiende así tu sufrimiento.

Yo tengo una mejor manera de hacerle entender al lector mi sufrimiento. ¡Estoy en agonía, lector! No sólo estoy esperando la señal que jamás ha llegado y que al parecer jamás llegará, no sólo estoy encerrada en una torre a… ¿?... ¿Qué tan alta es la torre?

No lo sé, no lo había pensado.

¿Eres la escritora y no sabes qué tan alta es la torre en la que me encerraste?

Sólo me la imagino muy alta.

Pues dame la altura que te imaginas.

No sé, 100 metros.

… ¿Sabes algo de arquitectura?

No.

Se nota. Déjame asomarme a la ventana… Tú ve narrando, que es lo único que sabes hacer.

Bien… este… y Alice se asomó a la ventana.

Gracias… mmmm –dudó. No, no dudé, me estoy agarrando del barandal. Perdón. Ponle 15 metros.

Está bien, que sean 15 metros entonces.

Bien, pues como decía: no sólo estoy esperando la señal que jamás ha llegado y que al parecer jamás llegará. No sólo estoy encerrada en una torre a 15 metros de altura, no sólo tengo al negro dragón Emmett del miedo vigilando cada uno de mis movimientos. ¡Además estoy muerta de frío! Crees que si fuera una noche… ya no digamos cálida… ¡templadita! ¿Tú crees que si fuera una noche templadita, el lector entendería menos mi sufrimiento? ¿Tú crees que el lector es idiota? Mmmm… veamos, esta pobre princesa está encerrada en una torre, su madre desapareció, se pasa todas las noches esperando una señal que nunca llega, su vida está vigilada constantemente con el dragón del miedo que, citando a la autora, sus ojos rojos contrastaban de manera impresionante con su cuerpo negro, y resaltaban notablemente en el centro de su negra cara. Que además, citando a la autora; habla con esa voz hosca, desconfiada y dudosa pero siempre imponente que caracteriza a los dragones negros "Emmetts" del miedo. ¡Pero la noche está templada! Seguramente no se la está pasando tan mal.

Perdón, no pensé que la historia te afectara tanto.

No pensó que la historia me afectara tanto. ¡¡No pensó que la historia me afectara tanto!! ¿Leíste eso, lector? Ponte un momento en mi lugar, querido lector. Imagina que te encuentras encerrado en un pequeño espacio, presa del miedo deseando hacer algo para cambiar tu vida, pero no te atreves porque no sabes qué va a pasar. Y esperas ansioso esa señal que te dará la seguridad para atreverte a vivir. ¿Alguna vez te has sentido así? Pues eso es lo que yo siento todas las noches… eternamente, pero hoy ya me cansé y voy a hacer algo al respecto. Y colorín colorado este cuento, aún, no se ha acabado. ¡Y tú, ponte a narrar!

Bien; pues… La princesa, que evidentemente estaba muy molesta con su situación actual…

¡Estoy HARTA!

Esto es… La princesa, que evidentemente estaba HARTA de su situación actual, se armó de valor y… ¿?... ¿Se acercó a la puerta? No puedes hacer eso.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (16 Kb)
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com