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COSMOVISION ROMANA


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  2.969 Palabras (12 Páginas)  •  2.009 Visitas

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ORDEN DIVINO.

Siguiendo las influencias neoplatónicas de Plotino, el medievo postularía que todos los entes existentes en el universo emanan de la ciencia divina y se ordenan en el espacio según su morfología y espiritualidad. A mayor materialidad y complejidad formal su posición espacial y moral será más despreciable.

d. ORDEN ABSOLUTO (DIVINO) DE LAS RELACIONES ESPACIALES.

La corriente neoplatónica agustiniana vería en las relaciones numéricas (geométricas y musicales), por su perfección, el instrumento utilizado por la divinidad en la construcción del mundo. A finales del siglo XII Alanus de Lille describe la creación del mundo comentando que "Dios es el habilidoso arquitecto (elegans architectus) que se construye el cosmos como palacio real, componiendo y armonizando la variedad de las cosas creadas mediante las `sutiles cadenas` de la consonancia musical".

e. INMATERIALIDAD DEL ESPACIO.

En la arquitectura esta cosmovisión se manifestó con especial claridad en la búsqueda de la menor estructura posible de los muros de cerramiento con el fin de lograr una completa identificación del espacio religioso con el más espiritual de los elementos, la luz divina, que se manejaría tamizada para acentuar la idea de trascendencia.

DEL MUNDO CERRADO AL UNIVERSO INFINITO

A mediados del siglo XIII el averroísmo latino pretendía empalmar con el naturalismo griego y dar de mano a la concepción cristiana de la vida. En 1277, ante el intento de secularización y para mantener la ortodoxia los doctores de la Sorborne bajo la firme tutela del obispo de París E. de Tempier, condenaron 219 "errores execrables que ciertos estudios de la Facultad de Artes no temen tratar y discutir en las escuelas" (10). Dos de 219 condenas tuvieron gran trascendencia en el desarrollo del pensamiento occidental: Dios omnipotente, si así lo desea, puede (a) mover el universo con movimiento rectilíneo y (b) crear infinitos mundos.

LA NUEVA CIENCIA Y EL ESPACIO EN LA MODERNIDAD

La necesidad de explicar racionalmente las contradicciones entre las concepciones religiosas aceptadas y las conclusiones físicas y metafísicas contrarias al dogma, que paulatinamente se irían deduciendo de los artículos condenados en París y del desarrollo de una filosofía más nominalista, llevaría a diferenciar claramente entre la teología (lo dado por revelación sobrenatural) y la filosofía (lo que la razón alcanza naturalmente).

Se incentivó así una investigación cada vez más independiente de dogmas, de verdades reveladas y de todas aquellas hipótesis de la física tradicional que no fuesen susceptibles de verificación empírica.

Esta manera original de comprender el mundo se manifestaría en una arquitectura caracterizada por lo siguiente:

a. ORDEN RACIONAL DEL ESPACIO ARQUITECTÓNICO.

La Nueva Ciencia definió el espacio como un ente infinito estructurado según las leyes absolutas de las matemáticas. Autores como León Battista Alberti, Luca Pacioli, Sebastián Serlio, F. Colonna, Paladio, entre otros, afirmaban que la naturaleza de la arquitectura se encontraría en el número o en su esencia numérica. Los recuperados escritos de Vitrubio, al postular la proporción (entendida como relación matemática entre las partes) como base de la belleza, se utilizarían para contrastar esta teoría.

Aquí el número se entiende mucho más como una relación abstracta absoluta y con valor en sí misma, aunque de origen divino, que como la simbolización de la perfección divina

b. VALOR SIMBÓLICO RACIONAL DEL ESPACIO.

Con la racionalización de los procesos de definición del espacio físico cambió la función simbólica de los elementos arquitectónicos. Esta se apoyaría, sobre todo, en razones morfológicas más que teológicas. Fueron los cuerpos geométricos de mayor regularidad (los de mayor capacidad por área de superficie limite o por longitud de perímetro, los construibles con un menor número de elementos, etc.) los que simbolizaron los ideales del humanismo. Asimismo la luz, el elemento escolástico por excelencia de la simbolización divina, fue transformada por la nueva orientación del pensamiento en luz natural.

c. ESPACIO HOMOGÉNEO E INFINITO.

El espacio se presenta homogéneo e infinito. Equivalente en sus cuatro direcciones y con una estructura regular sustentada en las leyes matemáticas de la geometría y la dinámica.

Desde esta perspectiva el espacio arquitectónico se podría entender como un ente homogéneo que actúa a manera de receptáculo de los elementos arquitectónicos y permite sus movimientos (construcción, transformación, desplazamiento, etc.), pero que no impone condición alguna a los cambios de lugar.

d. UNIFORMIDAD DE LAS LEYES ESPACIALES.

Esta idea, consecuencia necesaria de la anterior, implica que toda obra de arquitectura está compuesta de unos mismos elementos básicos y unas únicas leyes generales. En la Iglesia de San Lorenzo de Brunelleschi en Florencia (1421-69) el espacio y todos los elementos arquitectónicos importantes están sujetos a las mismas reglas, las de la verdadera proporción, o sea las relaciones espaciales expresadas en números simples.

e. CONTRASTACIÓN EMPÍRICA DE LAS HIPÓTESIS.

En estas propiedades del espacio humanista subyace la idea de un mundo que existe por si mismo y que, en principio, se puede explicar mecánicamente. Se criticó que la regularidad de las teorías matemáticas no era siempre contrastada por la experiencia, que observaba como podía ser alterada por las condiciones particulares del sujeto que las observa.

Dos corrientes filosóficas principales tratarían de resolver la relación entre las representaciones mentales y la realidad externa a la mente que plantea como problema la filosofía idealista. Cada una de ellas dio una respuesta diferente al concepto de espacio en el marco de la solución al problema planteado:

Para el racionalismo existían, independientes, el mundo de la razón y el mundo extramental. La relación entre ambos estaría asegurada por la existencia de un principio único (unidad del principio supremo, generalmente de carácter divino) cuya esencia son los principios matemáticos.

Contra el apriorismo racionalista, el empirismo afirmaba que todo conocimiento se basa en la experiencia, por lo tanto, no existen conceptos innatos ni hay necesidad de considerar un protofundamento (divino o natural) como garante de la conexión entre lo extenso y la mente.

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